/ miércoles 1 de junio de 2022

Descubren en Palenque, Chiapas escultura del joven dios del maíz

La representación de la divinidad maya, de más de mil 300 años de antigüedad, se halló durante trabajos de conservación en un pasillo de El Palacio


Se trata de una cabeza estucada, la cual representa a una de las deidades más importantes del panteón maya, el joven dios del maíz, este hallazgo es la primera representación tridimensional, localizada en la zona arqueológica de Palenque, Chiapas.

El descubrimiento se registró durante la temporada 2021 del proyecto “Conservación Arquitectónica y de los Acabados Decorativos de El Palacio”, la cual contó con recursos del Fondo de Embajadores del Departamento de Estado para la Preservación Cultural, auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos.


Esta pieza escultural cuenta con características gráciles como un mentón afilado, pronunciado y partido, labios finos, pómulos finos y redondeados / Foto: INAH


Esta pieza escultural cuenta con características gráciles como un mentón afilado, pronunciado y partido, labios finos, pómulos finos y redondeados; y ojos, alargados y delgados. De la frente amplia, larga, aplanada y de forma rectangular, nace una nariz ancha y pronunciada. El arqueólogo Arnoldo González Cruz, fue quien dirigió este hallazgo y la restauradora Haydeé Orea Magaña.

La escultura se encontró junto con un plato trípode en cerámica, esto se entiende como una intención de presentarla como una cabeza cercenada, lo que ayuda a relacionarla con la iconografía ya conocida de esta deidad. Se clasifica dentro del periodo Clásico Tardío (700-850 d.C.).



Por las condiciones en la que se encontró esta escultura, actualmente se encuentra en un proceso de secado paulatino, para posteriormente dar paso a su restauración, ya que la zona era húmeda; especialistas de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH son quienes serán los encargados de la restauración.

Por el tipo cerámico del plato trípode que acompañaba la cabeza del “joven dios del maíz tonsurado”, calificativo que alude al cabello recortado del numen, el cual recuerda al maíz maduro.


Actualmente se encuentra en un proceso de secado paulatino, para posteriormente dar paso a su restauración / Foto: INAH


Esta escultura fue el eje principal de una ofrenda que se colocó dentro de un estanque para simular la entrada al inframundo. Entendemos así la importancia del nacimiento, muerte y resurrección de la deidad del maíz. Es probable que estos rituales, de carácter nocturno, partieran en la gobernanza de K'inich Janaab’ Pakal I (615-683 d.C.), y continuaran durante las de K’an Bahlam II (684-702 d.C.), K’an Joy Chitam II (702-711 d.C.) y Ahkal Mo’ Nahb’ III (721-736 d.C.).

Lee más: INAH resguarda tumba de una mujer prehispánica descubierto en Palenque

Sobre la ofrenda se colocó una laja de piedra caliza con una pequeña perforación de 85 cm de largo por 60 cm de ancho, y 4 cm de espesor, no sin antes “sacrificar” el plato trípode, el cual fue roto casi por la mitad y una porción, con uno de sus soportes, fue colocada en el agujero de la laja. Luego vino un lecho semicircular de tiestos y pequeñas almas de piedra, sobre el que se asentó la cabeza de la deidad, la cual se apoyó lateralmente con los mismos materiales.


Esta escultura fue el eje principal de una ofrenda que se colocó dentro de un estanque para simular la entrada al inframundo / Foto: INAH


Por último, todo el espacio sería clausurado con tierra y tres muros pequeños, dejando la cabeza del joven dios del maíz dentro de una especie de caja, donde permaneció oculta por alrededor de mil 300 años.


Se trata de una cabeza estucada, la cual representa a una de las deidades más importantes del panteón maya, el joven dios del maíz, este hallazgo es la primera representación tridimensional, localizada en la zona arqueológica de Palenque, Chiapas.

El descubrimiento se registró durante la temporada 2021 del proyecto “Conservación Arquitectónica y de los Acabados Decorativos de El Palacio”, la cual contó con recursos del Fondo de Embajadores del Departamento de Estado para la Preservación Cultural, auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos.


Esta pieza escultural cuenta con características gráciles como un mentón afilado, pronunciado y partido, labios finos, pómulos finos y redondeados / Foto: INAH


Esta pieza escultural cuenta con características gráciles como un mentón afilado, pronunciado y partido, labios finos, pómulos finos y redondeados; y ojos, alargados y delgados. De la frente amplia, larga, aplanada y de forma rectangular, nace una nariz ancha y pronunciada. El arqueólogo Arnoldo González Cruz, fue quien dirigió este hallazgo y la restauradora Haydeé Orea Magaña.

La escultura se encontró junto con un plato trípode en cerámica, esto se entiende como una intención de presentarla como una cabeza cercenada, lo que ayuda a relacionarla con la iconografía ya conocida de esta deidad. Se clasifica dentro del periodo Clásico Tardío (700-850 d.C.).



Por las condiciones en la que se encontró esta escultura, actualmente se encuentra en un proceso de secado paulatino, para posteriormente dar paso a su restauración, ya que la zona era húmeda; especialistas de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH son quienes serán los encargados de la restauración.

Por el tipo cerámico del plato trípode que acompañaba la cabeza del “joven dios del maíz tonsurado”, calificativo que alude al cabello recortado del numen, el cual recuerda al maíz maduro.


Actualmente se encuentra en un proceso de secado paulatino, para posteriormente dar paso a su restauración / Foto: INAH


Esta escultura fue el eje principal de una ofrenda que se colocó dentro de un estanque para simular la entrada al inframundo. Entendemos así la importancia del nacimiento, muerte y resurrección de la deidad del maíz. Es probable que estos rituales, de carácter nocturno, partieran en la gobernanza de K'inich Janaab’ Pakal I (615-683 d.C.), y continuaran durante las de K’an Bahlam II (684-702 d.C.), K’an Joy Chitam II (702-711 d.C.) y Ahkal Mo’ Nahb’ III (721-736 d.C.).

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Sobre la ofrenda se colocó una laja de piedra caliza con una pequeña perforación de 85 cm de largo por 60 cm de ancho, y 4 cm de espesor, no sin antes “sacrificar” el plato trípode, el cual fue roto casi por la mitad y una porción, con uno de sus soportes, fue colocada en el agujero de la laja. Luego vino un lecho semicircular de tiestos y pequeñas almas de piedra, sobre el que se asentó la cabeza de la deidad, la cual se apoyó lateralmente con los mismos materiales.


Esta escultura fue el eje principal de una ofrenda que se colocó dentro de un estanque para simular la entrada al inframundo / Foto: INAH


Por último, todo el espacio sería clausurado con tierra y tres muros pequeños, dejando la cabeza del joven dios del maíz dentro de una especie de caja, donde permaneció oculta por alrededor de mil 300 años.

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