En las vastas selvas de Chiapas, México, se encuentra un tesoro natural que no solo ha sido parte integral de la cultura local desde tiempos ancestrales, sino que también ofrece una amplia gama de beneficios económicos, ambientales y para la salud: el chicozapote. Esta especie botánica, conocida científicamente como Manilkara zapota, es especialmente valorada por su látex blanco lechoso, utilizado para la producción de chicle, así como por su fruto dulce y nutritivo.
El chicozapote no solo es emblemático en la región por su importancia cultural, sino que también desempeña un papel crucial en la economía local. La extracción del látex para la industria del chicle proporciona empleo a muchas comunidades indígenas, quienes han perfeccionado técnicas tradicionales para su recolección y procesamiento sostenible. Este trabajo no solo genera ingresos vitales para las familias locales, sino que también fomenta la conservación de los bosques donde crece el chicozapote.
Además de su valor económico, el chicozapote ofrece beneficios significativos para la salud. El fruto del chicozapote es una excelente fuente de vitaminas y minerales, incluyendo vitamina A, vitamina C, calcio, hierro y potasio. Además, contiene compuestos antioxidantes y fibra dietética, que son beneficiosos para la digestión y la salud cardiovascular. Tradicionalmente, diversas comunidades indígenas utilizan partes de la planta para tratamientos medicinales, destacando su potencial en la medicina herbal local.
El chicozapote también juega un papel importante en la conservación ambiental. Como parte del ecosistema de la selva tropical, esta especie contribuye a la biodiversidad al proporcionar hábitats y alimentos para una variedad de animales silvestres. Además, los bosques de chicozapote ayudan a mantener la calidad del suelo y a regular el ciclo hidrológico, lo que es crucial para mitigar los efectos del cambio climático y asegurar la sostenibilidad ambiental a largo plazo.
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Sin embargo, a pesar de sus beneficios, el chicozapote enfrenta desafíos como la deforestación y la presión por la expansión agrícola. Organizaciones locales y gubernamentales trabajan en conjunto para promover prácticas de manejo forestal sostenible y proteger los hábitats naturales donde crece esta especie.
El chicozapote en Chiapas representa mucho más que un recurso natural; es un símbolo de identidad cultural, una fuente de ingresos económicos, un pilar para la conservación ambiental y una contribución invaluable a la salud humana. Su gestión sostenible es clave para asegurar que las generaciones futuras puedan seguir beneficiándose de este valioso recurso natural, asegurando así un equilibrio armonioso entre desarrollo humano, conservación ambiental y salud comunitaria en la región.
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