/ martes 25 de enero de 2022

Carrereando la chuleta | La salud es primero nuestra responsabiblidad


En los últimos 14 días el Instituto Mexicano del Seguro Social ha autorizado algo así como 171 mil solicitudes de permisos Covid a trabajadores asegurados ante esta institución. Algunos realizaron el trámite desde de la aplicación, otros acudieron al hospital, vía telefónica, o aprovechando la innovación de la atención en línea a los empleados que presentan síntomas de afecciones respiratorias.

En diciembre todo mundo dijo que iba a haber una nueva ola si no nos cuidábamos, y ese todo mundo no se cuidó, así que no era muy difícil determinar que sería cierto: todo mundo está contagiado, directa o indirectamente, por haber estado en contacto con personas en las pasadas fiestas decembrinas. El pavo se juntó con el Ómicron y una que otra cerveza. Éste es el resultado.

Las estadísticas no son nada alentadoras, por todos lados hay brotes y la medicina no es muy clara todavía aunque la vacuna ha demostrado ser eficiente. El resguardo domiciliario es una alternativa que muchos están utilizando para curarse, y menos mal, no hay que ser irresponsables y andar abonando al contagiadero.

Ojalá y el coronavirus nos sirva para dar un paso muchísimo más importante en la vida de nuestro país: el de la prevención. ¿Recuerda usted las campañas que las empresas pagaron cuando regularon el azúcar, las harinas, la sal y demás cosas que le ponían a los productos que nos tragábamos? Por lo menos ahora ya traen sellos que nos indican qué tan peligroso puede llegar a resultar un producto y en algunos otros como el tabaco definitivamente se les prohibió que se anunciaran en cualquier medio de comunicación, además de las leyendas en las cajetillas.

¿Disminuyeron los casos de Covid pese a toda la campaña de sana distancia y cubrebocas? No. ¿Disminuyeron los casos de diabetes, obesidad infantil y cáncer pulmonar pese a todos los anuncios? No. Yo creo que ya va siendo hora de que usemos el chip de hacerle caso a los que nos cuidan.

¡Qué rápido se nos olvidó a los tapachultecos aquella cola de 2 km para conseguir oxígeno! Un simple cilindro de oxígeno llegó a acostar hasta 40,000 pesos. ¿Sabe cuánto gasta un diabético en su salud? Porque además si algo grave llega a pasar los responsables son las autoridades sanitarias y se tiene que destinar dinero público para cuidar a aquellos que no se quisieron cuidar.

El valemadrismo de nuestra sociedad ha quedado nuevamente demostrado. Si no queremos estar diabéticos, hay que cuidarnos; si no queremos morir de cáncer procuremos una vida saludable, porque si bien es cierto en muchas ocasiones son padecimientos que llegan por accidente, en otras tantas la culpa es mayormente nuestra y no necesariamente de la autoridad.

Ellos están obligados a brindar salud gratuita, de buena calidad, pero nosotros deberíamos obligarnos a cuidarnos. Ayer, escuchaba a un señor, bastante molesto, porque habían cerrado en la clínica Covid en Tapachula. Puede que tenga razón, pero ese mismo sujeto puso karaoke el 31 de diciembre y pasó el micrófono por la boca de todo mundo. Ahí no le preocupaba que hubieran cerrado en la clínica Covid.


En los últimos 14 días el Instituto Mexicano del Seguro Social ha autorizado algo así como 171 mil solicitudes de permisos Covid a trabajadores asegurados ante esta institución. Algunos realizaron el trámite desde de la aplicación, otros acudieron al hospital, vía telefónica, o aprovechando la innovación de la atención en línea a los empleados que presentan síntomas de afecciones respiratorias.

En diciembre todo mundo dijo que iba a haber una nueva ola si no nos cuidábamos, y ese todo mundo no se cuidó, así que no era muy difícil determinar que sería cierto: todo mundo está contagiado, directa o indirectamente, por haber estado en contacto con personas en las pasadas fiestas decembrinas. El pavo se juntó con el Ómicron y una que otra cerveza. Éste es el resultado.

Las estadísticas no son nada alentadoras, por todos lados hay brotes y la medicina no es muy clara todavía aunque la vacuna ha demostrado ser eficiente. El resguardo domiciliario es una alternativa que muchos están utilizando para curarse, y menos mal, no hay que ser irresponsables y andar abonando al contagiadero.

Ojalá y el coronavirus nos sirva para dar un paso muchísimo más importante en la vida de nuestro país: el de la prevención. ¿Recuerda usted las campañas que las empresas pagaron cuando regularon el azúcar, las harinas, la sal y demás cosas que le ponían a los productos que nos tragábamos? Por lo menos ahora ya traen sellos que nos indican qué tan peligroso puede llegar a resultar un producto y en algunos otros como el tabaco definitivamente se les prohibió que se anunciaran en cualquier medio de comunicación, además de las leyendas en las cajetillas.

¿Disminuyeron los casos de Covid pese a toda la campaña de sana distancia y cubrebocas? No. ¿Disminuyeron los casos de diabetes, obesidad infantil y cáncer pulmonar pese a todos los anuncios? No. Yo creo que ya va siendo hora de que usemos el chip de hacerle caso a los que nos cuidan.

¡Qué rápido se nos olvidó a los tapachultecos aquella cola de 2 km para conseguir oxígeno! Un simple cilindro de oxígeno llegó a acostar hasta 40,000 pesos. ¿Sabe cuánto gasta un diabético en su salud? Porque además si algo grave llega a pasar los responsables son las autoridades sanitarias y se tiene que destinar dinero público para cuidar a aquellos que no se quisieron cuidar.

El valemadrismo de nuestra sociedad ha quedado nuevamente demostrado. Si no queremos estar diabéticos, hay que cuidarnos; si no queremos morir de cáncer procuremos una vida saludable, porque si bien es cierto en muchas ocasiones son padecimientos que llegan por accidente, en otras tantas la culpa es mayormente nuestra y no necesariamente de la autoridad.

Ellos están obligados a brindar salud gratuita, de buena calidad, pero nosotros deberíamos obligarnos a cuidarnos. Ayer, escuchaba a un señor, bastante molesto, porque habían cerrado en la clínica Covid en Tapachula. Puede que tenga razón, pero ese mismo sujeto puso karaoke el 31 de diciembre y pasó el micrófono por la boca de todo mundo. Ahí no le preocupaba que hubieran cerrado en la clínica Covid.