Desde el miércoles está preparándose, desde el jueves está en venta y hasta este lunes o martes estará consumiéndose. Hay desde chicas hasta extragrandes, en diversas presentaciones y con diferentes precios. Hablamos de la Rosca de Reyes, la tradición gastronómica del 6 de enero.
Mónica Cecilia Castillo Herrera, propietaria de una famosa pastelería en Tuxtla Gutiérrez, dice que en víspera y durante el Día de Reyes producen entre 100 y 180 pieza diarias, según la venta del día. El cupo más numeroso corresponde a la envinada, la variedad de rosca más demandada no sólo en la capital sino en todo Chiapas.
La preparación arranca desde el 1 y 2 de enero. Las piezas empiezan a comercializarse desde el 3 de enero. Las ventas del inventario preexistente llegan a extenderse hasta el 7 u 8 de enero por las compras efectuadas en oficinas. “La demanda no nos permite atrasarnos más. Ahorita ya estamos al 100 por ciento”, cuenta al tiempo que embala uno de los cientos de roscones que despachará en las próximas horas.
DE $170 HASTA $320
Castillo Herrera informa que a mayor tamaño de la rosca mayor rendimiento y también precio. La dimensión y los ingredientes son los factores más determinantes en el costo. En su negocio hay piezas desde 170 hasta los 320 pesos. Decidieron mantener las tarifas ante el deterioro de la economía familiar, a pesar del encarecimiento temporal de ingredientes como el huevo y el azúcar; así como el frecuente incremento en la cotización de los empaques de plástico.
La Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa) estima que en el país al año son vendidas 2 millones de roscas con una derrama de 400 millones de pesos. El 6 de enero es una de las tres fechas que los agremiados registran más actividad, junto con el Día del Amor y la Amistad (por la compra de postres) y el Día de Muertos (por los cupos de pan de muerto).
SIMBOLISMO CRISTIANO
La Rosca de Reyes está considerada uno de los alimentos con más simbolismo bajo el influjo del cristianismo: su forma circular representa el amor eterno de Dios; las frutas secas evocan las distracciones del mundo que impiden encontrar a Jesús; y los muñecos rememoran al recién nacido, el hijo de Dios, escondido en Egipto por María, su madre, en los tiempos del rey Herodes.
La partida de este comestible relacionado con la repostería, nació como una tradición pagana en el seno del imperio romano en el siglo III. La práctica llegó a Francia 11 centurias después, en donde fue adoptada por el cristianismo como un acto para conmemorar el pasaje del Nuevo Testamento de la Biblia que relata la visita de tres sabios al niño Jesús. La costumbre arribó a México en el siglo XVI de la mano de los conquistadores españoles. En el país quienes parten un pedazo de rosca con un muñeco en su interior deben financiar un convivio con tamales y bebidas el próximo 2 de febrero, en el marco del Día de la Virgen de la Candelaria.