/ lunes 30 de agosto de 2021

Carrereando la chuleta | Resultados matan genio


No es la persona que algunos imaginan debería ser, no cumple con el estereotipo, de hecho, no es el comandante que muchos querían pero algo es seguro, sí es el que necesitan los problemas. Toda su vida ha sido policía, quienes lo conocen desde la prepa dicen que entonces la planta ya la tenía.

Es de escuela, no de dicho, tiene formación, capacitación, conocimiento, además de experiencia, constructor de su propia ideología, a la que ni siquiera necesita defender, simplemente es así. Los cargos difícilmente lo marean y le llegan porque es un hombre que sabe trabajar, que no es poca cosa.

Muy directo para contestar, por eso ha tenido más de un problema con algunas personas que prefieren a alguien más tierno, pero como va acompañado de resultados, no hay problema, ¡ah! y no le gusta que le quiten el tiempo, tal vez por eso no les agrada a las personas que están más acostumbradas a los comandantes de camisa larga y corbata que le dan muchas vueltas a las cosas, para de todas formas terminar diciendo que no, o a los que piden muchos aplausos a cambio de un sí.

Somos frontera y eso nos pone en una situación muy complicada. Los números que el comandante Stivalet entregó son buenos, trabajando coordinadamente como debe ser, fueron atendidos los ilícitos que le tocaba investigar y resolver a la dependencia que dirigía, la Comandancia Regional Fronterizo Costa de la Fiscalía del estado de Chiapas.

Era de esperarse que por la naturaleza de su trabajo se encontrara con verdaderas “cartas de desamor” que circularon en redes sociales, en donde más de uno dijo que el comandante lo había visto feo o que le había sacado la lengua, sin embargo, algo que le ha caracterizado a Manuel Stivalet es que difícilmente le hace caso a lo no fundado, todo aquel que llegó y solicitó una audiencia en su oficina de manera formal, fue atendido. Una oficina disciplinada, ordenada, donde los aplausos no eran necesarios y los elogios no eran pedidos, un comandante que acompañado de su personal brindó resultados y solución, sobre todo en asuntos que por su impacto o naturaleza requerían de resultados inmediatos.

Y no es que desde su llegada a la comandancia los ilícitos se hayan acabado, sería una falacia, somos frontera, pero Manuel Stivalet realizó el trabajo de investigación que requería una población como la nuestra, encabezó personalmente las acciones de investigación y se ganó la confianza de los sectores sociales y empresariales. Para estos cargos más que amabilidad se necesita eficiencia, por eso es que le fue confiada la subdirección estatal de la Fiscalía General del Estado, y dudo que con esto se vaya a convertir en el funcionario de guayabera, puedo asegurar que seguirá siendo de botas y pistola en cintura, pero sobre todo de oídos y ojos bien abiertos para detectar en dónde se requiere que las comandancias regionales, los comandantes, se pongan a trabajar.

Por supuesto está muy lejos de ser el superpolicía, pero es alguien que sabe delegar responsabilidades, que si no conoce bien el campo busca quien lo haga y lo haga bien. La encomienda no es fácil, deberá reforzar las comandancias en todo el estado, mantener en buenos números las carpetas de investigación, será el responsable de la coordinación de las comandancias, pero Manuel Stivalet está preparado para eso. No hay rincón del país que se salve de la criminalidad, y aunque los números son altos internamente, no lo son si se comparan con el resto del país y eso sólo puede mantenerse con gente preparada que no baje la guardia.

A veces la percepción social hace que los ciudadanos sientan que no se hace nada desde el Estado y que la situación está igual o peor que antes, pero no necesariamente es la realidad, porque las policías resuelven e investigan los crímenes, capturan a los responsables, y trabajan para reducir los índices delictivos, pero es difícil que los datos a medias que se ventilan en las redes sociales contengan toda la información para conocer los números positivos en el combate a la delincuencia.

Desde este espacio le deseamos muchos logros al comandante, hoy subdirector, Manuel Stivalet, buen amigo y policía, quien espero que así como logró vencer la obesidad, contribuya a que bajen los índices delictivos, el tiempo es el mejor juez y sinceramente, si de seguridad se trata, es mejor un policía con cara de pocos amigos pero con buenos resultados, a un individuo que sonría, que a todo diga que sí, pero que no resuelva ni su vida.


No es la persona que algunos imaginan debería ser, no cumple con el estereotipo, de hecho, no es el comandante que muchos querían pero algo es seguro, sí es el que necesitan los problemas. Toda su vida ha sido policía, quienes lo conocen desde la prepa dicen que entonces la planta ya la tenía.

Es de escuela, no de dicho, tiene formación, capacitación, conocimiento, además de experiencia, constructor de su propia ideología, a la que ni siquiera necesita defender, simplemente es así. Los cargos difícilmente lo marean y le llegan porque es un hombre que sabe trabajar, que no es poca cosa.

Muy directo para contestar, por eso ha tenido más de un problema con algunas personas que prefieren a alguien más tierno, pero como va acompañado de resultados, no hay problema, ¡ah! y no le gusta que le quiten el tiempo, tal vez por eso no les agrada a las personas que están más acostumbradas a los comandantes de camisa larga y corbata que le dan muchas vueltas a las cosas, para de todas formas terminar diciendo que no, o a los que piden muchos aplausos a cambio de un sí.

Somos frontera y eso nos pone en una situación muy complicada. Los números que el comandante Stivalet entregó son buenos, trabajando coordinadamente como debe ser, fueron atendidos los ilícitos que le tocaba investigar y resolver a la dependencia que dirigía, la Comandancia Regional Fronterizo Costa de la Fiscalía del estado de Chiapas.

Era de esperarse que por la naturaleza de su trabajo se encontrara con verdaderas “cartas de desamor” que circularon en redes sociales, en donde más de uno dijo que el comandante lo había visto feo o que le había sacado la lengua, sin embargo, algo que le ha caracterizado a Manuel Stivalet es que difícilmente le hace caso a lo no fundado, todo aquel que llegó y solicitó una audiencia en su oficina de manera formal, fue atendido. Una oficina disciplinada, ordenada, donde los aplausos no eran necesarios y los elogios no eran pedidos, un comandante que acompañado de su personal brindó resultados y solución, sobre todo en asuntos que por su impacto o naturaleza requerían de resultados inmediatos.

Y no es que desde su llegada a la comandancia los ilícitos se hayan acabado, sería una falacia, somos frontera, pero Manuel Stivalet realizó el trabajo de investigación que requería una población como la nuestra, encabezó personalmente las acciones de investigación y se ganó la confianza de los sectores sociales y empresariales. Para estos cargos más que amabilidad se necesita eficiencia, por eso es que le fue confiada la subdirección estatal de la Fiscalía General del Estado, y dudo que con esto se vaya a convertir en el funcionario de guayabera, puedo asegurar que seguirá siendo de botas y pistola en cintura, pero sobre todo de oídos y ojos bien abiertos para detectar en dónde se requiere que las comandancias regionales, los comandantes, se pongan a trabajar.

Por supuesto está muy lejos de ser el superpolicía, pero es alguien que sabe delegar responsabilidades, que si no conoce bien el campo busca quien lo haga y lo haga bien. La encomienda no es fácil, deberá reforzar las comandancias en todo el estado, mantener en buenos números las carpetas de investigación, será el responsable de la coordinación de las comandancias, pero Manuel Stivalet está preparado para eso. No hay rincón del país que se salve de la criminalidad, y aunque los números son altos internamente, no lo son si se comparan con el resto del país y eso sólo puede mantenerse con gente preparada que no baje la guardia.

A veces la percepción social hace que los ciudadanos sientan que no se hace nada desde el Estado y que la situación está igual o peor que antes, pero no necesariamente es la realidad, porque las policías resuelven e investigan los crímenes, capturan a los responsables, y trabajan para reducir los índices delictivos, pero es difícil que los datos a medias que se ventilan en las redes sociales contengan toda la información para conocer los números positivos en el combate a la delincuencia.

Desde este espacio le deseamos muchos logros al comandante, hoy subdirector, Manuel Stivalet, buen amigo y policía, quien espero que así como logró vencer la obesidad, contribuya a que bajen los índices delictivos, el tiempo es el mejor juez y sinceramente, si de seguridad se trata, es mejor un policía con cara de pocos amigos pero con buenos resultados, a un individuo que sonría, que a todo diga que sí, pero que no resuelva ni su vida.