/ martes 10 de enero de 2017

Caos en Tapachula

Nunca me imaginé ver la violencia social ydelincuencial que vi en Tapachula, Chiapas. El jueves 5 de enero meinvitó Sonemann para acompañarlo a su finca cafetalera. Al llegarle pedí permiso para darme un baño y al salir sentí unadesazón. Le dije me regreso. “Espérate, tómate esta naranjadafría” -me dijo. Va -le contesté. Al terminar mi refresco vi quese regresaba un técnico a Tapachula, que le había ido a repararun aparato. Le pedí un aventón. Al llegar a Tapachula a la alturade gasolinera Macal vi que venía gente corriendo. Le pregunté auna mujer a que se debía el alboroto y me dijo, “Vienen echandopiedra y armados con palos”.

Así es que en lugar de retirarme del centro meapersoné en el corazón de Tapachula. Eran alrededor de las seisde la tarde. De pronto me encuentro en la esquina del Hotel Guízary veo que venía gente corriendo, porque estaban asaltando latienda Coppel que está en la central. Camino rumbo al parque y lagente venía huyendo. Me meto al Hotel Guizar para preguntar elmotivo de todo eso. Y me dice el encargado, “están asaltando loscomercios”. Caminé rumbo al Hotel Fenix y ya lo estabancerrando, su restaurant también.

El Restaurante de al lado igual. Y de pronto mepregunto, qué hago. Quería ir a la Décima Norte en donde vive mimadre. Y todo mundo me decía que eso era candela pura. Quierosubirme a una combi que me lleva a mi casa y las estaban desviandoa todas. No podía ir a mi casa, por lo que decidí caminar rumboal Diario del Sur, periódico donde colaboro. Y en el camino veogente corriendo. Muchos jóvenes que venían corriendo llevabanbolsas con mercadería. Vi a un gordito que venían con el dorsodesnudo lleno de sangre. Con una herida en la cabeza. “Voy a laCruz Roja, dile a mi mamá” -le dijo a otro. Y abrió a la fuerzala puerta de un taxi que no le quería dar el servicio.

Vi un joven que traía varias camisas de deporte,todas iguales. Todavía con sus ganchos de plástico color blanco.Qué horror -pensé. Esto no lo viví ni siquiera en la capital deCambodia. La Perla del Soconusco saqueada, robada, etcétera.Terminé mi recorrido en el Parque Bicentenario. Ahí unospolicías me dijeron, tranquilícese, siéntese en una banca yespere a que baje la violencia. Pero pensé, soy periodista y deboestar en los acontecimientos. Me debo de encontrar en el lugar delos hechos. Claro, sin meterme a los lugares que estabansaqueando.

El Dr. Francisco Gómez Jara fue mi director de mitesis de sociología. Él mismo fue el creador de la sociología dela intervención, en México. Qué tal. El Dr. Gomezjara me decíaque me debería de meter al corazón de los acontecimientos. Perocreo que todo tiene un límite en la vida. Imagínense si me meto alos almacenes que estaban robando. Pues me coludo con ellos. Haycámaras de video. Aunque mi intención sea solo contemplar losacontecimientos y reportearlos.

Estuve cuatro horas tratando de llegar a mi casa.Tuve que irme por donde estaba antes la escuela Leona Vicario, solopara ver cómo la gente acababa de sacar cartones de cerveza. Todomundo sacando, cuarenta, cincuenta cervezas. Vi la cara de la genteque salía con sus cervezas y les juro por Dios que tenían cara deinocentes. Lo eran, pero las circunstancias lo motivaban a llevarseaunque sea cervezas. Gabriel Tarde, ese gran sociólogo decía quela gente actúa por imitación.

Me tocó ver hoy en la mañana contemplar cómo lagente entró a sacar zapatos en la zapatería Pakar, la que estáubicada donde antes estuvo el restaurante y cafetería Los Comales.La vaciaron; entraron hombre, mujeres y hasta niños. La policíanunca apareció y qué bueno porque sino a lo mejor se hubierancobrado vidas.

      A título de colofón me atrevo a decirque qué triste que estén pasando estos acontecimientos en laciudad de Tapachula, la capital económica del estado. Uno puedepensar que esto pueda pasar en Oxchuc, donde puedes ver a unapersona vendiendo carne cruda sobre una silla de madera vieja,rodeado de moscas, como si estuvieras en Afganistán pero no enTapachula. Uno nuca debe dejar de pensar que cuando la violenciallega nunca se va. Qué Cristo nos agarre confesados.

Nunca me imaginé ver la violencia social ydelincuencial que vi en Tapachula, Chiapas. El jueves 5 de enero meinvitó Sonemann para acompañarlo a su finca cafetalera. Al llegarle pedí permiso para darme un baño y al salir sentí unadesazón. Le dije me regreso. “Espérate, tómate esta naranjadafría” -me dijo. Va -le contesté. Al terminar mi refresco vi quese regresaba un técnico a Tapachula, que le había ido a repararun aparato. Le pedí un aventón. Al llegar a Tapachula a la alturade gasolinera Macal vi que venía gente corriendo. Le pregunté auna mujer a que se debía el alboroto y me dijo, “Vienen echandopiedra y armados con palos”.

Así es que en lugar de retirarme del centro meapersoné en el corazón de Tapachula. Eran alrededor de las seisde la tarde. De pronto me encuentro en la esquina del Hotel Guízary veo que venía gente corriendo, porque estaban asaltando latienda Coppel que está en la central. Camino rumbo al parque y lagente venía huyendo. Me meto al Hotel Guizar para preguntar elmotivo de todo eso. Y me dice el encargado, “están asaltando loscomercios”. Caminé rumbo al Hotel Fenix y ya lo estabancerrando, su restaurant también.

El Restaurante de al lado igual. Y de pronto mepregunto, qué hago. Quería ir a la Décima Norte en donde vive mimadre. Y todo mundo me decía que eso era candela pura. Quierosubirme a una combi que me lleva a mi casa y las estaban desviandoa todas. No podía ir a mi casa, por lo que decidí caminar rumboal Diario del Sur, periódico donde colaboro. Y en el camino veogente corriendo. Muchos jóvenes que venían corriendo llevabanbolsas con mercadería. Vi a un gordito que venían con el dorsodesnudo lleno de sangre. Con una herida en la cabeza. “Voy a laCruz Roja, dile a mi mamá” -le dijo a otro. Y abrió a la fuerzala puerta de un taxi que no le quería dar el servicio.

Vi un joven que traía varias camisas de deporte,todas iguales. Todavía con sus ganchos de plástico color blanco.Qué horror -pensé. Esto no lo viví ni siquiera en la capital deCambodia. La Perla del Soconusco saqueada, robada, etcétera.Terminé mi recorrido en el Parque Bicentenario. Ahí unospolicías me dijeron, tranquilícese, siéntese en una banca yespere a que baje la violencia. Pero pensé, soy periodista y deboestar en los acontecimientos. Me debo de encontrar en el lugar delos hechos. Claro, sin meterme a los lugares que estabansaqueando.

El Dr. Francisco Gómez Jara fue mi director de mitesis de sociología. Él mismo fue el creador de la sociología dela intervención, en México. Qué tal. El Dr. Gomezjara me decíaque me debería de meter al corazón de los acontecimientos. Perocreo que todo tiene un límite en la vida. Imagínense si me meto alos almacenes que estaban robando. Pues me coludo con ellos. Haycámaras de video. Aunque mi intención sea solo contemplar losacontecimientos y reportearlos.

Estuve cuatro horas tratando de llegar a mi casa.Tuve que irme por donde estaba antes la escuela Leona Vicario, solopara ver cómo la gente acababa de sacar cartones de cerveza. Todomundo sacando, cuarenta, cincuenta cervezas. Vi la cara de la genteque salía con sus cervezas y les juro por Dios que tenían cara deinocentes. Lo eran, pero las circunstancias lo motivaban a llevarseaunque sea cervezas. Gabriel Tarde, ese gran sociólogo decía quela gente actúa por imitación.

Me tocó ver hoy en la mañana contemplar cómo lagente entró a sacar zapatos en la zapatería Pakar, la que estáubicada donde antes estuvo el restaurante y cafetería Los Comales.La vaciaron; entraron hombre, mujeres y hasta niños. La policíanunca apareció y qué bueno porque sino a lo mejor se hubierancobrado vidas.

      A título de colofón me atrevo a decirque qué triste que estén pasando estos acontecimientos en laciudad de Tapachula, la capital económica del estado. Uno puedepensar que esto pueda pasar en Oxchuc, donde puedes ver a unapersona vendiendo carne cruda sobre una silla de madera vieja,rodeado de moscas, como si estuvieras en Afganistán pero no enTapachula. Uno nuca debe dejar de pensar que cuando la violenciallega nunca se va. Qué Cristo nos agarre confesados.

Local

Migrantes en Tuxtla optan por quedarse ante temor a la violencia en las carreteras

El temor ante la situación de inseguridad en las carreteras de Chiapas ha llevado a muchos migrantes a optar por quedarse en la ciudad

Policiaca

Ladrón es amarrado en colonia de San Cristóbal

El sujeto fue visto por los habitantes al querer extraer herramientas dentro de un domicilio, lo amarraron y golpearon, horas más tarde arribo la policía municipal

Elecciones 2024

Se registra Paco Rojas, busca la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez

También presentó a quienes van a integrar a su planilla para las elecciones del 2 de junio

Local

Autobuses Aexa suspende servicios nocturnos

Esta medida se decidió con la finalidad de salvaguardar a los pasajeros