/ lunes 11 de marzo de 2019

A DOBLE ESPACIO

Veo adolescentes incapaces de soltar el celular. No atienden a nadie ni otra cosa, nada más el celular. No sé cómo serán las clases en las aulas actuales; yo renuncié a las aulas cuando no pude captar la atención del grupo debido a que todos estaban pendientes de los mensajes.

Es la nueva forma de Comunicación, a distancia, a salvo de gestos y de agresiones físicas, una forma donde cualquiera es valiente. Si el noviecito corta a la noviecita, lo hace por WhatsApp y se ahorra el reclamo, el llanto, las preguntas incómodas y elimina a la chica de su lista. Todo es más fácil.

Igual si la jovencita ya está harta de chamaquito, le pone “bye” y la relación terminó. Todo es más fácil. Ya no hay temor de cómo abordar el tema, ni circunloquios embarazosos, simplemente se manda un mensaje y el asunto ha quedado zanjado inmediatamente.

No sé cómo son los sentimientos o si les interesan. En la comunicación cara a cara existen muchísimos signos de gran importancia como parte de un todo envolvente. La mirada nos sugiere, el arqueo de cejas, el movimiento de hombros, la mirada furtiva hacia otro lado, en fin, la gestualidad y las señas son clave para el entendimiento más allá del habla simple. Y, por supuesto, mucho más allá de un mensaje con faltas de ortografía.

No sé tampoco si los sentimientos actuales son los mismos o también han sufrido una transformación importante. ¿Qué despierta el amor? ¿Cómo se concibe? ¿Existe el amor como lo conocimos? No lo sé y sospecho que tampoco los jovencitos lo saben.

Es un hecho que las sociedades evolucionan, pero jamás en el pasado —y hablo de todo el pasado— habíamos alcanzado un grado de tecnología interconectada como la actual, por lo tanto, la evolución es mucho más veloz, infinitamente, que en ese pasado. Evoluciona la sociedad y se vuelve caótica a pesar de los ordenadores. Evoluciona hacia un punto sin retorno, hacia el agujero negro de la ignorancia y hacia su destrucción.

No va a ser necesaria ninguna Tercera Guerra Mundial.

Veo adolescentes incapaces de soltar el celular. No atienden a nadie ni otra cosa, nada más el celular. No sé cómo serán las clases en las aulas actuales; yo renuncié a las aulas cuando no pude captar la atención del grupo debido a que todos estaban pendientes de los mensajes.

Es la nueva forma de Comunicación, a distancia, a salvo de gestos y de agresiones físicas, una forma donde cualquiera es valiente. Si el noviecito corta a la noviecita, lo hace por WhatsApp y se ahorra el reclamo, el llanto, las preguntas incómodas y elimina a la chica de su lista. Todo es más fácil.

Igual si la jovencita ya está harta de chamaquito, le pone “bye” y la relación terminó. Todo es más fácil. Ya no hay temor de cómo abordar el tema, ni circunloquios embarazosos, simplemente se manda un mensaje y el asunto ha quedado zanjado inmediatamente.

No sé cómo son los sentimientos o si les interesan. En la comunicación cara a cara existen muchísimos signos de gran importancia como parte de un todo envolvente. La mirada nos sugiere, el arqueo de cejas, el movimiento de hombros, la mirada furtiva hacia otro lado, en fin, la gestualidad y las señas son clave para el entendimiento más allá del habla simple. Y, por supuesto, mucho más allá de un mensaje con faltas de ortografía.

No sé tampoco si los sentimientos actuales son los mismos o también han sufrido una transformación importante. ¿Qué despierta el amor? ¿Cómo se concibe? ¿Existe el amor como lo conocimos? No lo sé y sospecho que tampoco los jovencitos lo saben.

Es un hecho que las sociedades evolucionan, pero jamás en el pasado —y hablo de todo el pasado— habíamos alcanzado un grado de tecnología interconectada como la actual, por lo tanto, la evolución es mucho más veloz, infinitamente, que en ese pasado. Evoluciona la sociedad y se vuelve caótica a pesar de los ordenadores. Evoluciona hacia un punto sin retorno, hacia el agujero negro de la ignorancia y hacia su destrucción.

No va a ser necesaria ninguna Tercera Guerra Mundial.

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