/ martes 19 de julio de 2022

Los “accidentes” aéreos sin respuesta


El 15 de abril de 1959 en un accidente aéreo perdió la vida Aurora Jiménez Quevedo, la primera diputada federal electa en México. Sucedió cuando viajaba en una avioneta de la empresa Los Tigres Voladores, de Mexicali a la Ciudad de México. La familia sostuvo hasta hace siete años, cuando Josefina Chávez entrevistó a su nieta Karina, que su muerte no fue un accidente.

Nuestra primera diputada federal era una luchadora por los derechos de las y los trabajadores. Se enfrentó, entre muchas, a la empresa cervecera Tecate, tenía ideas socialistas. Apenas cumplía nueve años cuando resplandecía la fuerza del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, en la segunda mitad de los años 30 y edificaba la agenda moderna de las mujeres.

Aurora fue diputada en 1954, un año antes de que todas las mexicanas votáramos. Llama la atención uno de sus discursos en tribuna cuando habló contra las tendencias fanáticas, criticó la visión de quienes abusan del dolor y la pobreza de campesinas y obreras, y fustigó a quienes siempre se oponen a la libertad de las mujeres.

En Aurora se puede encontrar el ideal deseado, mujeres en el poder con conciencia de mujeres y por ampliar sus derechos. Ella fue la primera diputada federal que comprendió el momento histórico que le tocó, un hecho que abría la puerta a las mexicanas para actuar en política y tomar decisiones.

Su sola y única presencia en la 42 Legislatura, hizo tambalear la seguridad que a lo largo de la historia han tenido los hombres del poder y el patriarcado.

Su historia viene a cuento por la impunidad que rodea al menos a una docena de accidentes aéreos en que casualmente mueren personajes incómodos. Y los nuevos accidentes que ponen en duda situaciones sospechosas que no obtienen respuestas, cómo, ¿cuánto se ha disminuido el presupuesto para dar mantenimiento a los aviones de la fuerza aérea? O al metro o la explicación de cómo se entregan, en esta administración, los contratos para obras como el Tren Maya.

De Aurora, según su nieta, tras el accidente aéreo la familia recibió amenazas. Ella en su corto periodo de legisladora, generó tensiones políticas en Baja California. Estorbaba, vaya usted a saber, qué intereses políticos.

Lo sucedido en más de una docena de “accidentes” aéreos en que murieron políticos y políticas “incómodos e incómodas”, están todos sin resolver.

En 1969, diez años después de la muerte anticipada de Aurora, un 4 de junio, murió Carlos A. Madrazo Becerra, conocido por el intento de modificar al PRI y por tanto la vox populi y las voces “analíticas”, 50 años después siguen pensando que no se trató de un accidente.

Tampoco es clara la explicación del accidente de diciembre de 2018 donde murió la gobernadora Martha Érika Alonso Hidalgo, que hoy apenas cumpliría 50 años, y su marido Rafael Moreno Valle; los dos colaboradores de Felipe Calderón, años antes y un largo etcétera.

En ninguno de estos trágicos asuntos fueron satisfactorias las indagaciones. Lo que es clara es la sospecha que carcome, nutre permanentemente la insatisfacción y la sospecha repetida de la impunidad. Esa que crece y se expande, en todas las violencias, como las perpetradas contra las mujeres.

Quienes ostentan el poder engañan, manipulan, escuché cómo lo dijo este lunes la periodista Anabel Hernández, cuando pidió que alguien nos explique qué pasó realmente este fin de semana en el apresamiento de Rafael Caro Quintero, y la caída de un helicóptero que ha enlutado a 15 familias de la Armada de México y cómo explicó que sus indagaciones dejan hoyos negros sobre ilustres personajes como Manuel Bartlett Díaz y su vínculo en el asesinato del agente de la DEA. ¿Las cosas realmente han cambiado? ¿Por qué eso importa a las mujeres? Al tiempo. Veremos.

*Periodista. Directora del portal informativo semmexico.mx



El 15 de abril de 1959 en un accidente aéreo perdió la vida Aurora Jiménez Quevedo, la primera diputada federal electa en México. Sucedió cuando viajaba en una avioneta de la empresa Los Tigres Voladores, de Mexicali a la Ciudad de México. La familia sostuvo hasta hace siete años, cuando Josefina Chávez entrevistó a su nieta Karina, que su muerte no fue un accidente.

Nuestra primera diputada federal era una luchadora por los derechos de las y los trabajadores. Se enfrentó, entre muchas, a la empresa cervecera Tecate, tenía ideas socialistas. Apenas cumplía nueve años cuando resplandecía la fuerza del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, en la segunda mitad de los años 30 y edificaba la agenda moderna de las mujeres.

Aurora fue diputada en 1954, un año antes de que todas las mexicanas votáramos. Llama la atención uno de sus discursos en tribuna cuando habló contra las tendencias fanáticas, criticó la visión de quienes abusan del dolor y la pobreza de campesinas y obreras, y fustigó a quienes siempre se oponen a la libertad de las mujeres.

En Aurora se puede encontrar el ideal deseado, mujeres en el poder con conciencia de mujeres y por ampliar sus derechos. Ella fue la primera diputada federal que comprendió el momento histórico que le tocó, un hecho que abría la puerta a las mexicanas para actuar en política y tomar decisiones.

Su sola y única presencia en la 42 Legislatura, hizo tambalear la seguridad que a lo largo de la historia han tenido los hombres del poder y el patriarcado.

Su historia viene a cuento por la impunidad que rodea al menos a una docena de accidentes aéreos en que casualmente mueren personajes incómodos. Y los nuevos accidentes que ponen en duda situaciones sospechosas que no obtienen respuestas, cómo, ¿cuánto se ha disminuido el presupuesto para dar mantenimiento a los aviones de la fuerza aérea? O al metro o la explicación de cómo se entregan, en esta administración, los contratos para obras como el Tren Maya.

De Aurora, según su nieta, tras el accidente aéreo la familia recibió amenazas. Ella en su corto periodo de legisladora, generó tensiones políticas en Baja California. Estorbaba, vaya usted a saber, qué intereses políticos.

Lo sucedido en más de una docena de “accidentes” aéreos en que murieron políticos y políticas “incómodos e incómodas”, están todos sin resolver.

En 1969, diez años después de la muerte anticipada de Aurora, un 4 de junio, murió Carlos A. Madrazo Becerra, conocido por el intento de modificar al PRI y por tanto la vox populi y las voces “analíticas”, 50 años después siguen pensando que no se trató de un accidente.

Tampoco es clara la explicación del accidente de diciembre de 2018 donde murió la gobernadora Martha Érika Alonso Hidalgo, que hoy apenas cumpliría 50 años, y su marido Rafael Moreno Valle; los dos colaboradores de Felipe Calderón, años antes y un largo etcétera.

En ninguno de estos trágicos asuntos fueron satisfactorias las indagaciones. Lo que es clara es la sospecha que carcome, nutre permanentemente la insatisfacción y la sospecha repetida de la impunidad. Esa que crece y se expande, en todas las violencias, como las perpetradas contra las mujeres.

Quienes ostentan el poder engañan, manipulan, escuché cómo lo dijo este lunes la periodista Anabel Hernández, cuando pidió que alguien nos explique qué pasó realmente este fin de semana en el apresamiento de Rafael Caro Quintero, y la caída de un helicóptero que ha enlutado a 15 familias de la Armada de México y cómo explicó que sus indagaciones dejan hoyos negros sobre ilustres personajes como Manuel Bartlett Díaz y su vínculo en el asesinato del agente de la DEA. ¿Las cosas realmente han cambiado? ¿Por qué eso importa a las mujeres? Al tiempo. Veremos.

*Periodista. Directora del portal informativo semmexico.mx