/ martes 11 de junio de 2019

Un gran acuerdo para la productividad de Chiapas

La productividad es hacer más con menos, es aprovechar de manera eficiente los recursos -que siempre son escasos-, para mejorar en su consecuencia: la competitividad. En este sentido, hoy por hoy existen entidades federativas en México que cuentan con un enorme potencial de crecimiento y desarrollo, pero que padecen altos niveles de marginación y pobreza -como Chiapas-, por lo que un gran acuerdo por la productividad, es más urgente que nunca.


En un mundo de mercados abiertos, globalizados e hiperconectados, se requiere que las empresas sean cada vez más productivas, con mejoras continuas en calidad y precios en beneficio de los consumidores, pero nada de esto se puede lograr sino mediante un gran acuerdo, un pacto entre Iniciativa Privada y los gobiernos de todos los niveles.

Por un lado, son los empresarios quienes al arriesgar su capital con inversiones productivas, generan crecimiento económico y empleo, pero para invertir, requieren un marco de estabilidad macroeconómica, un Estado de derecho en plena vigencia, seguridad y una adecuada regulación que no sea restrictiva.

Sólo en una economía pujante, donde haya cada vez más inversión que demande fuerza laboral de manera creciente, pueden mejorar los ingresos de los trabajadores.

A su vez, empleos mejor remunerados son una condición indispensable para reducir y más tarde, acabar con la pobreza.

Esta fórmula, probada ya por cada una de las naciones que se han desarrollado -y por los países en vías de desarrollo que más rápido han avanzado-, es sin duda un proyecto de largo plazo, pero es el único que de manera sustentable puede dejar a la pobreza en los libros de historia.

Desde luego, hay necesidades inmediatas que no pueden esperar, como el hambre y el cuidado de la salud de los más necesitados. Ahí, la política social a cargo del gobierno federal y estatal es de gran ayuda, pero décadas de aplicación de programas asistencialistas nos han enseñado que son insuficientes para mejorar la calidad de vida de la población de manera sostenida y financieramente sustentable.

Es por eso que se requiere complementar la política social con una adecuada política económica, que ponga por delante un gran acuerdo por la productividad en todo el país, sector por sector y estado por estado.

Chiapas debe ser la primera de esas entidades, por su alta prioridad en el combate a la pobreza, su ubicación estratégica en la contención de los migrantes centroamericanos y por sus riquezas naturales de incalculable valor.

Ese pacto por la productividad debe contener compromisos específicos como: seguridad para todos; un Estado de derecho que erradique la impunidad y haga valer los contratos; simplificación de trámites para la apertura de empresas; eliminación de leyes y reglamentos innecesarios que entorpezcan la actividad empresarial; fomento a la competencia y apertura comercial al exterior, por mencionar algunos de los más importantes.

El gobierno de la República encabeza un cambio histórico en México, y de la mano del gobernador Rutilio Escandón, en Chiapas, tenemos esa gran oportunidad de lograr un cambio profundo que comience por nuestro estado. Dicho cambio debe venir de sur a norte, para compensar los años de atraso que la región entera ha padecido en comparación con las entidades más próximas a los Estados Unidos.



DESTACADO

Son los empresarios quienes al arriesgar su capital con inversiones productivas, generan crecimiento económico y empleo, pero para invertir, requieren un marco de estabilidad macroeconómica, un Estado de derecho en plena vigencia, seguridad y una adecuada regulación que no sea restrictiva


Hay necesidades inmediatas que no pueden esperar, como el hambre y el cuidado de la salud de los más necesitados. Ahí, la política social a cargo del gobierno federal y estatal es de gran ayuda, pero décadas de aplicación de programas asistencialistas nos han enseñado que son insuficientes para mejorar la calidad de vida de la población de manera sostenida y financieramente sustentable

La productividad es hacer más con menos, es aprovechar de manera eficiente los recursos -que siempre son escasos-, para mejorar en su consecuencia: la competitividad. En este sentido, hoy por hoy existen entidades federativas en México que cuentan con un enorme potencial de crecimiento y desarrollo, pero que padecen altos niveles de marginación y pobreza -como Chiapas-, por lo que un gran acuerdo por la productividad, es más urgente que nunca.


En un mundo de mercados abiertos, globalizados e hiperconectados, se requiere que las empresas sean cada vez más productivas, con mejoras continuas en calidad y precios en beneficio de los consumidores, pero nada de esto se puede lograr sino mediante un gran acuerdo, un pacto entre Iniciativa Privada y los gobiernos de todos los niveles.

Por un lado, son los empresarios quienes al arriesgar su capital con inversiones productivas, generan crecimiento económico y empleo, pero para invertir, requieren un marco de estabilidad macroeconómica, un Estado de derecho en plena vigencia, seguridad y una adecuada regulación que no sea restrictiva.

Sólo en una economía pujante, donde haya cada vez más inversión que demande fuerza laboral de manera creciente, pueden mejorar los ingresos de los trabajadores.

A su vez, empleos mejor remunerados son una condición indispensable para reducir y más tarde, acabar con la pobreza.

Esta fórmula, probada ya por cada una de las naciones que se han desarrollado -y por los países en vías de desarrollo que más rápido han avanzado-, es sin duda un proyecto de largo plazo, pero es el único que de manera sustentable puede dejar a la pobreza en los libros de historia.

Desde luego, hay necesidades inmediatas que no pueden esperar, como el hambre y el cuidado de la salud de los más necesitados. Ahí, la política social a cargo del gobierno federal y estatal es de gran ayuda, pero décadas de aplicación de programas asistencialistas nos han enseñado que son insuficientes para mejorar la calidad de vida de la población de manera sostenida y financieramente sustentable.

Es por eso que se requiere complementar la política social con una adecuada política económica, que ponga por delante un gran acuerdo por la productividad en todo el país, sector por sector y estado por estado.

Chiapas debe ser la primera de esas entidades, por su alta prioridad en el combate a la pobreza, su ubicación estratégica en la contención de los migrantes centroamericanos y por sus riquezas naturales de incalculable valor.

Ese pacto por la productividad debe contener compromisos específicos como: seguridad para todos; un Estado de derecho que erradique la impunidad y haga valer los contratos; simplificación de trámites para la apertura de empresas; eliminación de leyes y reglamentos innecesarios que entorpezcan la actividad empresarial; fomento a la competencia y apertura comercial al exterior, por mencionar algunos de los más importantes.

El gobierno de la República encabeza un cambio histórico en México, y de la mano del gobernador Rutilio Escandón, en Chiapas, tenemos esa gran oportunidad de lograr un cambio profundo que comience por nuestro estado. Dicho cambio debe venir de sur a norte, para compensar los años de atraso que la región entera ha padecido en comparación con las entidades más próximas a los Estados Unidos.



DESTACADO

Son los empresarios quienes al arriesgar su capital con inversiones productivas, generan crecimiento económico y empleo, pero para invertir, requieren un marco de estabilidad macroeconómica, un Estado de derecho en plena vigencia, seguridad y una adecuada regulación que no sea restrictiva


Hay necesidades inmediatas que no pueden esperar, como el hambre y el cuidado de la salud de los más necesitados. Ahí, la política social a cargo del gobierno federal y estatal es de gran ayuda, pero décadas de aplicación de programas asistencialistas nos han enseñado que son insuficientes para mejorar la calidad de vida de la población de manera sostenida y financieramente sustentable