Cuando somos pequeños, una de las enseñanzas que recibimos es el truco de los nudillos para diferenciar los meses del año. Según este método, las partes huecas de los nudillos representan los meses con 30 días, mientras que las partes que sobresalen corresponden a aquellos con 31. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿por qué julio y agosto tienen 31 días y son consecutivos?
Para entender esta curiosidad, debemos retroceder a la época romana, donde una disputa entre dos figuras importantes del imperio determinó que ambos meses tuvieran 31 días para evitar un agravio comparativo.
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En la era previa a Julio César, el calendario solo contaba con diez meses, comenzando el 1 de marzo. Los cuatro primeros meses estaban dedicados a dioses de la mitología romana: marzo (en honor a Marte, dios de la guerra), abril (de 'aprilis', en honor a Afrodita, diosa del amor), mayo (en honor a Maya, diosa de la flora) y junio (en honor a Juno, diosa del matrimonio). Los seis meses restantes, quintilis (quinto mes), sixtilis (sexto mes), septiembre, octubre, noviembre y diciembre, recibieron sus nombres según su posición en el calendario.
Con el objetivo de corregir las discrepancias entre el calendario de 10 meses y los fenómenos astronómicos, el rey Numa Pompilio adaptó el calendario al sistema solar egipcio, que contaba con 12 meses. Así, se incorporaron enero, en honor al dios Juno, y febrero, dedicado al dios Februo.
La historia de por qué julio y agosto tienen 31 días comienza con la muerte de Julio César. Marco Antonio, uno de sus pupilos, propuso renombrar el mes quintilis como julio, otorgándole así 31 días. Posteriormente, cuando se hizo lo mismo con el emperador Augusto, el mes sextilis, que tenía 30 días, también fue ampliado a 31 días. Para equilibrar la duración de ambos meses, se decidió restar un día a febrero, que ahora tiene 28 días, y añadirlo a agosto.
De esta manera, julio y agosto quedaron con 31 días, y la curiosa historia de nuestro calendario perdura hasta el día de hoy.
Calendarios más destacados del mundo
Calendario Gregoriano: Utilizado en la mayoría de los países, es el calendario occidental que se basa en el ciclo solar y tiene 12 meses.
Calendario Juliano: Precedió al calendario gregoriano y es similar en estructura, pero tiene un año de 365.25 días, lo que genera un desfase con respecto al año solar.
Calendario Islámico: Un calendario lunar que tiene 12 meses de 29 o 30 días. Su año tiene aproximadamente 354 días.
Calendario Hebreo: Un calendario lunisolar que combina meses lunares con un año solar. Tiene 12 meses en un año normal y 13 en un año bisiesto.
Calendario Chino: También lunisolar, se utiliza para determinar las fechas de las festividades chinas. Tiene 12 o 13 meses, dependiendo del año.
Calendario Hindú: Hay varios calendarios hindúes, muchos de los cuales son lunisolares. Los meses y festividades varían según la región.
Calendario Budista: Utilizado en varios países budistas, es un calendario lunisolar que varía según la tradición.
Calendario Persa (o Jalali): Un calendario solar que tiene 12 meses y se utiliza principalmente en Irán y Afganistán.
Calendario Maya: Un sistema complejo utilizado por las civilizaciones mayas, que incluye varios ciclos, como el Tzolk'in y el Haab'.
Calendario de los Nórdicos (o Calendario Viking): Basado en el ciclo solar, utilizado por las antiguas culturas nórdicas.
Estos son solo algunos ejemplos, y hay muchos otros calendarios utilizados por diferentes culturas y religiones en todo el mundo. Cada uno refleja la relación de su cultura con el tiempo y la naturaleza.
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