/ martes 4 de junio de 2019

Un puño de tierra

Solamente quien ha vivido de la tierra entiende por qué razón los ejidos, las comunidades, los municipios y hasta las familias, terminan divididas por un terreno o por una parcela.


¿Por qué, nos podemos preguntar detrás de un teclado mientras se escribe o detrás de un escritorio mientras se estudia el problema?

Quien habita en la ciudad le brinda un valor económico a una propiedad y la puede defender en los tribunales hasta con las uñas; sin embargo, un pedazo de tierra en una zona rural tiene un valor todavía más íntimo.

Puede ser porque se trata del lugar donde se nació y creció. Puede ser porque es la herencia del abuelo, del padre o de la madre. Puede ser porque ese pedazo de tierra le ha permitido comer por años.

A las autoridades les podría parecer que se trata de un conflicto menor, no. No se trata solamente de “un puño de tierra”.


ALDAMA Y CHENALHÓ

Por el significado que tiene la propiedad en las zonas rurales e indígenas resulta muy importante el acuerdo alcanzado este martes entre las autoridades municipales de Aldama y Chenalhó.

Tuvo que pasar casi un cuarto de siglo para que un gobierno lograra sentar en una mesa de negociación a los presidentes municipales de ambas localidades, así como a las autoridades comunales.

La manzana de la discordia, 60 hectáreas en la zona conocida como Santa Martha, ha dejado hasta personas fallecidas; sin embargo, ahora con un pacto de no agresión se espera que haya perdón y se alcance la paz.

El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, fueron testigos de este “pacto de no agresión” que no serviría de nada si no hubieran sido los mismos comuneros quienes se pusieran de acuerdo y firmaran de común acuerdo.

La presidenta municipal de Aldama, Verónica Ruiz Pérez, un poco tímida, quizá por el simple hecho de ser mujer en una zona indígena, y el presidente de Chenalhó, Abraham Cruz Gómez, firmaron el pacto que resulta histórico.

Es ejemplo para Chiapas, pero también para México. Es la muestra de que podemos alcanzar la reconciliación y la paz, dijo el experredista Alejandro Encinas, instantes después de que los munícipes se dieron la mano.

Mientras los indígenas que acompañaban a la comitiva activaban sus celulares y trasmitían en vivo desde palacio estatal, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, les regaló la pluma con la que habían firmado el acuerdo momentos antes.

No es posible, les dijo, que dos pueblos hermanos que incluso hablan el mismo idioma estén divididos.

Ismael Brito, secretario general de Gobierno, uno de los artífices de que este pacto se llevara a cabo, respiraba tranquilo desde un costado de la “Sala Chiapas” de palacio estatal, aunque sabe que el trabajo no termina aquí.

Este tipo de conflictos, precisamente por lo enraizado del problema, requieren un seguimiento y acompañamiento, de un antes y un después. No es extraño que las diferencias vuelvan a resurgir por “un puño de tierra”.


MANSITOS Y “COPELANDO”

El lunes, el fiscal general del Estado, Jorge Llaven Abarca, quien ha llevado la bandera en el tema de garantizar el derecho a la propiedad en Chiapas, se reunió con un grupo de notarios.

Todos llegaron planchaditos y sonrientes, aunque nos cuentan que a más de uno le dio “hipo” porque “de buen modo”, el Fiscal les dijo que se acabaron los negocios chuecos.

No decimos que todos los notarios tengan las manos sucias; sin embargo, ya van dos que son evidenciados y, por primera vez, podrían pagar con unos añitos en prisión.


www.ensaladadegrillos.com

Facebook: @EnsaladadeG

Twitter: @EnsaladadeG



DESTACADO

Quien habita en la ciudad le brinda un valor económico a una propiedad y la puede defender en los tribunales hasta con las uñas; sin embargo, un pedazo de tierra en una zona rural tiene un valor todavía más íntimo


Este tipo de conflictos, precisamente por lo enraizado del problema, requieren un seguimiento y acompañamiento, de un antes y un después. No es extraño que las diferencias vuelvan a resurgir por “un puño de tierra”

Solamente quien ha vivido de la tierra entiende por qué razón los ejidos, las comunidades, los municipios y hasta las familias, terminan divididas por un terreno o por una parcela.


¿Por qué, nos podemos preguntar detrás de un teclado mientras se escribe o detrás de un escritorio mientras se estudia el problema?

Quien habita en la ciudad le brinda un valor económico a una propiedad y la puede defender en los tribunales hasta con las uñas; sin embargo, un pedazo de tierra en una zona rural tiene un valor todavía más íntimo.

Puede ser porque se trata del lugar donde se nació y creció. Puede ser porque es la herencia del abuelo, del padre o de la madre. Puede ser porque ese pedazo de tierra le ha permitido comer por años.

A las autoridades les podría parecer que se trata de un conflicto menor, no. No se trata solamente de “un puño de tierra”.


ALDAMA Y CHENALHÓ

Por el significado que tiene la propiedad en las zonas rurales e indígenas resulta muy importante el acuerdo alcanzado este martes entre las autoridades municipales de Aldama y Chenalhó.

Tuvo que pasar casi un cuarto de siglo para que un gobierno lograra sentar en una mesa de negociación a los presidentes municipales de ambas localidades, así como a las autoridades comunales.

La manzana de la discordia, 60 hectáreas en la zona conocida como Santa Martha, ha dejado hasta personas fallecidas; sin embargo, ahora con un pacto de no agresión se espera que haya perdón y se alcance la paz.

El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, fueron testigos de este “pacto de no agresión” que no serviría de nada si no hubieran sido los mismos comuneros quienes se pusieran de acuerdo y firmaran de común acuerdo.

La presidenta municipal de Aldama, Verónica Ruiz Pérez, un poco tímida, quizá por el simple hecho de ser mujer en una zona indígena, y el presidente de Chenalhó, Abraham Cruz Gómez, firmaron el pacto que resulta histórico.

Es ejemplo para Chiapas, pero también para México. Es la muestra de que podemos alcanzar la reconciliación y la paz, dijo el experredista Alejandro Encinas, instantes después de que los munícipes se dieron la mano.

Mientras los indígenas que acompañaban a la comitiva activaban sus celulares y trasmitían en vivo desde palacio estatal, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, les regaló la pluma con la que habían firmado el acuerdo momentos antes.

No es posible, les dijo, que dos pueblos hermanos que incluso hablan el mismo idioma estén divididos.

Ismael Brito, secretario general de Gobierno, uno de los artífices de que este pacto se llevara a cabo, respiraba tranquilo desde un costado de la “Sala Chiapas” de palacio estatal, aunque sabe que el trabajo no termina aquí.

Este tipo de conflictos, precisamente por lo enraizado del problema, requieren un seguimiento y acompañamiento, de un antes y un después. No es extraño que las diferencias vuelvan a resurgir por “un puño de tierra”.


MANSITOS Y “COPELANDO”

El lunes, el fiscal general del Estado, Jorge Llaven Abarca, quien ha llevado la bandera en el tema de garantizar el derecho a la propiedad en Chiapas, se reunió con un grupo de notarios.

Todos llegaron planchaditos y sonrientes, aunque nos cuentan que a más de uno le dio “hipo” porque “de buen modo”, el Fiscal les dijo que se acabaron los negocios chuecos.

No decimos que todos los notarios tengan las manos sucias; sin embargo, ya van dos que son evidenciados y, por primera vez, podrían pagar con unos añitos en prisión.


www.ensaladadegrillos.com

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Twitter: @EnsaladadeG



DESTACADO

Quien habita en la ciudad le brinda un valor económico a una propiedad y la puede defender en los tribunales hasta con las uñas; sin embargo, un pedazo de tierra en una zona rural tiene un valor todavía más íntimo


Este tipo de conflictos, precisamente por lo enraizado del problema, requieren un seguimiento y acompañamiento, de un antes y un después. No es extraño que las diferencias vuelvan a resurgir por “un puño de tierra”

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