En la administración pública municipal 2015-2018 (representada por Enrique Arreola), se ejecutó una obra de “alto impacto” en la carretera Sayula, fueron varios kilómetros de pavimentación y otras “mejoras” que se realizaron con el objeto de evitar inundaciones y que las agua pluviales se fueran directo al río La Venta sobre el lado poniente de la ciudad, pero poco duró el gusto de esos trabajos, aunque la idea era muy buena.
Fue a inicio de la siguiente administración 2018-2021 (a cargo de Francisco Nava), cuando a la altura de una tortillería conocida como La Escondida donde se formó un Socavón, mismo que no ha dejado de crecer y de afectar en mucho a los habitantes de varias colonias aledañas a ese lugar.
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Cabe mencionar que la vía donde se presentó el fallo de la constructora que realizó la obra de casi 40 millones de pesos, es extremadamente transitada, y al ver ese problema, se tuvieron que habilitar unas calles para que pudieran pasar por ahí los autos, volteos, camiones pesados, particulares y mototaxis, sin embargo, la mala calidad de ese trabajo aún se puede apreciar con solo darle un vistazo.
Resaltar que cuando Nava Clemente era alcalde, en repetidas ocasiones dijo que él había demandado ante la instancia competente del gobierno del estado para que obligaran a quien había hecho esa obra regresara a repararla, ya que aún estaba vigente el año de vicios ocultos, (así se le llama al tiempo que una constructora está obligada a resarcir cualquier fallo que la obra terminada presentara como en este caso), pero eso aún no ha sucedido.
Lo cierto es que a casi cuatro años que esos trabajos no quedaron bien y no ha habido una una sola dependencia que se haga cargo de reparar los daños en la estructura y mientras tanto, los vecinos siguen viviendo entre el polvo, la tierra, los baches, el lodo y el monte, porque el socavón ahora está lleno de una gran maleza que podría servir como nido de arañas, reptiles y demás animales venenosos.