Duque de Santo Ton:
Me gusta mucho tu nueva columna, pero no sé cada cuando sale ni cómo encontrarla en Internet. La busco, la busco y no la encuentro.
Mariel
Comitán
Querida Mariel:
Si te refieres al “Diván del Duque”, puedo decirte que se publica en “El Heraldo de Chiapas”, los días lunes, miércoles y viernes. Para encontrarla en Internet basta con entrar a la página del periódico en los días indicados.
Duque:
Un grupo de amigas y yo queremos que vengas a nuestra preparatoria, aquí en San Cristóbal, para darnos una charla sobre tu oficio de narrador, pero la directora no quiere porque dice que eres un grosero y un mal ejemplo para las niñas de buena familia, como nosotras.
María de Las Mercedes
San Cristóbal
Querida María de Las Mercedes:
Seguramente la directora de tu escuela esconde algo de lo que yo estoy enterado y tiene miedo de que salga a flote en su negocio, es decir, la escuela. No es la primera vez que me sucede.
Querido Duque de Santo Ton:
Mis cuñadas me desprecian porque son ricas desde que nacieron. Ellas vivieron como princesas cuando eran niñas y yo crecí llena de privaciones. Siempre discriminan mi presencia, me hacen a un lado, no me presentan a sus amistades ni me invitan a sus reuniones. Oye Duque, yo ya soy parte de la familia ¿estás de acuerdo?
Mary
Tuxtla Gutiérrez
Querida Mary:
Estoy de acuerdo, pero el hecho de que te hayas casado con su hermano no es impedimento para que tus cuñadas se afrenten del parentesco político que las une contigo. Todo el mundo tiene derecho a sentir lo que siente.
Duque:
Yo no sé por qué mis hermanos salieron todos güeros y con ojos de color, igualitos a los de mi mamá, y yo soy moreno, chaparro y panzón, además de que yo soy de pelo parado y mis hermanos son colochos. Yo soy lampiño y todos ellos parecen ositos de tantos vellos que tienen en el cuerpo.
Axel
San Cristóbal
Querido Axel:
Durante algún tiempo, a muchas parejas (sobre todo a las que abusaron de las drogas en su juventud) se les antojó adoptar un huérfano chamula y lo volvieron una moda. Agradece a Dios las bendiciones con las que te ha colmado y no sigas preguntando porque el que busca, encuentra.
Señor Duque:
Estoy casada con un hombre feo y que además es casi impotente, pero es muy rico y de familia conocida, me sacó de la miseria en la que vivía. Es más feo que un marrano, igual que su hermana, la que también está casada con un joven guapo y honrado, pero igual de pobre que yo. En pocas palabras, mi concuño y yo nos casamos por puro interés con ese par de adefesios y con tal de vivir como ricos tenemos que exhibirnos con ellos y servirlos en la cama. Yo creo que si me le insinúo al esposo de mi cuñada y nos hacemos amantes, de alguna forma nos estaremos vengando de los feos. Eso nos hará sentir mejor, según yo.
Alejandra
Tuxtla Gutiérrez
Querida Alejandra:
Lo que tu concuño y tú están haciendo con ese par de puercos se llama prostitución, aquí y en China. Ustedes venden su cuerpo y reciben su recompensa, por lo que no tienen nada de qué vengarse, al contrario, agradezcan a Dios y a María Santísima que existan dos monstruos dispuestos a pagar por sus “encantos”. De todas maneras si se te antoja echarte un “free” con el esposo de la fea y él también quiere, a darle que es mole de olla ¿total? moral, ninguno de los dos sabe lo que significa eso.
Querido Duque:
Desde que era niña mis papás han sido muy sinceros conmigo y nunca me han ocultado nada relativo al sexo, pero me han hecho ver las ventajas de llegar virgen al matrimonio, sobre todo porque soy bonita y voy a heredar el dinero suficiente como para no buscar quien me mantenga. Hubo un tiempo en que se me hacía una forma de pensar muy pasada de moda, pero ahora creo que si sigo esas normas, voy a lograr el sueño al que aspira toda mujer: hacer un buen matrimonio, tener seguridad económica y formar mi propia familia. De hecho yo no voy a antros, jamás pensé en estudiar fuera de Tuxtla ni mucho menos en trabajar.
Vicky
Tuxtla Gutiérrez
Querida Vicky:
Me gusta tu forma de pensar y saber que tienes tus objetivos bien definidos. Yo también soy de la idea de que el mejor lugar para una mujer está en su casa, y entre más grande y lujosa sea la casa, mejor. Te recomiendo que, de la cintura para abajo, no te dejes tocar por ningún hombre hasta no estar casada, que procures no cambiar de novio a cada rato, que averigües bien sobre las finanzas constantes y sonantes de tus pretendientes; y que no te fíes de las promesas matrimoniales de nadie hasta no tener un anillo de brillantes en el dedo. Las mujeres profesionistas exitosas no son otra cosa que solteronas o divorciadas fracasadas con máscara de felicidad. Las niñas decentes han vuelto a ponerse de moda.
