/ miércoles 23 de marzo de 2022

Paradigma | Crisis ambiental planetaria


El Paradigma Realista, según lo comentó Ballinas1 se centra en la descripción y comprensión del fenómeno, cuestiona la existencia de una realidad externa y valiosa para ser analizada; se centra en comprender la realidad desde diversos ángulos, desde una perspectiva dinámica, múltiple y holística. Esta columna aspira a ser un espacio donde se aborden diversos paradigmas realistas de actualidad, abordaje que contribuya a un mejor entendimiento de nuestro escenario y, por lo tanto, contribuya a una sociedad informada, sana y próspera.

En esta primera aportación pongo en el debate un tema que debe ser de la mayor prioridad de atención, no sólo de las instituciones públicas, sino de toda la sociedad, me refiero a lo que la Organización de las Naciones Unidas ha identificado como “Crisis ambiental planetaria”.

El 30 de junio del 2019, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, dio un discurso preparatorio a la cumbre del clima, donde afirmó categóricamente que el mundo enfrentaba ya una grave emergencia climática, emergencia que progresaba más rápido de lo que los mejores científicos del mundo habían predicho, y que superaba los esfuerzos para abordarlo, además sentenció “La situación solo empeorará a menos que actuemos ahora con ambición y urgencia”. Posteriormente, en diciembre dos del 2020, en la Universidad de Columbia, New York, pronunció el discurso “El estado del planeta”, donde sin ambigüedades afirmó “Para no andarnos con rodeos: el planeta está roto”, su discurso no da lugar a dudas “La humanidad está librando una guerra contra la naturaleza. Esa es una actitud suicida”. La pregunta es ¿con base en qué, el Secretario de la ONU afirmó lo anterior?

En nuestro planeta se han creado entidades y grupos de especialistas como el Convenio para la Diversidad Biológica (CDB), la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) entre muchos otros, que anualmente publican importantes documentos elaborados por expertos de todo el mundo, y que son la base de las decisiones que toman los altos funcionarios de la ONU, es decir, decisiones basadas en el conocimiento. Así, debemos ser conscientes que lo expresado por el Secretario Gutiérrez, posee un enorme y preocupante peso de la realidad que estamos viviendo. Por lo anterior, urge ser responsables de nuestra realidad local y actuar en consecuencia, ya que la crisis a que se ha hecho mención (crisis ambiental planetaria), es una crisis que también se vive en México, en Chiapas, en el Soconusco y en Tapachula.

Como un breve escenario, es posible afirmar, sin temor a equivocarnos, que hoy en día, no hay un solo río en toda la costa de Chiapas que no presente un grado de contaminación, por agroquímicos, por coliformes fecales, por metales pesados y/o por disruptores endócrinos (crisis de contaminación); así también, a pesar de estar legalmente resguardadas, las áreas naturales protegidas son fuertemente amenazadas y actualmente sufren de invasiones que han puesto en serio peligro la vida silvestre, incluso, hay especies que ya han desaparecido, o están a punto de hacerlo, de nuestra región como es el jaguar, el pejelagarto, el tucán, el quetzal entre muchos otros animales (crisis de biodiversidad).

Finalmente, el clima en la región ha sido alterado y el escenario futuro no es nada halagüeño, se cuenta con información veraz, que el océano en esta zona del país (frente a Puerto Madero) se está calentando más aceleradamente de lo que se pronosticó en el 2015, por lo que es muy posible, que las consecuencias sean más intensas y frecuentes de lo que se ha estimado (crisis del clima).

La crisis ambiental planetaria, es una realidad que ya está en nuestras casas, por lo que, en futuras colaboraciones, abordaré cada una de las crisis (contaminación, biodiversidad y clima); sin embargo, actuar ya, es una necesidad apremiante para procurar un mejor futuro para las generaciones venideras, nuestros hijos, nuestros nietos.



El Paradigma Realista, según lo comentó Ballinas1 se centra en la descripción y comprensión del fenómeno, cuestiona la existencia de una realidad externa y valiosa para ser analizada; se centra en comprender la realidad desde diversos ángulos, desde una perspectiva dinámica, múltiple y holística. Esta columna aspira a ser un espacio donde se aborden diversos paradigmas realistas de actualidad, abordaje que contribuya a un mejor entendimiento de nuestro escenario y, por lo tanto, contribuya a una sociedad informada, sana y próspera.

En esta primera aportación pongo en el debate un tema que debe ser de la mayor prioridad de atención, no sólo de las instituciones públicas, sino de toda la sociedad, me refiero a lo que la Organización de las Naciones Unidas ha identificado como “Crisis ambiental planetaria”.

El 30 de junio del 2019, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, dio un discurso preparatorio a la cumbre del clima, donde afirmó categóricamente que el mundo enfrentaba ya una grave emergencia climática, emergencia que progresaba más rápido de lo que los mejores científicos del mundo habían predicho, y que superaba los esfuerzos para abordarlo, además sentenció “La situación solo empeorará a menos que actuemos ahora con ambición y urgencia”. Posteriormente, en diciembre dos del 2020, en la Universidad de Columbia, New York, pronunció el discurso “El estado del planeta”, donde sin ambigüedades afirmó “Para no andarnos con rodeos: el planeta está roto”, su discurso no da lugar a dudas “La humanidad está librando una guerra contra la naturaleza. Esa es una actitud suicida”. La pregunta es ¿con base en qué, el Secretario de la ONU afirmó lo anterior?

En nuestro planeta se han creado entidades y grupos de especialistas como el Convenio para la Diversidad Biológica (CDB), la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) entre muchos otros, que anualmente publican importantes documentos elaborados por expertos de todo el mundo, y que son la base de las decisiones que toman los altos funcionarios de la ONU, es decir, decisiones basadas en el conocimiento. Así, debemos ser conscientes que lo expresado por el Secretario Gutiérrez, posee un enorme y preocupante peso de la realidad que estamos viviendo. Por lo anterior, urge ser responsables de nuestra realidad local y actuar en consecuencia, ya que la crisis a que se ha hecho mención (crisis ambiental planetaria), es una crisis que también se vive en México, en Chiapas, en el Soconusco y en Tapachula.

Como un breve escenario, es posible afirmar, sin temor a equivocarnos, que hoy en día, no hay un solo río en toda la costa de Chiapas que no presente un grado de contaminación, por agroquímicos, por coliformes fecales, por metales pesados y/o por disruptores endócrinos (crisis de contaminación); así también, a pesar de estar legalmente resguardadas, las áreas naturales protegidas son fuertemente amenazadas y actualmente sufren de invasiones que han puesto en serio peligro la vida silvestre, incluso, hay especies que ya han desaparecido, o están a punto de hacerlo, de nuestra región como es el jaguar, el pejelagarto, el tucán, el quetzal entre muchos otros animales (crisis de biodiversidad).

Finalmente, el clima en la región ha sido alterado y el escenario futuro no es nada halagüeño, se cuenta con información veraz, que el océano en esta zona del país (frente a Puerto Madero) se está calentando más aceleradamente de lo que se pronosticó en el 2015, por lo que es muy posible, que las consecuencias sean más intensas y frecuentes de lo que se ha estimado (crisis del clima).

La crisis ambiental planetaria, es una realidad que ya está en nuestras casas, por lo que, en futuras colaboraciones, abordaré cada una de las crisis (contaminación, biodiversidad y clima); sin embargo, actuar ya, es una necesidad apremiante para procurar un mejor futuro para las generaciones venideras, nuestros hijos, nuestros nietos.