/ viernes 26 de octubre de 2018

¡Turismo de miedo por las casas de los asesinos más sangrientos!

Las personas que practican 
turismo oscuro y sus motivos son muy diversos.

La entrada para participar en un recorrido que sigue las huellas de Charles Manson cuesta 75 dólares. El tour Helter Skelter lleva a los participantes a los lugares del crimen de uno de los asesinos en serie con peor fama de Estados Unidos.

Su víctima más famosa fue la actriz Sharon Tate, quien en el momento de su muerte estaba casada con el director de cine Roman Polanksi y se encontraba en avanzado estado de gestación. En total, siete personas perdieron la vida en el delirio homicida de la llamada familia Manson.

El minibus de Scott Michaels, organizador del recorrido, conduce al lado oscuro de Los Ángeles. “Viajamos a los lugares del crimen y descubrimos a través de videos y grabaciones todo sobre los brutales asesinatos”, cuenta la guía Terry Bolo. Se trata de un hecho “extraño y espantoso” pero es parte de la historia de la ciudad.

Las entradas para hacer “turismo oscuro” suelen agotarse. Los “turistas oscuros” visitan lugares relacionados con la muerte y la destrucción. El término fue acuñado en 1996 por John Lennon y Malcolm Foley, dos investigadores de turismo británicos.

Es difícil realizar una definición exacta del término, dice Peter Hohenhaus, un “turista oscuro” que gestiona una web con destinos de viaje y consejos sobre el tema. Hay muchas formas de turismo oscuro, explica y añade que la relación con la muerte y la destrucción puede ser más o menos estrecha. Tampoco es necesario que siempre haya habido muertos en los lugares para darles un “atractivo oscuro”, asegura este lingüista, que ya ha visitado 700 destinos de turismo oscuro en 90 países.

Al igual que ocurre con los destinos, las personas que practican turismo oscuro y sus motivos son muy diversos. “No creo que lo que lleva a uno a visitar Verdún u otros lugares de la Primera Guerra Mundial tenga mucho que ver con lo que lleva a otros a visitar, por ejemplo, Chernóbil o los paisajes volcánicos de Islandia”, dice Hohenhaus, quien rechaza que este tipo de turismo cause escándalo.

Su límite personal es claramente el turismo de barriadas marginales. ”En mi opinión, esto es algo totalmente diferente porque no trata sobre la miseria histórica o pasada, sino sobre algo que todavía sucede”, explica Hohenhaus. Él cree que los hechos ocurridos hace tiempo suelen ser menos problemáticos tanto a nivel emocional como cultural y político.

”Desde el punto de vista ético resulta realmente complicado en el caso de catástrofes que acaban de ocurrir”, dice. A modo de ejemplo menciona el incendio de la Torre Grenfell en Londres o el crucero ”Costa Concordia”, que naufragó en Italia, y admite que de haberse encontrado en la zona, se habría acercado a ver el barco. Aunque no se le habría ocurrido hacerse selfies.

Hohenhaus es consciente de que no todos los turistas oscuros se comportan así. “Lamentablemente no se puede negar que también hay turistas oscuros ‘malos’ que, por ejemplo, no se comportan adecuadamente en un lugar como los campos de concentración nazis”, admite.

Según él, un “turista oscuro” serio y realmente interesado conoce sus destinos y se prepara para visitarlos.



CURIOSIDAD Y MORBO

En algunos lugares, sin embargo, ya no queda mucho que recuerde el sufrimiento que está relacionado con ellos. La mansión que en su día fue propiedad del jefe de la droga colombiana Pablo Escobar es actualmente un zooñógico y un parque temático. El líder del cártel de Medellín celebraba fiestas a lo grande en la Hacienda Nápoles, en la que había varias viviendas, una pista de aterrizaje para aviones, una plaza de toros y lagos artificiales. Un pequeño museo recuerda la historia del cártel y las atrocidades que cometió. Escobar y su cártel de Medellín dominaron el contrabando internacional de cocaína en la década de 1980 y fueron responsables de la muerte de miles de personas.

En Medellín, los turistas peregrinan continuamente a una de las viviendas de Escobar y se hacen fotos frente al edificio Mónaco, algo que al ayuntamiento de la ciudad no le gusta en absoluto. “Me enfada que personas que han causado tanto daño sean declaradas ídolos. No sólo como alcalde, sino como persona”, dice el jefe del consistorio, Federico Gutiérrez. Por ello, está previsto demoler el edificio para construir en su lugar un parque en recuerdo de las víctimas de Escobar.

Un elemento que empuja a los turistas a estos lugares podría ser la confrontación con sus propias pesadillas, explica el experto Hohenhaus en su web. ¿Cómo se comportaría uno mismo en caso de una catástrofe? Philip Stone, investigador en el primer instituto para turismo oscuro a nivel mundial, en la universidad británica de Central Lancashire, habla de otra motivación.

En las sociedades seculares occidentales, la muerte sigue teniendo lugar a puerta cerrada, explica Stone en un estudio donde señala que el turismo oscuro proporciona un “filtro social entre la vida y la muerte”.

En algunos destinos, los turistas oscuros ponen en riesgo incluso su propia salud. El pasado mes de octubre se inauguró en la ciudad japonesa de Tomioka un hotel situado a unos nueve kilómetros al sur de la central nuclear de Fukushima, que sufrió un accidente en 2011. Un funcionario de la ciudad explica que hay turistas que visitan este hotel de cuatro plantas. “Supongo que tienen curiosidad por saber qué ha sido de la zona y la central nuclear”, dice.

Cientos de miles de personas tuvieron que abandonar sus casas en la prefectura de Fukushima después de que en marzo de 2011 un fuerte terremoto y el tsunami que desencadenó destrozaran la zona y la central nuclear. Unas 18 mil 500 personas perdieron la vida. Hasta finales de marzo de 2017, el Gobierno no levantó las órdenes de evacuación en la zona alrededor de Tomioka. Gran parte de los 13 mil habitantes que tenía entonces la ciudad nunca regresó por miedo a las radiaciones radioactivas.

En Internet se encuentran ofertas para visitar la zona organizadas por el Gobierno regional y operadores turísticos que incluyen visitar las ubicaciones para los sacos con tierra contaminada, pueblos y campos de arroz desiertos, así como observar la central nuclear desde una colina. “Creo que es muy importante enseñar este lugar para que la gente conozca los riesgos y consecuencias de la energía nuclear”, comenta un participante en la web del organizador.

Charles Manson, condenado a cadena perpetua, falleció el año pasado en la cárcel a los 83 años. Desde entonces se libra una batalla judicial por su herencia. El próximo año, coincidiendo con el 50 aniversario de su crimen más famoso, el negocio con el tour sobre el lado oscuro de la historia de Los Ángeles podría vivir un auge.

La entrada para participar en un recorrido que sigue las huellas de Charles Manson cuesta 75 dólares. El tour Helter Skelter lleva a los participantes a los lugares del crimen de uno de los asesinos en serie con peor fama de Estados Unidos.

Su víctima más famosa fue la actriz Sharon Tate, quien en el momento de su muerte estaba casada con el director de cine Roman Polanksi y se encontraba en avanzado estado de gestación. En total, siete personas perdieron la vida en el delirio homicida de la llamada familia Manson.

El minibus de Scott Michaels, organizador del recorrido, conduce al lado oscuro de Los Ángeles. “Viajamos a los lugares del crimen y descubrimos a través de videos y grabaciones todo sobre los brutales asesinatos”, cuenta la guía Terry Bolo. Se trata de un hecho “extraño y espantoso” pero es parte de la historia de la ciudad.

Las entradas para hacer “turismo oscuro” suelen agotarse. Los “turistas oscuros” visitan lugares relacionados con la muerte y la destrucción. El término fue acuñado en 1996 por John Lennon y Malcolm Foley, dos investigadores de turismo británicos.

Es difícil realizar una definición exacta del término, dice Peter Hohenhaus, un “turista oscuro” que gestiona una web con destinos de viaje y consejos sobre el tema. Hay muchas formas de turismo oscuro, explica y añade que la relación con la muerte y la destrucción puede ser más o menos estrecha. Tampoco es necesario que siempre haya habido muertos en los lugares para darles un “atractivo oscuro”, asegura este lingüista, que ya ha visitado 700 destinos de turismo oscuro en 90 países.

Al igual que ocurre con los destinos, las personas que practican turismo oscuro y sus motivos son muy diversos. “No creo que lo que lleva a uno a visitar Verdún u otros lugares de la Primera Guerra Mundial tenga mucho que ver con lo que lleva a otros a visitar, por ejemplo, Chernóbil o los paisajes volcánicos de Islandia”, dice Hohenhaus, quien rechaza que este tipo de turismo cause escándalo.

Su límite personal es claramente el turismo de barriadas marginales. ”En mi opinión, esto es algo totalmente diferente porque no trata sobre la miseria histórica o pasada, sino sobre algo que todavía sucede”, explica Hohenhaus. Él cree que los hechos ocurridos hace tiempo suelen ser menos problemáticos tanto a nivel emocional como cultural y político.

”Desde el punto de vista ético resulta realmente complicado en el caso de catástrofes que acaban de ocurrir”, dice. A modo de ejemplo menciona el incendio de la Torre Grenfell en Londres o el crucero ”Costa Concordia”, que naufragó en Italia, y admite que de haberse encontrado en la zona, se habría acercado a ver el barco. Aunque no se le habría ocurrido hacerse selfies.

Hohenhaus es consciente de que no todos los turistas oscuros se comportan así. “Lamentablemente no se puede negar que también hay turistas oscuros ‘malos’ que, por ejemplo, no se comportan adecuadamente en un lugar como los campos de concentración nazis”, admite.

Según él, un “turista oscuro” serio y realmente interesado conoce sus destinos y se prepara para visitarlos.



CURIOSIDAD Y MORBO

En algunos lugares, sin embargo, ya no queda mucho que recuerde el sufrimiento que está relacionado con ellos. La mansión que en su día fue propiedad del jefe de la droga colombiana Pablo Escobar es actualmente un zooñógico y un parque temático. El líder del cártel de Medellín celebraba fiestas a lo grande en la Hacienda Nápoles, en la que había varias viviendas, una pista de aterrizaje para aviones, una plaza de toros y lagos artificiales. Un pequeño museo recuerda la historia del cártel y las atrocidades que cometió. Escobar y su cártel de Medellín dominaron el contrabando internacional de cocaína en la década de 1980 y fueron responsables de la muerte de miles de personas.

En Medellín, los turistas peregrinan continuamente a una de las viviendas de Escobar y se hacen fotos frente al edificio Mónaco, algo que al ayuntamiento de la ciudad no le gusta en absoluto. “Me enfada que personas que han causado tanto daño sean declaradas ídolos. No sólo como alcalde, sino como persona”, dice el jefe del consistorio, Federico Gutiérrez. Por ello, está previsto demoler el edificio para construir en su lugar un parque en recuerdo de las víctimas de Escobar.

Un elemento que empuja a los turistas a estos lugares podría ser la confrontación con sus propias pesadillas, explica el experto Hohenhaus en su web. ¿Cómo se comportaría uno mismo en caso de una catástrofe? Philip Stone, investigador en el primer instituto para turismo oscuro a nivel mundial, en la universidad británica de Central Lancashire, habla de otra motivación.

En las sociedades seculares occidentales, la muerte sigue teniendo lugar a puerta cerrada, explica Stone en un estudio donde señala que el turismo oscuro proporciona un “filtro social entre la vida y la muerte”.

En algunos destinos, los turistas oscuros ponen en riesgo incluso su propia salud. El pasado mes de octubre se inauguró en la ciudad japonesa de Tomioka un hotel situado a unos nueve kilómetros al sur de la central nuclear de Fukushima, que sufrió un accidente en 2011. Un funcionario de la ciudad explica que hay turistas que visitan este hotel de cuatro plantas. “Supongo que tienen curiosidad por saber qué ha sido de la zona y la central nuclear”, dice.

Cientos de miles de personas tuvieron que abandonar sus casas en la prefectura de Fukushima después de que en marzo de 2011 un fuerte terremoto y el tsunami que desencadenó destrozaran la zona y la central nuclear. Unas 18 mil 500 personas perdieron la vida. Hasta finales de marzo de 2017, el Gobierno no levantó las órdenes de evacuación en la zona alrededor de Tomioka. Gran parte de los 13 mil habitantes que tenía entonces la ciudad nunca regresó por miedo a las radiaciones radioactivas.

En Internet se encuentran ofertas para visitar la zona organizadas por el Gobierno regional y operadores turísticos que incluyen visitar las ubicaciones para los sacos con tierra contaminada, pueblos y campos de arroz desiertos, así como observar la central nuclear desde una colina. “Creo que es muy importante enseñar este lugar para que la gente conozca los riesgos y consecuencias de la energía nuclear”, comenta un participante en la web del organizador.

Charles Manson, condenado a cadena perpetua, falleció el año pasado en la cárcel a los 83 años. Desde entonces se libra una batalla judicial por su herencia. El próximo año, coincidiendo con el 50 aniversario de su crimen más famoso, el negocio con el tour sobre el lado oscuro de la historia de Los Ángeles podría vivir un auge.

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