En los últimos 14 días el Instituto Mexicano del Seguro Social ha autorizado algo así como 171 mil solicitudes de permisos Covid a trabajadores asegurados ante esta institución. Algunos realizaron el trámite desde de la aplicación, otros acudieron al hospital, vía telefónica, o aprovechando la innovación de la atención en línea a los empleados que presentan síntomas de afecciones respiratorias.
En diciembre todo mundo dijo que iba a haber una nueva ola si no nos cuidábamos, y ese todo mundo no se cuidó, así que no era muy difícil determinar que sería cierto: todo mundo está contagiado, directa o indirectamente, por haber estado en contacto con personas en las pasadas fiestas decembrinas. El pavo se juntó con el Ómicron y una que otra cerveza. Éste es el resultado.
Las estadísticas no son nada alentadoras, por todos lados hay brotes y la medicina no es muy clara todavía aunque la vacuna ha demostrado ser eficiente. El resguardo domiciliario es una alternativa que muchos están utilizando para curarse, y menos mal, no hay que ser irresponsables y andar abonando al contagiadero.
Ojalá y el coronavirus nos sirva para dar un paso muchísimo más importante en la vida de nuestro país: el de la prevención. ¿Recuerda usted las campañas que las empresas pagaron cuando regularon el azúcar, las harinas, la sal y demás cosas que le ponían a los productos que nos tragábamos? Por lo menos ahora ya traen sellos que nos indican qué tan peligroso puede llegar a resultar un producto y en algunos otros como el tabaco definitivamente se les prohibió que se anunciaran en cualquier medio de comunicación, además de las leyendas en las cajetillas.
¿Disminuyeron los casos de Covid pese a toda la campaña de sana distancia y cubrebocas? No. ¿Disminuyeron los casos de diabetes, obesidad infantil y cáncer pulmonar pese a todos los anuncios? No. Yo creo que ya va siendo hora de que usemos el chip de hacerle caso a los que nos cuidan.
¡Qué rápido se nos olvidó a los tapachultecos aquella cola de 2 km para conseguir oxígeno! Un simple cilindro de oxígeno llegó a acostar hasta 40,000 pesos. ¿Sabe cuánto gasta un diabético en su salud? Porque además si algo grave llega a pasar los responsables son las autoridades sanitarias y se tiene que destinar dinero público para cuidar a aquellos que no se quisieron cuidar.
El valemadrismo de nuestra sociedad ha quedado nuevamente demostrado. Si no queremos estar diabéticos, hay que cuidarnos; si no queremos morir de cáncer procuremos una vida saludable, porque si bien es cierto en muchas ocasiones son padecimientos que llegan por accidente, en otras tantas la culpa es mayormente nuestra y no necesariamente de la autoridad.
Ellos están obligados a brindar salud gratuita, de buena calidad, pero nosotros deberíamos obligarnos a cuidarnos. Ayer, escuchaba a un señor, bastante molesto, porque habían cerrado en la clínica Covid en Tapachula. Puede que tenga razón, pero ese mismo sujeto puso karaoke el 31 de diciembre y pasó el micrófono por la boca de todo mundo. Ahí no le preocupaba que hubieran cerrado en la clínica Covid.