Francisco es un niño de apenas cinco años, tsotsil originario del municipio indígena de Chamula en los Altos de Chiapas, no sabe del Día del Niño, sus derechos, los juguetes, no sabe si existen aquellos juguetes tradicionales de madera, de aquellos que probablemente jugaron sus padres y es que su madre le acompaña a su lado dona María quien se encarga de despachar los chicles, juntos caminan alrededor de la Catedral Metropolitana de San Marcos en busca de clientes.
Francisco apenas aguanta la caja de madera de trabajo de aseador de calzado, por momentos la arrastra pero el mismo se da un impulso con su brazo derecho y es que su misión es conseguir clientes no tiene metas de ingreso diario, dice que lo que sea es bueno total sus papás lo mantienen pero tiene que colaborar con algo por ello a su pequeña edad no piensa en los juguetes no se ilusiona con ellos, no sabe de qué se trata ya sea de madera o de pila, los modernos.
Dice que cobra 15 pesos porque así cobran todos aunque lo vean chiquito sabe trabajar toma el cepillo, pasa por los zapatos del cliente, le pasa franela, agrega jabón, sigue limpiando, agrega la grasa, sigue pasando el cepillo, agrega el brillo y sigue con el cepillo, toma la franela, la pasa una y otra vez, y para demostrar al cliente que es grande en su trabajo hace rechinar el calzado.
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Y ¿tus juguetes y el día del niño o tus derechos? Al saber responde. Se le enseña las fotos de los juguetes de madera, los ve y ante la parada de su joven madre dice ¿dónde los regalan? y es que Francisco al igual que muchos otros niños indígenas no conocen sus derechos, solo conocen el trabajo, el esfuerzo y la cooperación económica con el hogar.
Termina su trabajo listo con su madre habla en lengua materna. Se intuye que hablan de no confiarse con los extraños, quienes no les compran o no les contratan servicio de aseo del calzado son más extraños, se cuidan ambos, su madre carga en brazos y en reboso a su hermano menor, mientras su padre también busca en pan de cada día aseando calzados, recorre calles y avenidas de la capital.
En Chiapas 14 de cada 100 personas de 15 años o más no saben leer ni escribir, hasta el 2020 habían un millón 880 mil 176 niños y niñas de cero a 15 años, el 34 por ciento de la población total, según el Censo de Población y Vivienda, 13 de cada 100 no tienen ningún grado de escolaridad, 55 de cada 100 no tienen la educación básica terminada, 18 de cada 100 no finalizaron educación media superior y 13 de cada 100 concluyeron la educación superior.