“El impacto de los incendios sobre la flora, fauna y los servicios ecosistémicos son los más difíciles de evaluar, porque no se pueden ver a simple vista; el primer golpe es sobre los insectos en el suelo, pues ellos son los polinizadores naturales”, afirmó Adrián Méndez Farrera, director de la Región Frontera Sur–Istmo y Pacífico Sur de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
“Estamos ante un gran problema por esta contingencia, los bichos enriquecen el suelo y polinizan, ante esta situación desaparecen algunas especies y proliferan otras que son dañinos como los descortezadores, insectos que se entierran o vuelan más alto, y se da un desequilibrio ambiental”, precisó.
Explicó que otro nivel que es perjudicado son las aves de cierto dosel, si es un dosel medio, el humo las intoxica y mata, algunas logran volar, pero no todas escapan, otras especies anidan en esta temporada, casi todas ellas rapaces, águilas, halcones, aguilucho, y si el siniestro llega a partes altas se queman los nidos.
“También se afectan los mamíferos medianos cuando su desplazamiento es lento o se entierran, las altas temperaturas llegan a matarlos, para las autoridades es difícil saber cuántos había y cuántos quedan, mucha fauna logra desplazarse dependiendo de la velocidad del incendio y del tamaño.
Se ha establecido un grupo de evaluación para conocer los efectos sobre la flora y fauna, porque hay flora que no vemos pero que es importante y desaparece, por ejemplo, la espadaña en el Nambiyuguá, una especie de miles de años”, dio a conocer.
“Además de los servicios ecosistémicos todos dependemos del agua y de la regulación climática; los ecosistemas cumplen esa función y al desaparecer nos exponemos a sufrir esas situaciones, estas son consecuencias que no vemos al provocar una deflagración”, agregó.
Puntualizó que los daños tendrán efectos severos y hasta el momento no hay un plan emergente para la reforestación, pues primero se tienen que hacer las evaluaciones para saber el grado de afectación.