/ jueves 18 de junio de 2020

La basura, el negocio más sucio en Tapachula

Los tricicleros recolectores develan una serie de inconsistencias en el manejo de residuos por el ayuntamiento morenista

A nosotros nos cobran 150 pesos mensuales por permitirnos recoger la basura en las casas; imagínese la suma que se lleva el alcalde cada mes por todos nosotros

Édgar N, recolector de basura



Édgar lleva casi una década recolectando basura a bordo de un triciclo en Tapachula. De casa en casa y con una corneta que anuncia su arribo, el hombre de 54 años de edad cobra de 25 hasta 100 pesos por llevar los residuos generados en viviendas al norte de la ciudad.



Se trata de una práctica que lleva muchos años vigente y es única en el país; al principio, por la imperiosa necesidad de desahogar los desperdicios que las autoridades municipales no lograban controlar ante la ausencia de camiones recolectores de basura, pero en el actual ayuntamiento morenista, la presencia de estos recolectores a bordo de unidades ecológicas responde a actos de corrupción. En esta misma administración que inició con Óscar Gurría (Qepd) y ahora está a cargo de Rosa Irene Urbina Castañeda, se develan anomalías en la renta de más de 30 camiones para recoger la inmundicia en la mancha urbana y comunidades aledañas.

Huele a basura

Para Édgar la labor de recoger basura es “una mano que se le echa” al Ayuntamiento de Tapachula. El trabajador asegura, que son cientos de hombres y mujeres que se han agrupado para realizar dichas tareas en más de 200 colonias.

“Cada quien cuando se unió a este grupo de recolección de basura tomaba su zona y allí se asentaba, hasta ahora se trabaja así; todos llevamos a tirar la basura que recolectamos a la colonia Laureles, allí tenemos nuestras oficinas y estamos agremiados a la CTM”, relata.

Pero en Tapachula hay una doble función de recolección de basura; por una parte, los tricicleros que ganan un estimado de 200 pesos diarios y por otro lado, los camiones rentados de la alcaldía, pero el mal manejo de recursos, inconsistencias en la contratación, la renta de estos vehículos y las cuotas que la alcaldesa cobra a los tricicleros podrían destapar actos de corrupción.


700 tricicleros se dedican a esta tarea única en el país que consiste en recorrer el casco urbano para recoger desperdicios en casas y oficinas. Foto: Eduardo Torres | Diario del Sur


“A nosotros nos cobran 150 pesos mensuales por permitirnos recoger basura en las casas, imagínese si somos más de 100, la suma que se lleva la alcaldesa cada mes por todos nosotros, aun así, el problema de basura persiste en la ciudad porque uno de los tiraderos a los que llevábamos basura, debajo de un puente, fue cerrado por el ayuntamiento y ahora sólo dejamos los desperdicios en un sitio”, refiere.

Esa es sólo la estimación de alguien que trabaja en la labor de recoger basura a domicilio.

Según informa Richard del Pino Flores, secretario de la CNOP, son más de 700 trabajadores de recolección de basura en Tapachula que se distribuyen en al menos 100 colonias de la ciudad.



Es decir, el dinero que obtiene el Ayuntamiento de Tapachula por permitir a los “hombres de la basura” tirar lo que recogen asciende a un aproximado de 105,000 mil pesos mensuales, anualmente un estimado de un millón 260 mil pesos, cifras que podrían quedarse cortas u dinero “perdido” que no es declarado para obras o servicios en beneficio de la ciudadanía.

Más corruptelas

El 17 de abril se anunciaba el proyecto de arrendamiento de 30 camiones de basura para Tapachula, bajo el argumento que no se heredarían deudas a administraciones futuras bajo el sistema de “renta”; sin embargo, desde entonces no se ha dado a conocer el nombre de la empresa encargada de proveer estos vehículos, los montos totales de renta, ni por qué no llegaron todas las unidades anunciadas para el municipio.

Las aguas turbias al interior de esta administración municipal también apuntan a que la alcaldesa sustituta ha negado tal información, incluso a su cuerpo de cabildo, como lo refiere un funcionario de su gabinete que afirma, que “ni la Henry cercana conoce los pormenores de esta contratación turbia”.



Incluso, a los mismos trabajadores que conducen los vehículos compactadores de basura se les han quedado a deber salarios que no han sido concretados a todos en el sector.

Diario del Sur visitó el predio donde estos camiones son resguardados sobre la carretera Tapachula-Huixtla, kilómetro y medio adelante del entronque que comunica con el municipio de Mazatán.

Ahí, 28 camiones se mantienen estacionados después de las 18:00 horas, pero al siguiente día de las 6:00 a las 10:00 de la mañana solamente 18 vehículos salen del terreno para dirigirse y perderse en la ciudad, mientras el resto se quedan allí varados.

Hasta ahora, a casi un año de la puesta en funcionamiento de estos camiones poco o nada se sabe de las condiciones en que han sido contratados.



Para Édgar la recolección de basura a bordo de su triciclo permite llevar el sustento diario a casa. Es padre de tres hijos y junto a su esposa buscan la manera de sostenerse. Ninguna responsabilidad tienen estos hombres que de alguna manera contribuyen a que la ciudad tenga menos suciedad en las calles y casas.

“El ayuntamiento nos cobra por ayudarles a recoger la basura y eso está muy jodido. Ni nos dejan trabajar a gusto, pero tampoco nos quitan de aquí porque saben que nos necesitan”, afirma el trabajador que recoge unos 3 kilos de basura a cambio de 25 pesos.

ER

A nosotros nos cobran 150 pesos mensuales por permitirnos recoger la basura en las casas; imagínese la suma que se lleva el alcalde cada mes por todos nosotros

Édgar N, recolector de basura



Édgar lleva casi una década recolectando basura a bordo de un triciclo en Tapachula. De casa en casa y con una corneta que anuncia su arribo, el hombre de 54 años de edad cobra de 25 hasta 100 pesos por llevar los residuos generados en viviendas al norte de la ciudad.



Se trata de una práctica que lleva muchos años vigente y es única en el país; al principio, por la imperiosa necesidad de desahogar los desperdicios que las autoridades municipales no lograban controlar ante la ausencia de camiones recolectores de basura, pero en el actual ayuntamiento morenista, la presencia de estos recolectores a bordo de unidades ecológicas responde a actos de corrupción. En esta misma administración que inició con Óscar Gurría (Qepd) y ahora está a cargo de Rosa Irene Urbina Castañeda, se develan anomalías en la renta de más de 30 camiones para recoger la inmundicia en la mancha urbana y comunidades aledañas.

Huele a basura

Para Édgar la labor de recoger basura es “una mano que se le echa” al Ayuntamiento de Tapachula. El trabajador asegura, que son cientos de hombres y mujeres que se han agrupado para realizar dichas tareas en más de 200 colonias.

“Cada quien cuando se unió a este grupo de recolección de basura tomaba su zona y allí se asentaba, hasta ahora se trabaja así; todos llevamos a tirar la basura que recolectamos a la colonia Laureles, allí tenemos nuestras oficinas y estamos agremiados a la CTM”, relata.

Pero en Tapachula hay una doble función de recolección de basura; por una parte, los tricicleros que ganan un estimado de 200 pesos diarios y por otro lado, los camiones rentados de la alcaldía, pero el mal manejo de recursos, inconsistencias en la contratación, la renta de estos vehículos y las cuotas que la alcaldesa cobra a los tricicleros podrían destapar actos de corrupción.


700 tricicleros se dedican a esta tarea única en el país que consiste en recorrer el casco urbano para recoger desperdicios en casas y oficinas. Foto: Eduardo Torres | Diario del Sur


“A nosotros nos cobran 150 pesos mensuales por permitirnos recoger basura en las casas, imagínese si somos más de 100, la suma que se lleva la alcaldesa cada mes por todos nosotros, aun así, el problema de basura persiste en la ciudad porque uno de los tiraderos a los que llevábamos basura, debajo de un puente, fue cerrado por el ayuntamiento y ahora sólo dejamos los desperdicios en un sitio”, refiere.

Esa es sólo la estimación de alguien que trabaja en la labor de recoger basura a domicilio.

Según informa Richard del Pino Flores, secretario de la CNOP, son más de 700 trabajadores de recolección de basura en Tapachula que se distribuyen en al menos 100 colonias de la ciudad.



Es decir, el dinero que obtiene el Ayuntamiento de Tapachula por permitir a los “hombres de la basura” tirar lo que recogen asciende a un aproximado de 105,000 mil pesos mensuales, anualmente un estimado de un millón 260 mil pesos, cifras que podrían quedarse cortas u dinero “perdido” que no es declarado para obras o servicios en beneficio de la ciudadanía.

Más corruptelas

El 17 de abril se anunciaba el proyecto de arrendamiento de 30 camiones de basura para Tapachula, bajo el argumento que no se heredarían deudas a administraciones futuras bajo el sistema de “renta”; sin embargo, desde entonces no se ha dado a conocer el nombre de la empresa encargada de proveer estos vehículos, los montos totales de renta, ni por qué no llegaron todas las unidades anunciadas para el municipio.

Las aguas turbias al interior de esta administración municipal también apuntan a que la alcaldesa sustituta ha negado tal información, incluso a su cuerpo de cabildo, como lo refiere un funcionario de su gabinete que afirma, que “ni la Henry cercana conoce los pormenores de esta contratación turbia”.



Incluso, a los mismos trabajadores que conducen los vehículos compactadores de basura se les han quedado a deber salarios que no han sido concretados a todos en el sector.

Diario del Sur visitó el predio donde estos camiones son resguardados sobre la carretera Tapachula-Huixtla, kilómetro y medio adelante del entronque que comunica con el municipio de Mazatán.

Ahí, 28 camiones se mantienen estacionados después de las 18:00 horas, pero al siguiente día de las 6:00 a las 10:00 de la mañana solamente 18 vehículos salen del terreno para dirigirse y perderse en la ciudad, mientras el resto se quedan allí varados.

Hasta ahora, a casi un año de la puesta en funcionamiento de estos camiones poco o nada se sabe de las condiciones en que han sido contratados.



Para Édgar la recolección de basura a bordo de su triciclo permite llevar el sustento diario a casa. Es padre de tres hijos y junto a su esposa buscan la manera de sostenerse. Ninguna responsabilidad tienen estos hombres que de alguna manera contribuyen a que la ciudad tenga menos suciedad en las calles y casas.

“El ayuntamiento nos cobra por ayudarles a recoger la basura y eso está muy jodido. Ni nos dejan trabajar a gusto, pero tampoco nos quitan de aquí porque saben que nos necesitan”, afirma el trabajador que recoge unos 3 kilos de basura a cambio de 25 pesos.

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