Lo que comenzó como la música marginal de jóvenes migrantes mexicanos en Estados Unidos se ha convertido en un fenómeno comercial a gran escala. Los corridos tumbados ya superaron la categoría de música regional para posicionarse como un género para todo tipo de escuchas, desde el clásico fan de la música norteña hasta los chicos alternativos que asisten a festivales indie.
Junior H es una de las voces más representativas de los corridos tumbados. Su primera fecha en la Plaza de Toros México —programada para el 13 de mayo— se agotó en unas horas. Ante la abrumadora respuesta de su público, abrió una segunda fecha para el 14. Y no sólo eso. También es uno de los artistas protagónicos del Festival Axe Ceremonia 2023 (1 y 2 de abril), donde actuarán artistas como Rosalía, Travis Scott, Julieta Venegas y Tokischa.
De este modo, los corridos tumbados se cuelan de lleno en un festival que, desde hace años, se encarga de incluir las últimas tendencias musicales a nivel global, sin temor a combinar artistas que, hace unos años, parecía imposible juntar en un mismo cartel.
Según los datos más recientes de Spotify, Junior H y Peso Pluma son los artistas más escuchados de México, sólo detrás de Bad Bunny. El primero cuenta con 18 millones de oyentes mensuales a nivel mundial; el segundo, con casi 20 millones. Y por ahí también anda Natanael Cano, con casi 19 millones. Los tres son mexicanos que migraron en busca del sueño americano. Allá encontraron el éxito.
Junior H es originario de Guanajuato, pero se mudó con su familia a Utah hace varios años en busca de mejores oportunidades laborales y, como es de costumbre, huyendo de la violencia generada por el crimen organizado. En Estados Unidos trabajó en un restaurante Wendy’s y en toda clase de oficios. Se hizo famoso luego de subir sus canciones a YouTube. Un día, mientras trabajaba, sus compañeros le dijeron: “¿ya viste cuántas personas han visto tus videos?”. A partir de ese momento, su primera canción, No eh cambiado (escrito así), se convirtió en un himno de los corridos tumbados.
Tomando en cuenta que la mayoría de los intérpretes del género han tenido más éxito en Estados Unidos que en México, para artistas como Junior H es una proeza presentarse en la capital mexicana.
“Todo ha cambiado (en la escena de los corridos tumbados). Tenemos más gente cada vez. Estoy 100% seguro que nos va a ir muy bien”, dijo Junior H en conferencia de prensa, donde también detalló que sus presentaciones en la Plaza de Toros México tendrán un repertorio enfocado al regional mexicano, y no tanto al trap, con el que experimentó en su álbum Contingente (2022). Ese disco, dijo, lo tiene reservado para ser tocado en festivales donde asiste un público más diverso.
“La verdad que no (esperaba el sold out en México), porque en Estados Unidos sí fue bastante difícil. Incluso en un principio, en los primeros dos o tres años de nuestra carrera fue muy difícil porque nunca habíamos sido aceptados. Vamos a ser honestos: fue complicado, no teníamos gente, teníamos demasiado hate. La respuesta que nos llevamos en México no la esperábamos”, comentó el cantautor, quien pertenece a Rancho Humilde, la disquera con sede en Los Ángeles que se ha convertido en un bastión para los corridos tumbados. Desde allí, los artistas tienen la oportunidad de trabajar con artistas de otros géneros, como el trap o el hip hop.
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“Cuando nosotros unimos la cultura mexicana con la americana, se dio ese sonido (de los corridos tumbados). La juventud actual ya no entendía lo que era una canción o un corrido de México, con letras que hablan sobre estar sentado en una piedra esperando a que pase el tiempo para llevarle serenata a una mujer. Los chavos de aquí ya no se identificaban con eso, ya no se esperaban a que pasara una chava, ellos ya tenían la iniciativa de buscarlas, de irse con ellas por un cigarrito o por un pisto para escuchar rap”, aseguró Jimmy Humilde, cofundador de la disquera, en una conversación con El Sol de México.
En un mundo cada vez más globalizado, las fronteras entre los géneros musicales se vuelven difusas. Y las etiquetas, cada vez más obsoletas. Mientras, los corridos tumbados son una avalancha que, hasta ahora, nadie ha podido detener.