El vitíligo es una enfermedad autoinmune donde sucede una destrucción del melanocito activo por una cascada de células autoinflamatorias que destruyen el pigmento, lo puede padecer cualquier persona; se manifiesta en el cabello, en las mucosas o en la piel, explicó Bertha Guillen, dermatóloga pediatra del Hospital de Especialidades Pediátricas.
En Chiapas, puede aparecer en los menores de 12 años, hasta en un 40 por ciento de la población; sin embargo, la incidencia es muy baja en general, puede ser desde 0.5 hasta el dos por ciento del sector pediátrica.
Señaló que “la enfermedad en sí es asintomática, no da manifestaciones de dolor, ni comezón, generalmente; pero el impacto es más sicosocial, tanto que puede llegar a disminuir la calidad de vida del paciente, dependiendo en qué momento de la vida aparezca este tipo de lesiones; habitualmente en la etapa preescolar no le impacta, pero a los papás sí, y el cuidador puede definir en sí, su calidad de vida”.
Agregó que derivado de ello pueden aparecer ciertos trastornos emocionales como: ansiedad, depresión, miedo a ser estigmatizados o a la progresión de la propia enfermedad y puede causar hasta el suicidio, resultado del grupo etéreo.
Dijo que el tratamiento tiene que ser dermatológico, aunque debe ir acompañado del sicológico, para ayudarle en aceptar y entender el padecimiento, cuando ésta ya está establecida.
El mal se puede estabilizar, en los niños se tiene un mejor pronóstico porque pueden mejorar la autoinmunidad; en cambio, en las personas adultas hay otro tipo de augurios, puede progresar o no, para estabilizarse se puede intervenir con métodos establecidos, pues no hay algo mágico para pigmentar al paciente.
Por último, mencionó que “el tratamiento es tópico a través de un tipo laser establecido y tipos de fototerapias que se le puede dar dependiendo del grupo etéreo, en los menores se utiliza una fototerapia de banda estrecha, pero todo esto es por etapas para ir evaluando su aplicación”.