San Cristóbal de Las Casas.- Unas mil personas realizaron en Huitiupán la Peregrinación por la Paz y la Justicia, partiendo cerca de Simojovel, dio a conocer el párroco Marcelo Pérez Pérez, al afirmar que acudieron de las parroquias de San Juan El Bosque, San Antonio de Padua, San Lorenzo, Nuestra Señora de la Asunción, de los municipios vecinos de El Bosque y de Amatán.
“Lo primero que queremos denunciar públicamente es la violación y muerte de Rosa. Una pequeña niña con deseos ayudar a su familia busca trabajo en una de esas cantinas clandestinas establecidas en las orillas de los ríos durante Semana Santa. En uno de sus traslados hacia el centro de este pueblo es interceptada para posteriormente ser violada por cuatro personas que hasta el día hoy siguen libres en este pueblo de Huitiupán y que siguen representando un peligro para la población en general, debido a que no se ha hecho justicia y todavía no hay ningún detenido por ese agravio a la niña. Producto de las agresiones y laceraciones Rosa muere días después”, citan en un escrito.
Exigen alto a la violencia, a la venta de drogas, a los agravios de niñas y mujeres, porque “mataron a Rosa y la mataron la corrupción y complicidad de las autoridades porque guardan silencio ante el aumento de cantinas clandestinas que se dedican a la venta de drogas”.
Como Iglesia dejan en claro que no pueden guardar silencio ante la muerte de una niña “ya que, los niños y niñas son el bien supremo de la sociedad, y es por ello que hoy levantamos nuestra voz y exigimos justicia para Rosa”.
En el tema de doctores y medicamentos en las clínicas de las comunidades, y el tema de la salud, lamentaron que se tenga un gran abandono y desde hace meses se encuentran sin medicamentos y mucho menos doctores que puedan brindar la atención requerida.
“Las clínicas de nuestras comunidades se encuentran en completo abandono. Exigimos a las autoridades correspondientes voltear la mirada hacia las comunidades, les pedimos que olviden por un momento sus ambiciones de poder y de dinero y recuerden que no soy reyes, sino servidores de la comunidad”, añaden.
Subrayan finalmente que la salud es un derecho al que todo ciudadano debe acceder, “pero en nuestras comunidades este tema está muy lejos de significar un derecho, por el contrario, enfermarse en la comunidad, en muchos casos, es signo de muerte”.
En los municipios de la región se ha incrementado de manera alarmante la venta de drogas en los antros y cantinas clandestinas, poniendo en riesgo a la población, alejando las posibilidades de acceder a la paz y a la estabilidad
MARCELO PÉREZ, SACERDOTE DE SIMOJOVEL
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