/ lunes 6 de enero de 2020

Pobre campo

Cada que nos toca visitar la zona rural de Chiapas nos damos cuenta del abandono en que se encuentra el campo.


Y no se trata solamente de que las autoridades no le inyecten recursos en el sector, sino de lo pulverizada que se encuentra la actividad, la carencia de tecnología, el abandono por parte de los campesinos y hasta lo nocivo de algunos programas sociales.

Principalmente el pequeño productor rural ha dejado de sembrar, porque simplemente resulta “más caro el caldo que las albóndigas”, es decir, se invierte más de lo que se gana.

Peor todavía si la siembra se realiza de temporal. “Ya no llueve como antes”, es una de las principales quejas que se escucha entre los hombres del campo que, prefieren comprar la tortilla en la tortillería a sembrar.

Los distintos programas sociales que se envían en carretadas tampoco surten los efectos esperados. Al contrario, muchas familias prefieren esperar el apoyo gubernamental, en lugar de sacarle provecho a la tierra que, a veces también resiente el paso de los años.

Por eso decimos que, a pesar de que ha pasado el primer año del nuevo gobierno mexicano, cuyas políticas, se dijo, serían distintas en materia agraria, la situación en el sector rural sigue siendo paupérrima. Pobre campo…


ADIÓS AL CAMPO

También existe otro problema que hace suponer que se avecina un panorama sombrío en los siguientes años: la migración de los hijos de los campesinos.

La mayoría de los hijos de los campesinos marchan a la ciudad en busca de una carrera universitaria, lo que implica que jamás regresarán a cultivar la tierra, además de que tampoco tienen seguro un empleo al egresar de su instrucción escolar.

Otros que simplemente deciden trabajar, van en busca de empleo a las grandes ciudades y a los Estados Unidos, lo que también implica que jamás regresarán a laborar en la tierra que los miró nacer.

Agréguele al problema de la migración del campo a las ciudades y al extranjero, la falta de mano de obra.

Los que se quedan en el campo prefieren trabajar de otra cosa que cultivar la tierra, porque se paga muy poco y porque las jornadas laborales son agotadoras.

Peor todavía, los negocios “chuecos” resultan tentadores para los hijos de campesinos que quieren obtener dinero fácil.

Ellos, ante la falta de educación y de empleos bien remunerados, son blanco fácil de la delincuencia organizada.

De continuar en este camino, en algunos años en las zonas rurales la producción agrícola estará completamente abandonada. Sólo sobrevivirán los que tienen grandes extensiones de tierra y acceso a tecnología, aunque también ellos aseguran que los recursos no están llegando como antes. Pobre campo…


IMPORTACIONES

A pesar de que las importaciones mexicanas de maíz, se esperaba, caerían más de ocho por ciento a finales de 2019, éstas siguen siendo por arriba de los 15 millones de toneladas.

México sigue estando considerado el sexto productor maíz en el mundo y el primero en maíz blanco; sin embargo, el 40 por ciento de los granos siguen siendo traídos desde el exterior.

México, lo que también conlleva un riesgo, solamente produce el 60 por ciento de los granos que consumimos.

Uno de los mayores problemas que, grandes y pequeños productores siguen padeciendo es la falta de incentivos para producir la tierra, y no nos referimos únicamente al maíz, sino también a otros alimentos como el frijol, el sorgo, el cacahuate, la calabaza, la piña, el jitomate, entre otros.

Chiapas, considerado en su momento como uno de los estados más productores de maíz, importa, según los últimos datos que se tienen a la mano unas 200 mil toneladas al año.

La cifra oficial, seguramente se queda corta, porque Chiapas tiene una amplia frontera con Centroamérica por donde circulan cientos y miles de toneladas de producción local, es decir, quizá lo que se importa es una cantidad más grande y las autoridades lo desconocen.

En fin, si continuamos como hasta ahora, el panorama del campo chiapaneco es desolador y nos podría pasar factura en los próximos años o décadas. Pobre campo…


www.ensaladadegrillos.com

Facebook: @EnsaladadeG

Twitter: @EnsaladadeG

Cada que nos toca visitar la zona rural de Chiapas nos damos cuenta del abandono en que se encuentra el campo.


Y no se trata solamente de que las autoridades no le inyecten recursos en el sector, sino de lo pulverizada que se encuentra la actividad, la carencia de tecnología, el abandono por parte de los campesinos y hasta lo nocivo de algunos programas sociales.

Principalmente el pequeño productor rural ha dejado de sembrar, porque simplemente resulta “más caro el caldo que las albóndigas”, es decir, se invierte más de lo que se gana.

Peor todavía si la siembra se realiza de temporal. “Ya no llueve como antes”, es una de las principales quejas que se escucha entre los hombres del campo que, prefieren comprar la tortilla en la tortillería a sembrar.

Los distintos programas sociales que se envían en carretadas tampoco surten los efectos esperados. Al contrario, muchas familias prefieren esperar el apoyo gubernamental, en lugar de sacarle provecho a la tierra que, a veces también resiente el paso de los años.

Por eso decimos que, a pesar de que ha pasado el primer año del nuevo gobierno mexicano, cuyas políticas, se dijo, serían distintas en materia agraria, la situación en el sector rural sigue siendo paupérrima. Pobre campo…


ADIÓS AL CAMPO

También existe otro problema que hace suponer que se avecina un panorama sombrío en los siguientes años: la migración de los hijos de los campesinos.

La mayoría de los hijos de los campesinos marchan a la ciudad en busca de una carrera universitaria, lo que implica que jamás regresarán a cultivar la tierra, además de que tampoco tienen seguro un empleo al egresar de su instrucción escolar.

Otros que simplemente deciden trabajar, van en busca de empleo a las grandes ciudades y a los Estados Unidos, lo que también implica que jamás regresarán a laborar en la tierra que los miró nacer.

Agréguele al problema de la migración del campo a las ciudades y al extranjero, la falta de mano de obra.

Los que se quedan en el campo prefieren trabajar de otra cosa que cultivar la tierra, porque se paga muy poco y porque las jornadas laborales son agotadoras.

Peor todavía, los negocios “chuecos” resultan tentadores para los hijos de campesinos que quieren obtener dinero fácil.

Ellos, ante la falta de educación y de empleos bien remunerados, son blanco fácil de la delincuencia organizada.

De continuar en este camino, en algunos años en las zonas rurales la producción agrícola estará completamente abandonada. Sólo sobrevivirán los que tienen grandes extensiones de tierra y acceso a tecnología, aunque también ellos aseguran que los recursos no están llegando como antes. Pobre campo…


IMPORTACIONES

A pesar de que las importaciones mexicanas de maíz, se esperaba, caerían más de ocho por ciento a finales de 2019, éstas siguen siendo por arriba de los 15 millones de toneladas.

México sigue estando considerado el sexto productor maíz en el mundo y el primero en maíz blanco; sin embargo, el 40 por ciento de los granos siguen siendo traídos desde el exterior.

México, lo que también conlleva un riesgo, solamente produce el 60 por ciento de los granos que consumimos.

Uno de los mayores problemas que, grandes y pequeños productores siguen padeciendo es la falta de incentivos para producir la tierra, y no nos referimos únicamente al maíz, sino también a otros alimentos como el frijol, el sorgo, el cacahuate, la calabaza, la piña, el jitomate, entre otros.

Chiapas, considerado en su momento como uno de los estados más productores de maíz, importa, según los últimos datos que se tienen a la mano unas 200 mil toneladas al año.

La cifra oficial, seguramente se queda corta, porque Chiapas tiene una amplia frontera con Centroamérica por donde circulan cientos y miles de toneladas de producción local, es decir, quizá lo que se importa es una cantidad más grande y las autoridades lo desconocen.

En fin, si continuamos como hasta ahora, el panorama del campo chiapaneco es desolador y nos podría pasar factura en los próximos años o décadas. Pobre campo…


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