Una sociedad civilizada no debe volver atrás: linchar al delincuente simplemente muestra el contexto en que se vive, fallan las leyes, el control de la criminalidad y falla la razón de ser como especie dominante del mundo.
Esto sin olvidar el factor de hartazgo, de percepción, el ambiente de la profunda desilusión, la falsa expectativa, dicha todos los días por quien carga sobre sus hombros una idea cada vez más lejana de mejoría que nada más no se alcanza a ver –menos sentir— del ciudadano común.
Y muchos se preguntan qué pasa con la Cuarta Transformación a la que se llegaría por obra y gracia del nuevo Presidente de la República, quien aún no logra doblar la terrible realidad en la que se vive de asaltos, robos, abusos, mentiras y discursos, una precaria vida que, en lugar de mejorar, va en sentido contrario, perdiendo valor, sentido, capacidad de asombro, asesinando ilusiones propias y colectivas.
Esa cascada de mentiras que trae desilusión ha ido tocando la fibra de todos los sectores de la sociedad: desde los empresarios que ven con temor cómo se acaba la estructura del aparato del Estado, hasta el más pobre que espera los programas asistenciales que los lleve a un entorno de felicidad prometida que ya se demoró cinco meses desde que comenzó a materializarse.
Sin embargo, efectos todos ellos de una causa de muchos años, de gobiernos corruptos (se las compro) causantes del cochinero actual, los ciudadanos constructores de triunfos electorales, no deben perder de vista que quienes más pierden no son los delincuentes linchados, si no la sociedad, los civilizados.
Sobre todo, los que han pasado por las vías de la educación, los demócratas participantes de una alternancia política, quienes se muestran como salvajes incapaces de ejercer presión sobre la autoridad y obligarlos a la responsabilidad principal de su razón de ser, que es brindar seguridad pública para todos.
Si se concluye que se debe linchar a todos los delincuentes en una ola sin control y sin freno, se tendrá al rato una sociedad matando a sus vecinos por nada, roto el freno del auto control y el juicio razonable.
Se tendría la fuerza (y las armas) para enmendarle en cada robo, en cada asalto, en cada violación (en cada feminicidio) toda la plana a una autoridad incapaz, ignorante de su función de estar al servicio de la sociedad y la sociedad, haciéndoles el trabajo sucio de taparles sus faltas, sus inexperiencias.
La seguridad pública no es cosa sencilla, pero ya están ahí, deben aprender sobre la marcha, porque si no, lamentable como lo de la Xamaipac, será sólo una anécdota, un vago recuerdo difuso, imperceptible, de cuando quien sea linchada, sea la Policía.
BASE DE DATOS…-
Los estudiantes chiapanecos han tenido excelentes resultados en competencias de robótica tanto a nivel nacional como internacional, por eso no es extraño que sean reconocidos por el gobernador, Rutilio Escandón, quien se reunió con quienes participarán en el Vex Robotics World Championship 2019, en la ciudad de Louisville, Kentucky, Estados Unidos.***
El fiscal General del Estado, Jorge Luis Llaven Abarca recibió una encomienda desde la tribuna del Congreso del estado: dónde están los responsables de los incendios forestales en Chiapas, dónde hay un campesino, terrateniente, latifundista, cañero, ganadero, cazador furtivo, detenido por prenderle fuego a Chiapas.
Es que, dice el diputado Tavi García Macías, no hacen investigaciones profesionales, de a deberás: llegan, preguntan quién quemó y cierran la carpeta de investigación, “pasean con las patrullas nada más”, dijo.***
Juan Salvador Camacho Velasco, le soltó una pedrada en plena frente a Jerónima Toledo, alcaldesa de San Cristóbal de Las Casas: quien está promoviendo las corridas de toros en el marco de la feria de La Primavera y La Paz.
Lo más destacado de todo esto, es que fue el primo del exgobernador Manuel Velasco Coello, quien impulsó a la originaria de Oaxaca a la alcaldía de Morena quién ahora le tunde por cada paso que da la soberbia y engreída Presidenta Municipal “coleta”.
A eso se le llama deslealtad en política —de Jéronima― y ardor ―de Juan Salvador―.***
La Defensoría de Oficio cambió del Edificio C del Poder Judicial del Estado hacia el Bulevar Centenario del Ejército Mexicano No. 4901 en el fraccionamiento Las Torres, frente al Hospital Gómez Maza, donde ahora atenderán.***
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