“La crisis mundial no está tratando bien a los jóvenes… Estamos corriendo el riesgo de tener una generación que no trabaja. Del trabajo viene la dignidad de una persona … Cuando aislamos a los jóvenes ... los despojamos de la posibilidad de pertenecer, y los jóvenes tienen que pertenecer”; Papa Francisco, 22 de julio de 2013.
Decía al respecto Karl Marx: “El trabajo dignifica al hombre”, pero hoy podemos añadir que no es el trabajo lo que dignifica al hombre, sino el salario justo, toda vez que el esclavo o el obrero explotado también trabaja pero es subsumido a un estado en el que no se respetan sus derechos humanos más básicos. Hoy, hay una creciente crisis mundial de desempleo y de subempleo en los jóvenes, la que les despoja de su dignidad al no tener un trabajo dignamente remunerado, al respecto, dijo la ganadora del Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, a las firmas extranjeras convocadas en el Foro Económico Mundial del 2012; “es como sentarse en una bomba de tiempo social y económica.”
¿Cómo puede el voluntariado - realizado por los jóvenes y en apoyo a los jóvenes - hacer frente a esta crisis?
A medida que el proceso de globalización de las economías se va extendiendo e imponiendo, el cambiante mundo de la economía y el trabajo pone énfasis en controlar y elevar la productividad de los recursos humanos involucrados; una consecuencia de esto ha sido el debate acerca de los mecanismos con los que las instituciones educativas forman a los recursos humanos y la necesidad de revisar los contenidos y los métodos de enseñanza. El concepto que se utiliza hoy en relación con la educación es el de las competencias, que aparecieron primeramente relacionadas con los procesos productivos de las empresas, particularmente en el campo tecnológico; lo anterior viene desde Inglaterra y Alemania que fueron los primeros países que buscaron precisar los requisitos que debían cumplir las personas que aspiraban a obtener una certificación oficial para ejercer los oficios, por lo cual, se debían tener conocimientos especiales, que aplicados correctamente, facultaban a una persona para desempeñarse perfectamente en un oficio; con los años ese concepto –el de las competencias– se amplió hasta tocar el ámbito de la educación y desde hace al menos veinte años este cambió la forma en que se enseña, desde la primaria hasta el nivel profesional.
En los últimos años, desde el punto de vista laboral, se reconoció que las cualidades de las personas para desempeñarse productivamente en una situación de trabajo, no sólo dependían de las situaciones de aprendizaje escolar formal, sino también de la instrucción derivada de las experiencias en situaciones concretas, este tipo de educación, además de reconocer los estudios escolares formales, también lo hace con los conocimientos, habilidades y destrezas adquiridos fuera de las aulas, ya que que hoy en día para las grandes empresas no bastan los diplomas, títulos o certificados para calificar a una persona como competente laboral o profesionalmente, hoy se cuestiona esa suficiencia de los títulos universitarios y técnicos al plantearse que es más importante poseer competencias para la solución de problemas específicos que tener una preparación en lo abstracto y general.
Los psicólogos y neurocientíficos afirman que, desde la infancia hasta la adolescencia se aprende básicamente por dos mecanismos: por observación y por ensayo y error; las neuronas espejo son un tipo de células nerviosas responsables de que imitemos algunas conductas que están realizando otras personas delante de nosotros, como bostezar, rascarnos o toser, esta imitación de conductas que se observan en los niños son aprendidas de sus padres y cuidadores; en la adolescencia, de los estereotipos de moda o de las personas que presentan las habilidades de liderazgo nato e influyentismo -artistas, maestros, amigos-, por lo que es esencial que los que los jóvenes vean, practiquen y sigan, sean hábitos de vida saludables para establecer un buen ejemplo. No se trata de ser perfectos, sino de mostrar una actitud positiva hacia la salud física y mental.
El voluntariado juvenil permite la participación activa de los jóvenes en proyectos y en la realización de actividades, siendo una forma que permite que ellos contribuyan positivamente y desarrollen habilidades y valores importantes para el desarrollo en la vida –personal y profesional–, independientemente a que áreas lo dirijan, como es la educación, la salud, la conservación ambiental, la ayuda humanitaria, el arte y la cultura, entre otros; ya sean individualmente o en grupo – que este segundo mejora las habilidades para desarrollar un buen trabajo en equipo–, sin importar como lo hagan de manera puntual o continuada, esto dependerá de su intereses y disponibilidad; pero sin duda, en todos los casos tiene múltiples beneficios para los jóvenes, como: el desarrollo de habilidades sociales, el liderazgo, el trabajo en equipo, com ubicación efectiva, la tolerancia, resilencia, la competencia, la resolución de problemas, así como el desarrollo de la identidad y la adquisición de valores como la solidaridad, la responsabilidad social, empatía y el compromiso con la comunidad; el aprendizaje y enriquecimiento personal, es otro de los beneficios conseguidos, ya que tienen la oportunidad de tener mayor conocimiento sobre diferentes realidades sociales, culturales y económicas, lo que les permite ampliar su perspectiva del mundo y ser más empáticos con los demás y ser humildes, realistas, sensatos y centrados, en una sola frase, vivir con los pies en la tierra, brindándoles la oportunidad de interactuar con personas de diferentes culturas y orígenes socioeconómicos, esto puede ser muy enriquecedor y les permitirá ampliar sus horizontes y comprender mejor la diversidad humana; lo que les traerá fortalecimiento de la autoestima, inteligencia emocional y la confianza para su desenvolvimiento óptimo en la vida, ya que les permite sentir que están haciendo una diferencia positiva en la comunidad y que sus acciones tienen un impacto en el mundo, haciendo una diferencia positiva en la vida de los demás, lo que puede ser muy gratificante y satisfactorio para los jóvenes y adolescentes y a todo esto no podemos dejar pasar por alto una de las actividades también muy importantes para su desarrollo profesional y la posible generación de oportunidades futuras que es, que en todas estas actividades realizan el networking (proceso o habilidad que permite crear o ampliar una red de contactos profesionales), ya que puede ser una excelente manera de establecer contactos y crear redes de trabajo, siendo beneficioso para su futuro profesional y personal y a todo lo anterior, no podemos olvidar el impacto en la salud mental y física que les puede generar, lo que hemos hablado en otras columnas y se encuentra sustentado por investigaciones científicas.
Por todo lo anterior, ejercer el voluntariado juvenil como una asignatura en las escuelas hoy en día es una excelente opción para los jóvenes, ya que éste es un período en la vida en el que suelen tener más tiempo libre, menos responsabilidades y más energía para dedicarse a actividades extracurriculares; además, durante este período, muchos jóvenes están en la transición de la educación a la vida laboral, y puede ser una buena forma de adquirir experiencia y habilidades que pueden ser útiles en su futuro profesional al permitirles tener las competencias laborales necesarias para allegarse de un salario digno.
Cultivar y hacer voluntariado puede ser una experiencia enriquecedora y valiosa para los jóvenes que buscan desarrollarse personal y profesionalmente mientras contribuyen al bienestar de la sociedad, logrando: Generar un propósito en la vida; autonomía; fomentar sentimientos de compromiso con alto sentido de pertenencia; pensamiento crítico y un espíritu ciudadano, siendo la herramienta transformadora para impulsar una ciudadanía activa y participativa, para lo que resulta vital involucrar a más personas, especialmente a estos jóvenes, como agentes de cambio en temas de actualidad tan fundamentales como el cambio climático, las desigualdades o la defensa por los derechos de por y para todos.
Es por ello que RedSalud Internacional y sus aliados le apuestan a los jóvenes; a formar una red de Jóvenes con Causa, los cuales desarrollen e implementen sus habilidades de liderazgo a través de un programa, con el objetivo que los jóvenes desarrollen proyectos, en su totalidad, para ayuda de sus comunidades, convirtiéndose en agentes de cambio, portavoces y lideres comunitarios, apoyados y reforzados por los recursos de nuestra fundación. Si tu quieres ser parte de este gran proyecto, no dejes de contactarnos en direccion@rsalud.com.mx.