En los tiempos de la 4T, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha machado la ideología del oaxaqueño Benito Pablo Juárez García, cuyo logro principal fue separar el poder de la Iglesia del poder del Estado.
El tabasqueño ha defendido también la separación de los poderes, a pesar de que ha expresado no estar de acuerdo con decisiones del Poder Judicial, así como con el Poder Legislativo.
Ha llegado a decir que su gobierno intenta separar el poder político del poder económico, cuyos caminos se habían cruzado en los últimos sexenios.
AMLO cree que la separación de los poderes le conviene al país, a pesar de que en ocasiones no se piense igual y no se esté de acuerdo. “Cada chango a su mecate”…
CAE DEL ALTAR EL PADRE MARCELO
Así como los maestros en su momento, los sacerdotes gozaron de credibilidad en los pueblos de nuestro país, y claro, en Chiapas no fue la excepción.
Ahí está el ejemplo del obispo Samuel Ruiz García en San Cristóbal de Las Casas o de Felipe Aguirre Franco, quien estuvo casi 30 años en Tuxtla Gutiérrez, a donde todavía regresa de vez en cuando y tiene gran aceptación.
Es innegable el papel que los jerarcas o representantes de la Iglesia Católica juegan dentro de las diferentes regiones y municipios de nuestra entidad; sin embargo, también hay excesos.
Así le ha ocurrido al padre Marcelo Pérez Pérez, quien dejó de ser un actor con credibilidad en el municipio de Simojovel, precisamente porque aventó por un lado su agenda eclesiástica para meterse al juego de la política y el poder.
Después de ser un párroco que representaba a los desprotegidos de su municipio, ahora es rechazado por una mayoría que considera, ha llegado al grado de manipular a los presidentes municipales en turno.
Hace poco fue filtrado un supuesto cheque girado por el ayuntamiento de Simojovel, a cargo de la presidenta municipal, Viridiana Hernández Sánchez, al sacerdote por la cantidad de un millón 200 mil pesos, y a pesar de que hubo quien lo defendió, la evidencia expuesta en su momento habla por sí sola.
Ahora otros presidentes municipales de la región han prendido sus veladoras a la Virgen de Guadalupe, pues temen que el párroco intente moverles el tapete, a menos que haya algún tipo de negociación.
Cuentan que hasta en la Secretaría de Gobierno estatal están fastidiados con el proceder del “padrecito”, quien frecuentemente trata de llevar agua a su molino y gozar de prebendas y privilegios.
ECHAN DE CABEZA AL PADRECITO
Apenas el 2 de septiembre se escribió un nuevo capítulo de la novela que protagoniza el padre Marcelo Pérez Pérez, quien ha tratado de extender su “brazo controlador” a toda la región de Los Bosques e incluso a la Sierra de Chiapas.
En una carta entregada a la Junta de Buen Gobierno de San Andrés Larráinzar, habitantes de Chabajebal, municipio de “San Juan” El Bosque, denuncian que el párroco se ha metido hasta en asuntos de procuración de justicia, lo cual, evidentemente no es asunto suyo.
El comisariado ejidal, el juez rural y el agente rural reclaman los resultados de la investigación de la emboscada suscitada el 24 de octubre de 2018 en el tramo carretero Tierra Caliente-Chabajebal, donde dos personas perdieron la vida y dos más resultaron heridos.
“…está pasando lo mismo que en Acteal”, reclaman las autoridades de El Bosque, quienes en la misma carta relatan que el 7 de noviembre de 2018, en otro hecho violento un anciano tradicional fue asesinado, al grado de perder la cabeza.
Fue el padre Marcelo Pérez Pérez quien levantó el cadáver, a pesar de que “no es una autoridad competente y sin la presencia de los familiares…”
Tanta es la desconfianza que tienen que, los firmantes advierten a la Junta de Buen Gobierno: “si algo nos llegara a pasar en el corto y mediano plazo responsabilizamos directamente al padre Marcelo Pérez Pérez”.
En otra carta dirigida al sacerdote, las mismas autoridades de Chabajebal le hacen saber al clérigo su total descontento con este caso y le piden no volver a intervenir más. “Cada chango a su mecate”…
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