Berriozábal.- No se trata de una pamplonada, aunquela tradición también refiere huir de un torito que recorre lasprincipales calles de esta localidad para dar la despedida a laSemana Santa en un hecho que se ha arraigado por generaciones.
Desde temprana hora comienzan los preparativos parallevar a los muñecos judas a pasear por el municipio, que adiferencia de otros poblados, la manera de hacerlo aquí es muypeculiar, con un becerro que asusta a propios y extraños pero quesirve como parte de la diversión.
El contingente que acompaña al torito entona alunísono “vivas” por el cierre de la fiesta y a su vez condenala acción hecha por los judíos al darle muerte en la cruz aJesús de Nazaret, por lo que aseguran que es una forma de festejarla resurrección de Cristo y acabar con la maldad que representa laacción de los que mataron al nazareno.
Y así se van de casa en casa, invitando a laciudadanía a ser parte de la celebración nocturna en donde quemanlos muñecos Judas, pero antes se siguen divirtiendo las familiasal jalar a la bestia que lleva los muñecos que seránquemados.
Debido a lo arriesgado que suele ser esta acción,los equipos de emergencia se mantienen al tanto durante elrecorrido, que en este año no registró complicaciones y lasfamilias pudieron disfrutar del paseo tradicional.
Por lo que en la noche todo concluye con una fiestapueblerina que reúne a cientos de personas para darle fin a laSemana Santa, en espera que el próximo año se vuelva a lasraíces, con nueva creatividad en cuanto a la elaboración de losmuñecos de trapo.