Las estaciones migratorias en México, unas 50 por lo menos, no son adecuadas para la cantidad de migrantes que llegan, afirmó el presidente de la Fundación México Presente, Agustín Figueroa Flores.
Afirmó que esta nueva fórmula, que el gobierno federal pretende construir un albergue más, es como dar respuesta más bien a las exigencias de los Estados Unidos sobre las acusaciones.
Las acusaciones –dijo–, es que México no contribuye para detener el flujo migratorio, que para los defensores de los derechos de los migrantes hay dos escenarios: el primero, de los dos lados, en México y Guatemala, debe hacer Estado de derecho.
Pero a la vez, respeto a las instituciones, en ese sentido, tiene que haber un análisis detallado de las propuestas de atención al fenómeno, tienen que ser objetivas, porque caen en una desesperación administrativa.
Insistió que los señalamientos son frecuentes de los Estado Unidos por las evasiones de migrantes que se efectúan desde las estaciones migratorias, lo que evidencia que la seguridad no es la suficiente, además de las limitaciones financieras del gobierno de México para enfrentar el problema.
Los Estados Unidos de América del Norte ofrecen una cantidad impresionante de dólares que se tendrían que destinar para que México y los países centroamericanos, participen en la contención de los flujos masivos de migrantes para que no alcancen a llegar a aquella nación.
Lo anterior con la finalidad de no hacer la tarea allá directamente, por lo que surge la idea de un gran albergue en Tapachula en 15 hectáreas; sin embargo, seguiría siendo una prisión, aunque se le cambie el nombre y sea un espacio abierto.
A juicio de la Fundación México Presente, no es la solución para atender el problema, porque si bien ahora no pueden controlar la migración, tampoco será posible con un albergue gigantesco, lo que significa una contradicción para abordar el fenómeno.
Lo que hace falta es generar desarrollo entre las naciones involucradas para desalentar el suceso; en México no se debe caer en los extremos, pasar de estaciones migratorias a gigantescos albergues, porque los migrantes deben ser tratados como seres humanos, sustentó Figueroa Flores.
Hay choques, pleitos, intentos de violaciones, pugnas, enfrentamientos entre personas de diversas nacionalidades, por lo que grandes albergues no son la solución; los responsables de la aplicación de la política migratoria de México deben entender los costos económicos y sociales que tendrían estos proyectos, reiteró.
Lamentablemente hay un rechazo muy fuerte por parte de las poblaciones receptoras de migrantes en Chiapas, como Tapachula y otros municipios, donde existen actitudes de xenofobia, casos de violencia y asaltos fuertes, lo que es preocupante y urge atenderse con compromiso, acotó.
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