/ lunes 19 de noviembre de 2018

Sacerdotes y pastores unidos contra la intolerancia religiosa

Paradójico que Chiapas, el estado más pobre, tenga la diversidad religiosa más amplia del país. El porcentaje de católicos ha disminuido desde hace tres décadas hasta convertirse en la entidad con menos creyentes católicos (58 por ciento), al tiempo que ha crecido el porcentaje de protestantes y evangélicos (19 por ciento), además de otras religiones como mormones, adventistas, testigos de Jehová, incluso islamistas y budistas

En el marco del Día Internacional para la Tolerancia – que se celebró el 16 de noviembre -, los sacerdotes católicos y pastores evangélicos de Chiapas (entidad que registra la mayor diversidad religiosa del país), se reunirán con eclesiásticos de diferentes credos, diputados y presidentes municipales para evitar que se repitan los conflictos y expulsiones por diferencias religiosas que tienen una larga y trágica historia en el estado.

La igualdad de género, los matrimonios del mismo sexo, el aborto, la eutanasia y sobre todo la libertad de credo, son temas que se tratarán en la reunión convocada por el Consejo Interreligioso de Chiapas (Cich), el viernes 26 de noviembre en Tuxtla, informa Víctor Hugo Sánchez Zebadúa, subsecretario de Asuntos Religiosos de Chiapas; pero, sobre todo, se trata de dialogar con las nuevas autoridades municipales y terminar con los violentos enfrentamientos, presuntamente religiosos, entre comunidades indígenas.

En la historia reciente de Chiapas, entre 1960 y 2001, se registraron 339 conflictos que activaron 432 agresiones y violaciones a los derechos individuales y colectivos, señala una investigación (Diversidad religiosa y conflicto en Chiapas, 2005), coordinada por Carolina Rivera Farfán, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Sociales (CIESAS). De estos, 23.2 por ciento fueron expulsiones; 13.4 por ciento, agresiones físicas y un porcentaje similar de amenazas de expulsión.

Estas agresiones –afirman los funcionarios y ministros religiosos, entrevistados–, han disminuido en los últimos años. Actualmente, sólo hay 12 asuntos en vías de solución, entre ellos cinco expedientes de desplazamiento forzado, que atiende la subsecretaría de Asuntos Religiosos del Gobierno de Chiapas, de comunidades (en San Cristóbal y en Huixtán) que expulsaron a grupos evangélicos, pero estos hechos sucedieron en 2011. Son casos en los que está pendiente su reubicación, según los acuerdos que se lograron con las partes en conflicto, explica Sánchez Zebadúa.



Los casos más recientes son el del ejido Puebla, municipio de Chenalhó, en donde fueron expulsadas 23 familias católicas en 2013, que lograron retornar a su comunidad; otro es el del ejido José María Morelos, municipio de Tumbalá, en donde acordaron en asamblea que todos serían presbiterianos, pero en 2011 hubo dos familias que se convirtieron a la fe pentecostés y fueron expulsadas.

Hay cinco expedientes de “desplazamiento forzado” que atiende la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), pero no son debido a conflictos religiosos, sino a pugnas políticas, agrarias o de tipo económico por la disputa de los recursos naturales de la comunidad, señala Juan José Zepeda Bermúdez, presidente de la CNDH.

En la antesala de la sucesión gubernamental, pues el 8 de diciembre toma posesión Rutilio Escandón Cadenas como gobernador de Chiapas, la reunión del Cich, en la que participarán sacerdotes, pastores y ministros de las principales asociaciones religiosas registradas en la entidad (400 según datos de la Secretaría de Gobernación), que hablarán en torno a las nuevas realidades sociales.

Paradójico que Chiapas, el estado más pobre, tenga la diversidad religiosa más amplia del país. El porcentaje de católicos – según datos del Inegi – ha disminuido desde hace tres décadas hasta convertirse en la entidad con menos creyentes católicos (58 por ciento), al tiempo que ha crecido el porcentaje de protestantes y evangélicos (19 por ciento), además de otras religiones como mormones, adventistas, testigos de Jehová, incluso islamistas y budistas.

Ante la pluralidad religiosa que caracteriza a Chiapas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal y expresidente del Cich, preguntaba: ¿Esto es una riqueza y una fuerza positiva, o una debilidad y un problema? ¿Esto ayuda al progreso, a la paz y a la convivencia social, o es un factor de división y de enfrentamiento en las comunidades?

“La pluralidad religiosa en Chiapas debe ser, en verdad, una riqueza, y no fuente de tensiones y conflictos”, afirmó monseñor Arizmendi en el documento presentado en el Foro sobre Tolerancia y Diversidad Religiosa que se realizó en 2001 en San Cristóbal. Aunque en los últimos años han disminuido notablemente los conflictos, enfrentamientos y expulsiones por motivo religiosos, está vigente el reto de promover la tolerancia y la paz.

“El hombre es libre de creer lo que quiera”, afirma convencido el sacerdote José Aguilera Cruz, presidente del Consejo Interreligioso de Chiapas: “Nosotros –reitera– queremos tomar en serio lo que dice la Carta de Derechos Humanos acerca de la libertad de creencia y de pensamiento”.

En la reunión del Cich, que se realizará este viernes en Tuxtla, indica Aguilera Cruz, participarán sacerdotes, pastores y ministros de las asociaciones religiosas que hay en Chiapas. “Queremos hacer este foro con otras iglesias y también con políticos para que se respete a las personas en su la libertad de creencia, porque a veces nos sentimos con autoridad de prohibir, negar, tapar el paso en ese sentido. Que haya libertad completa es lo que se pide, no sólo para la iglesia católica; el hombre es libre para creer lo que quiera. Por eso se van invitar a presidentes municipales, diputados; también queremos que expongan; son personas de política, de iglesias y de otras iglesias que aporten a este tema de libertad religiosa”.

(Continuará)


En el marco del Día Internacional para la Tolerancia – que se celebró el 16 de noviembre -, los sacerdotes católicos y pastores evangélicos de Chiapas (entidad que registra la mayor diversidad religiosa del país), se reunirán con eclesiásticos de diferentes credos, diputados y presidentes municipales para evitar que se repitan los conflictos y expulsiones por diferencias religiosas que tienen una larga y trágica historia en el estado.

La igualdad de género, los matrimonios del mismo sexo, el aborto, la eutanasia y sobre todo la libertad de credo, son temas que se tratarán en la reunión convocada por el Consejo Interreligioso de Chiapas (Cich), el viernes 26 de noviembre en Tuxtla, informa Víctor Hugo Sánchez Zebadúa, subsecretario de Asuntos Religiosos de Chiapas; pero, sobre todo, se trata de dialogar con las nuevas autoridades municipales y terminar con los violentos enfrentamientos, presuntamente religiosos, entre comunidades indígenas.

En la historia reciente de Chiapas, entre 1960 y 2001, se registraron 339 conflictos que activaron 432 agresiones y violaciones a los derechos individuales y colectivos, señala una investigación (Diversidad religiosa y conflicto en Chiapas, 2005), coordinada por Carolina Rivera Farfán, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Sociales (CIESAS). De estos, 23.2 por ciento fueron expulsiones; 13.4 por ciento, agresiones físicas y un porcentaje similar de amenazas de expulsión.

Estas agresiones –afirman los funcionarios y ministros religiosos, entrevistados–, han disminuido en los últimos años. Actualmente, sólo hay 12 asuntos en vías de solución, entre ellos cinco expedientes de desplazamiento forzado, que atiende la subsecretaría de Asuntos Religiosos del Gobierno de Chiapas, de comunidades (en San Cristóbal y en Huixtán) que expulsaron a grupos evangélicos, pero estos hechos sucedieron en 2011. Son casos en los que está pendiente su reubicación, según los acuerdos que se lograron con las partes en conflicto, explica Sánchez Zebadúa.



Los casos más recientes son el del ejido Puebla, municipio de Chenalhó, en donde fueron expulsadas 23 familias católicas en 2013, que lograron retornar a su comunidad; otro es el del ejido José María Morelos, municipio de Tumbalá, en donde acordaron en asamblea que todos serían presbiterianos, pero en 2011 hubo dos familias que se convirtieron a la fe pentecostés y fueron expulsadas.

Hay cinco expedientes de “desplazamiento forzado” que atiende la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), pero no son debido a conflictos religiosos, sino a pugnas políticas, agrarias o de tipo económico por la disputa de los recursos naturales de la comunidad, señala Juan José Zepeda Bermúdez, presidente de la CNDH.

En la antesala de la sucesión gubernamental, pues el 8 de diciembre toma posesión Rutilio Escandón Cadenas como gobernador de Chiapas, la reunión del Cich, en la que participarán sacerdotes, pastores y ministros de las principales asociaciones religiosas registradas en la entidad (400 según datos de la Secretaría de Gobernación), que hablarán en torno a las nuevas realidades sociales.

Paradójico que Chiapas, el estado más pobre, tenga la diversidad religiosa más amplia del país. El porcentaje de católicos – según datos del Inegi – ha disminuido desde hace tres décadas hasta convertirse en la entidad con menos creyentes católicos (58 por ciento), al tiempo que ha crecido el porcentaje de protestantes y evangélicos (19 por ciento), además de otras religiones como mormones, adventistas, testigos de Jehová, incluso islamistas y budistas.

Ante la pluralidad religiosa que caracteriza a Chiapas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal y expresidente del Cich, preguntaba: ¿Esto es una riqueza y una fuerza positiva, o una debilidad y un problema? ¿Esto ayuda al progreso, a la paz y a la convivencia social, o es un factor de división y de enfrentamiento en las comunidades?

“La pluralidad religiosa en Chiapas debe ser, en verdad, una riqueza, y no fuente de tensiones y conflictos”, afirmó monseñor Arizmendi en el documento presentado en el Foro sobre Tolerancia y Diversidad Religiosa que se realizó en 2001 en San Cristóbal. Aunque en los últimos años han disminuido notablemente los conflictos, enfrentamientos y expulsiones por motivo religiosos, está vigente el reto de promover la tolerancia y la paz.

“El hombre es libre de creer lo que quiera”, afirma convencido el sacerdote José Aguilera Cruz, presidente del Consejo Interreligioso de Chiapas: “Nosotros –reitera– queremos tomar en serio lo que dice la Carta de Derechos Humanos acerca de la libertad de creencia y de pensamiento”.

En la reunión del Cich, que se realizará este viernes en Tuxtla, indica Aguilera Cruz, participarán sacerdotes, pastores y ministros de las asociaciones religiosas que hay en Chiapas. “Queremos hacer este foro con otras iglesias y también con políticos para que se respete a las personas en su la libertad de creencia, porque a veces nos sentimos con autoridad de prohibir, negar, tapar el paso en ese sentido. Que haya libertad completa es lo que se pide, no sólo para la iglesia católica; el hombre es libre para creer lo que quiera. Por eso se van invitar a presidentes municipales, diputados; también queremos que expongan; son personas de política, de iglesias y de otras iglesias que aporten a este tema de libertad religiosa”.

(Continuará)


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