La Diócesis de Tuxtla Gutiérrez cumple 56 años de su fundación y el arzobispo Fabio Martínez Castilla, convoca a ser semillas de la reconciliación, actuar siempre cerca y a favor de los que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad social y hacerlo con un corazón lleno de gratitud.
Desde todos los rincones de la Diócesis manifestamos con un corazón lleno de gratitud, nuestra alegría y esperanza, mi bendición a todos los abuelos y abuelas de nuestra Arquidiócesis, valoremos la vida de nuestros ancianos y el aporte de sabiduría y testimonio de fe que hacen a nuestras familias.
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Nos comprometemos a favorecer un ambiente de seguridad, paz y felicidad para ellos, agradecemos el recorrido en una historia de generosidad de obispos, fieles laicos comprometidos, sacerdotes, religiosas, y todos aquellos que pusieron el cimiento de nuestra Iglesia Diocesana de Tuxtla Gutiérrez.
Vivimos el presente con humildad responsable ante la realidad de sufrimiento y prueba que padece nuestro pueblo, al que tenemos que acompañar, por esto, nos lanzamos a construir nuestro futuro con confianza, siempre fieles para ser testimonio de esperanza para nuestro pueblo.
Frente a los acontecimientos de violencia en el estado y la persistencia de la pandemia del Covid-19 entre nosotros, necesitamos seguir creando espacios de encuentro con Dios y con los hermanos, que propicien la recuperación de la identidad de la persona y de su dignidad, añadió.
Es urgente sembrar semillas de reconciliación, misericordia y ternura, con actitudes nuevas empezando por la propia familia, que nos lleven a reconocer al otro como nuestro hermano para así propiciar una fraternidad solidaria que nos ayude a crear condiciones de un desarrollo humano integral, insistió Martínez Castilla.
El arzobispo invitó a todos y todas a ser parte de esta historia de vida en abundancia que tenemos que construir, caminemos juntos con el necesitado, junto al necesitado, sólo así, en fraternidad saldremos adelante de la situación que nos toca vivir.