/ jueves 1 de agosto de 2024

Salud en la Red / La cultura del victimismo; una tendencia que puede dañar, las relaciones interpersonales y a las propias supuestas víctimas

Todo el mundo ha experimentado ser victima en algún momento de su vida; algunos lo han sido de persecuciones políticas y agresiones violentas, mientras que otros han sufrido desprecios menores, como acoso escolar, insultos verbales e interrupciones al hablar, etc. La mayoría de nosotros también hemos vivido situaciones en las que la presunta condición de víctima se deriva de una suposición errónea: por ejemplo, un conductor que “corta el paso” a otro vehículo cambiando bruscamente de carril puede parecer malintencionado, pero puede resultar que sólo esté intentando llegar al hospital lo antes posible para llevar a alguien gravemente enfermo. Sin embargo, algunos de nosotros tenemos la costumbre de adoptar la postura de víctimas con demasiada facilidad y frecuencia, una tendencia que puede dañar las relaciones interpersonales y sobre todo a las propias supuestas víctimas y a las personas que las rodean.

En diversos momentos de nuestras vidas, todos podemos sentirnos más vulnerables ante ciertas si-tuaciones y/o ciertas personas y percibirnos víctimas de la situación, lo que es algo completamente lícito y temporal; sin embargo, el victimizarse en todo momento o victimismo crónico, caracteriza a las personas que se sienten víctimas de todo y de todos.

Actualmente podemos decir que hay una epidemia de victimismo generalizado -personas victimizán-dose por la situación económica, por las condiciones de seguridad del país, por la juventud desenfre-nada, por el alto índice de adicciones, por las enfermedades que tienen y el dolor que les conlleva, entre muchas otras cosas-, es bastante frecuente encontrarte en tu vida con personas que van de víctimas y de pobrecitos, a los cuales se les debe todo, que no se responsabilizan de sus actos y la consecuencias de estos.

Las personas que presentan esta actitud se hacen la víctima continuamente y van por la vida queján-dose de todo lo que les pasa, de la mala suerte que tienen en la vida, de la falta de consideración que tienen los demás hacia ellos y terminan siendo, a los ojos de los demás, personas que buscan mani-pular a través del chantaje emocional por medio de roles de causar lástima o pena, pues normalmente otras personas entran en el juego del manipulador quien busca siempre a un culpable para volcar su actitud negativa.

El victimismo es un trastorno paranoide de la personalidad, muy común, en el que el sujeto adopta el papel de víctima a fin de, por un lado, culpar a otros de conductas propias y, por otro, enarbolar la compasión de terceros como defensa a supuestos ataques, y también así obtener algunos beneficios específicos que ellos esperan.

Según el SMD (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) el trastorno paranoide de la personalidad se caracteriza por un patrón generalizado de desconfianza injustificada y sospecha de los demás que implica la interpretación de sus motivos como maliciosos, incluso cuando tienen una justificación escasa o nula para estos sentimientos. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos y el tratamiento consiste en terapia cognitivo-conductual y a veces medicamentos.

La prevalencia media estimada es del 3,2%, pero puede llegar hasta el 4,4% y existe cierta evidencia de aumento de ella al interior de un mismo seno familiar; algunas evidencias sugieren un vínculo entre este trastorno y el abuso emocional y/o físico en la infancia. Esta condición se asocia con otras comorbilidades y rara vez es el único diagnóstico. Las patologías comunes que le acompañan incluyen trastornos del pensamiento esquizofrenia, trastorno de la ansiedad, trastorno por estrés postraumático, alcoholismo y trastorno límite de la personalidad, entre otros. Esta condición suele estar asociada a personas con poco empoderamiento, una alta inmadurez y una gran falta de control de sus vidas, ellas suelen caer en la depresión o en una distimia -trastorno depresivo persistente en el tiempo-.

Las acciones o consecuencias relacionadas al victimismo no solo pueden ser dañinas para quien la padece, sino también para aquellos que están a su alrededor, generando un entorno tóxico en las relaciones interpersonales.

Quien asuma dicho papel durante muchos años tendrá que hacer un gran esfuerzo para salir de allí y encontrar nuevos puntos de vista. En éste proceso es muy útil contar con la ayuda de un psicotera-peuta y también es importante que las personas a su alrededor cambien radicalmente su posición para no reforzar ésta actitud victimista.

Sí has tenido que tratar con una persona con ésta condición, sabes lo difícil que puede ser comuni-carse con ella.

Aunque puede ser desafiante tratar con personas victimistas, comprender sus motivaciones y necesi-dades puede brindar varios beneficios en la relación y la convivencia continua; en primer lugar, nos permite establecer vínculos más fuertes y profundos con ellas, solo si somos capaces de entender por qué se comportan de esa manera, podremos mostrar empatía y compasión hacia sus situaciones y, en consecuencia, construir relaciones más auténticas. Si bien no podemos controlar la forma en que los demás se comportan, podemos influenciarlos en un comportamiento más sano, dándoles las herramientas necesarias y marcando límites claros para abandonar su dinámica de victimización.

Tratar con éstas personas puede ser un reto para su círculo cercano, uno que no podrán superar si no hay un seguimiento progresivo de por medio, pero existen estrategias efectivas para lidiar con ellas, tales como:

1. Evita caer en su juego. Las personas victimistas a menudo buscan atención y compasión y pueden tratar de hacerte sentir culpable o manipularte. No te dejes engañar y evita convertirte en su chivo expiatorio. Mantén una postura firme y razona con ellos de manera empática y clara;

2. Establece límites saludables. Es importante delimitar para evitar que una persona así te manipule emocionalmente. Comunica tus límites de manera clara y coherente y mantén una postura firme sin ser agresivo;

3. Mantén una comunicación clara. Cuando trates con éstas personas, es importante ser claro y con-ciso en tu comunicación; evita ser vago o ambiguo y trata de ser lo más directo posible, de esta forma, se evitarán confusiones y malentendidos, pero sobre todo;

4. No les alimentes su victimismo, evita caer en el juego de una persona con esas características y no le des la atención que busca; en lugar de eso, trata de abordar el problema de manera más práctica y objetiva, y finalmente;

5.Recompensa la actitud positiva, cuando una persona victimista adopta una actitud más benéfica y constructiva, debes reconocerla y recompensarla, eso les ayudará a abandonar su mentalidad de víctima y a desarrollar una actitud más sana.

Recuerda tener presente siempre si tienes a un familiar o persona cercana con este trastorno, que a pesar que no puedes obligarle a buscar tratamiento, si debes tomar medidas para mejorar la comuni-cación, establecer límites sanos y estabilizar su relación.

Debemos considerar que la salud no solo es la ausencia de enfermedad física, la salud mental es tan importante que hoy en día los últimos estudios han demostrado que gran porcentaje de las enferme-dades físicas vienen de origen mental, ya que es un binomio que no se puede separar.

Correo: direccion@rsalud.com.mx

Todo el mundo ha experimentado ser victima en algún momento de su vida; algunos lo han sido de persecuciones políticas y agresiones violentas, mientras que otros han sufrido desprecios menores, como acoso escolar, insultos verbales e interrupciones al hablar, etc. La mayoría de nosotros también hemos vivido situaciones en las que la presunta condición de víctima se deriva de una suposición errónea: por ejemplo, un conductor que “corta el paso” a otro vehículo cambiando bruscamente de carril puede parecer malintencionado, pero puede resultar que sólo esté intentando llegar al hospital lo antes posible para llevar a alguien gravemente enfermo. Sin embargo, algunos de nosotros tenemos la costumbre de adoptar la postura de víctimas con demasiada facilidad y frecuencia, una tendencia que puede dañar las relaciones interpersonales y sobre todo a las propias supuestas víctimas y a las personas que las rodean.

En diversos momentos de nuestras vidas, todos podemos sentirnos más vulnerables ante ciertas si-tuaciones y/o ciertas personas y percibirnos víctimas de la situación, lo que es algo completamente lícito y temporal; sin embargo, el victimizarse en todo momento o victimismo crónico, caracteriza a las personas que se sienten víctimas de todo y de todos.

Actualmente podemos decir que hay una epidemia de victimismo generalizado -personas victimizán-dose por la situación económica, por las condiciones de seguridad del país, por la juventud desenfre-nada, por el alto índice de adicciones, por las enfermedades que tienen y el dolor que les conlleva, entre muchas otras cosas-, es bastante frecuente encontrarte en tu vida con personas que van de víctimas y de pobrecitos, a los cuales se les debe todo, que no se responsabilizan de sus actos y la consecuencias de estos.

Las personas que presentan esta actitud se hacen la víctima continuamente y van por la vida queján-dose de todo lo que les pasa, de la mala suerte que tienen en la vida, de la falta de consideración que tienen los demás hacia ellos y terminan siendo, a los ojos de los demás, personas que buscan mani-pular a través del chantaje emocional por medio de roles de causar lástima o pena, pues normalmente otras personas entran en el juego del manipulador quien busca siempre a un culpable para volcar su actitud negativa.

El victimismo es un trastorno paranoide de la personalidad, muy común, en el que el sujeto adopta el papel de víctima a fin de, por un lado, culpar a otros de conductas propias y, por otro, enarbolar la compasión de terceros como defensa a supuestos ataques, y también así obtener algunos beneficios específicos que ellos esperan.

Según el SMD (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) el trastorno paranoide de la personalidad se caracteriza por un patrón generalizado de desconfianza injustificada y sospecha de los demás que implica la interpretación de sus motivos como maliciosos, incluso cuando tienen una justificación escasa o nula para estos sentimientos. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos y el tratamiento consiste en terapia cognitivo-conductual y a veces medicamentos.

La prevalencia media estimada es del 3,2%, pero puede llegar hasta el 4,4% y existe cierta evidencia de aumento de ella al interior de un mismo seno familiar; algunas evidencias sugieren un vínculo entre este trastorno y el abuso emocional y/o físico en la infancia. Esta condición se asocia con otras comorbilidades y rara vez es el único diagnóstico. Las patologías comunes que le acompañan incluyen trastornos del pensamiento esquizofrenia, trastorno de la ansiedad, trastorno por estrés postraumático, alcoholismo y trastorno límite de la personalidad, entre otros. Esta condición suele estar asociada a personas con poco empoderamiento, una alta inmadurez y una gran falta de control de sus vidas, ellas suelen caer en la depresión o en una distimia -trastorno depresivo persistente en el tiempo-.

Las acciones o consecuencias relacionadas al victimismo no solo pueden ser dañinas para quien la padece, sino también para aquellos que están a su alrededor, generando un entorno tóxico en las relaciones interpersonales.

Quien asuma dicho papel durante muchos años tendrá que hacer un gran esfuerzo para salir de allí y encontrar nuevos puntos de vista. En éste proceso es muy útil contar con la ayuda de un psicotera-peuta y también es importante que las personas a su alrededor cambien radicalmente su posición para no reforzar ésta actitud victimista.

Sí has tenido que tratar con una persona con ésta condición, sabes lo difícil que puede ser comuni-carse con ella.

Aunque puede ser desafiante tratar con personas victimistas, comprender sus motivaciones y necesi-dades puede brindar varios beneficios en la relación y la convivencia continua; en primer lugar, nos permite establecer vínculos más fuertes y profundos con ellas, solo si somos capaces de entender por qué se comportan de esa manera, podremos mostrar empatía y compasión hacia sus situaciones y, en consecuencia, construir relaciones más auténticas. Si bien no podemos controlar la forma en que los demás se comportan, podemos influenciarlos en un comportamiento más sano, dándoles las herramientas necesarias y marcando límites claros para abandonar su dinámica de victimización.

Tratar con éstas personas puede ser un reto para su círculo cercano, uno que no podrán superar si no hay un seguimiento progresivo de por medio, pero existen estrategias efectivas para lidiar con ellas, tales como:

1. Evita caer en su juego. Las personas victimistas a menudo buscan atención y compasión y pueden tratar de hacerte sentir culpable o manipularte. No te dejes engañar y evita convertirte en su chivo expiatorio. Mantén una postura firme y razona con ellos de manera empática y clara;

2. Establece límites saludables. Es importante delimitar para evitar que una persona así te manipule emocionalmente. Comunica tus límites de manera clara y coherente y mantén una postura firme sin ser agresivo;

3. Mantén una comunicación clara. Cuando trates con éstas personas, es importante ser claro y con-ciso en tu comunicación; evita ser vago o ambiguo y trata de ser lo más directo posible, de esta forma, se evitarán confusiones y malentendidos, pero sobre todo;

4. No les alimentes su victimismo, evita caer en el juego de una persona con esas características y no le des la atención que busca; en lugar de eso, trata de abordar el problema de manera más práctica y objetiva, y finalmente;

5.Recompensa la actitud positiva, cuando una persona victimista adopta una actitud más benéfica y constructiva, debes reconocerla y recompensarla, eso les ayudará a abandonar su mentalidad de víctima y a desarrollar una actitud más sana.

Recuerda tener presente siempre si tienes a un familiar o persona cercana con este trastorno, que a pesar que no puedes obligarle a buscar tratamiento, si debes tomar medidas para mejorar la comuni-cación, establecer límites sanos y estabilizar su relación.

Debemos considerar que la salud no solo es la ausencia de enfermedad física, la salud mental es tan importante que hoy en día los últimos estudios han demostrado que gran porcentaje de las enferme-dades físicas vienen de origen mental, ya que es un binomio que no se puede separar.

Correo: direccion@rsalud.com.mx

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