/ viernes 7 de agosto de 2020

Mujeres se apoderan de la conservación en Reserva de la Biosfera El Ocote


Las mujeres se han apoderado de la conservación de la Reserva de la Biosfera El Ocote, donde su vida se ha familiarizado con especies emblemáticas como el jaguar, el tapir, tigrillo, ocelote, mono araña y saraguato, aves como las águilas, el tucán real, zopilote rey y otras radas, endémicas y en peligro de extinción, en un clima cálido húmedo.

La coordinadora de la Línea de Monitoreo Biológico de esa Área Natural Protegida (ANP), Karla Leal Aguilar, cuenta que desde hace trece años realiza su labor en esa extensión de tierras altas y bosques de mediana altura, que, a la vez, es un escenario ideal para realizar kayak, rappel, acampar, dormir en cuevas, caminar y observar el paisaje a lo largo del imponente cañón de 180 metros de altura del Río La Venta.




Narra que no ha sido fácil la presencia de las mujeres en las tareas de conservación en ese sitio de 101 mil 288 hectáreas en los municipios de Cintalapa, Jiquipilas, Ocozocoautla de Espinosa y Tecpatán, pero cuando las valientes mujeres observan mediante cámara de foto trampeo las especies de fauna, el riesgo al que se enfrentan y la urgencia de aumentar sus poblaciones, se apropian del espacio para mejorar el hábitat.

Cuenta Leal Aguilar que ha encontrado una empatía entre ella y las mujeres de las diversas localidades, primero porque desde muy pequeña se interesó por la conservación cuando acompañaba a su bisabuelo a su hacienda donde observaba las plantaciones de cacao, castaña y cacaté que ahora son difíciles de encontrar en los ecosistemas de Chiapas.



Lo primero que ha hecho es reunir información científica y compartirla a las comunidades sobre la importancia para la humanidad de las ANP, su conservación y las posibilidades de participación de las familias, porque en la medida en que el bosque esté bien, la humanidad recibirá calidad de servicios ecosistémicos.

Las mujeres se encargan de monitorear las poblaciones de mamíferos, jaguar, tapir, aves como las águilas donde las comunidades ya han formado sus grupos de monitoras comunitarias, formando alianzas con otras comunidades, investigadores y grupos de asesores de la Selva Zoque para la formación de monitoras comunitarias.

La conservación es estar acorde con todo, con nuevos estilos de vida en las comunidades, desarrollar actividades productivas con respeto a los recursos naturales, acciones de manejo y todo comienza escuchando a las mujeres y ello ha permitido que se involucren con pasión, trabajando la tierra cuidando los animales y aumentando las poblaciones silvestres.



Los bosques se están perdiendo fuera de las ANP, lo que se llama zona de amortiguamiento y tenemos que construir corredores biológicos y lo vamos a hacer con las mujeres, con los hombres y con los acuerdos en las comunidades, si le fallamos al bosque, estamos fallando a la humanidad que cada vez demanda calidad de oxígeno, advierte Leal Aguilar.

Le ha tocado ir a campo sola, de noche incluso, no le ha pasado nada debido a que el primer paso ha sido establecer acuerdos con las comunidades para la conservación, la gobernanza y la producción de alimentos, los mejores aliados son las comunidades, cada vez es mayor la participación de las mujeres, más hombres ha estado presentes.

Las comunidades han comprendido la conexión que se genera entre la humanidad, la tierra que se trabaja para la agricultura y el bosque, una atracción que se hace mucho más activa, cada vez es mayor apoderamiento a favor de la naturaleza y llevar el sustento a casa a través de la protección; las mujeres están rompiendo barreras y siendo ejemplo en la conservación.






Las mujeres se han apoderado de la conservación de la Reserva de la Biosfera El Ocote, donde su vida se ha familiarizado con especies emblemáticas como el jaguar, el tapir, tigrillo, ocelote, mono araña y saraguato, aves como las águilas, el tucán real, zopilote rey y otras radas, endémicas y en peligro de extinción, en un clima cálido húmedo.

La coordinadora de la Línea de Monitoreo Biológico de esa Área Natural Protegida (ANP), Karla Leal Aguilar, cuenta que desde hace trece años realiza su labor en esa extensión de tierras altas y bosques de mediana altura, que, a la vez, es un escenario ideal para realizar kayak, rappel, acampar, dormir en cuevas, caminar y observar el paisaje a lo largo del imponente cañón de 180 metros de altura del Río La Venta.




Narra que no ha sido fácil la presencia de las mujeres en las tareas de conservación en ese sitio de 101 mil 288 hectáreas en los municipios de Cintalapa, Jiquipilas, Ocozocoautla de Espinosa y Tecpatán, pero cuando las valientes mujeres observan mediante cámara de foto trampeo las especies de fauna, el riesgo al que se enfrentan y la urgencia de aumentar sus poblaciones, se apropian del espacio para mejorar el hábitat.

Cuenta Leal Aguilar que ha encontrado una empatía entre ella y las mujeres de las diversas localidades, primero porque desde muy pequeña se interesó por la conservación cuando acompañaba a su bisabuelo a su hacienda donde observaba las plantaciones de cacao, castaña y cacaté que ahora son difíciles de encontrar en los ecosistemas de Chiapas.



Lo primero que ha hecho es reunir información científica y compartirla a las comunidades sobre la importancia para la humanidad de las ANP, su conservación y las posibilidades de participación de las familias, porque en la medida en que el bosque esté bien, la humanidad recibirá calidad de servicios ecosistémicos.

Las mujeres se encargan de monitorear las poblaciones de mamíferos, jaguar, tapir, aves como las águilas donde las comunidades ya han formado sus grupos de monitoras comunitarias, formando alianzas con otras comunidades, investigadores y grupos de asesores de la Selva Zoque para la formación de monitoras comunitarias.

La conservación es estar acorde con todo, con nuevos estilos de vida en las comunidades, desarrollar actividades productivas con respeto a los recursos naturales, acciones de manejo y todo comienza escuchando a las mujeres y ello ha permitido que se involucren con pasión, trabajando la tierra cuidando los animales y aumentando las poblaciones silvestres.



Los bosques se están perdiendo fuera de las ANP, lo que se llama zona de amortiguamiento y tenemos que construir corredores biológicos y lo vamos a hacer con las mujeres, con los hombres y con los acuerdos en las comunidades, si le fallamos al bosque, estamos fallando a la humanidad que cada vez demanda calidad de oxígeno, advierte Leal Aguilar.

Le ha tocado ir a campo sola, de noche incluso, no le ha pasado nada debido a que el primer paso ha sido establecer acuerdos con las comunidades para la conservación, la gobernanza y la producción de alimentos, los mejores aliados son las comunidades, cada vez es mayor la participación de las mujeres, más hombres ha estado presentes.

Las comunidades han comprendido la conexión que se genera entre la humanidad, la tierra que se trabaja para la agricultura y el bosque, una atracción que se hace mucho más activa, cada vez es mayor apoderamiento a favor de la naturaleza y llevar el sustento a casa a través de la protección; las mujeres están rompiendo barreras y siendo ejemplo en la conservación.





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