El fenómeno conocido como enjambre sísmico, ocurrido en días pasados en la Costa chiapaneca, bien podría disiparse con el paso de los días o generar un movimiento telúrico que podría alcanzar una magnitud de cinco o seis grados, señaló Silvia Ramos Hernández, directora del Centro de Monitoreo Vulcanológico y Sísmico de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Aunque, en entrevista precisó que, “eso no se puede determinar, el enjambre que se registró frente al municipio de Huixtla, también indica que existe una falla tectónica que está en actividad”.
Destacó que de presentarse un temblor es poco probable que sea superior o de la misma dimensión del ocurrido el pasado 7 de septiembre de 2017, que tuvo una magnitud de 8.2 grados.
Desde que se comenzó a forjar esa serie de temblores frente a las costas de Huixtla “se le ha dado puntual seguimiento al fenómeno y se ha dado a conocer a la población las recomendaciones pertinentes”.
Agregó, “el enjambre puede ser en el ambiente marítimo o continental, todas las placas tectónicas que convergen en Chiapas no son segmentos uniformes, sino que están llenas de fallas y algunas pueden activarse o reactivarse y causar estas anomalías; las rupturas pueden disiparse y volver a la normalidad.
“Ante estos escenarios es importante entender que esta amenaza en la entidad es permanente, es algo que no se puede borrar o evitar; por ello es importante trabajar en la parte preventiva”, explicó.
Cabe mencionar que en los últimos días en la capital chiapaneca se han visto en dos ocasiones la convergencia en las nubes, es decir, nubes rosas, que de acuerdo a la ciencia surgen previos a fenómenos naturales.
El Sistema Meteorológico Nacional informó que ha detectado una intensa actividad de subducción de la Placa de Cocos sobre la Placa Americana, en particular en esa zona de la Sierra y Soconusco; pero en ella intervienen también una serie de fallas, - Polochic y Motagua- que se internan por Guatemala y parte del Soconusco y que forman parte de la Placa del Caribe.