El Estado mexicano debe reconocer y asumir la deuda histórica que tiene con los pueblos originarios, el movimiento social del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) del 1 de enero de 1994 visibilizó la injusticia social, pero a más de 26 años de aquel acontecimiento armado, sigue la exclusión, analiza Agustín Figueroa Flores, presidente de la fundación México Presente de atención a migrantes.
En víspera de la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, este 9 de agosto, enfatizó que el mayor impacto de la migración, local, nacional e internacional es precisamente en los pueblos indígenas, la mayoría de los 88 municipios con población nativa han sido testigos de la migración hacia los Estados Unidos.
Figueroa Flores, que ha creado una red de defensores de derechos de los migrantes en México y Estados Unidos, precisó que el 27 por ciento de la población de Chiapas es indígena y lamentablemente sigue habiendo desplazamientos, la de Acteal en 1997 no ha sido esclarecida y los desplazados indígenas, de los que la Comisión Estatal de Derechos Humanos documenta más de seis mil, no han tenido tienen acceso pleno a la justicia, a la educación y la salud.
Cientos de indígenas desplazados se dedican a la venta de artesanías en Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, Querétaro y otras ciudades, lo mismo se encuentra en los campos agrícolas de Sonora, Tamaulipas, Nayarit y Jalisco, cada vez son más las mujeres que migran.
Los campos agrícolas están siendo abandonados por la falta de apoyo para el trabajo apropiado, los que han salido de Chiapas al extranjero las han abandonado junto con su familia y se localizan en Florida, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Iuta, California, chiapanecos con mayor perfil académico en Nueva York, Chicago y Texas en Estados Unidos.