Mano chiapaneca en la antorcha olímpica

ERICK SUAREZ

  · miércoles 10 de octubre de 2018

Escritor e investigador Edi Maber Suárez Rodas. /ERICK SUÁREZ

  • MAÑANA MÉXICO CONMEMORA EL 50ANIVERSARIO DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE 1968
  • Ni esa historia ni la de deportistas locales pudocontarse por negarse el financiamiento a un libro

Detrás de la antorcha que la atleta mexicanaEnriqueta Basilio portó el 12 de octubre de 1968 para encender elpebetero del Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad deMéxico, durante la ceremonia de inauguración de los únicosjuegos olímpicos que el país albergó en la historia, estuvo unchiapaneco, específicamente un tuxtleco que aparentemente estudióen la “Prevo”.

Su vida aún no pudo relatarse por la falta depatrocinio para publicar “Las glorias del deporte chiapaneco”,un libro del escritor e investigador Edi Maber Suárez Rodas quereúne 76 crónicas biográficas de personas oriundas del estadoque en la duela, desde las gradas o tras bastidores fuerondeterminantes para el desarrollo del deporte en México y laentidad.

En su obra los lectores conocerán, entre otros, aEnrique Gerle Gandovar, el único cronista deportivo nativo delestado que forma parte del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano;Elsa Hayashi, una tapachulteca que integró la Selección Mexicanade Básquetbol durante 18 años; o Carlos María Castañón, “ElProfe Calichi”, pionero en el fomento de la práctica del esgrimaen Chiapas, organizador de la olimpiada atlética de TuxtlaGutiérrez de 1930, la primera en su clase en la capital; ypromotor del primer combate de lucha libre protagonizado pormujeres.

Dicho material bibliográfico también cuenta lahistoria de una mujer de Chenalhó, municipio de los Altos conocidopor sus altos índices de pobreza y últimamente por sus casos deviolencia política y conflictos agrarios, que por azares deldestino y a cambio de unos miles de pesos confeccionó el cinturónque estuvo en disputa en la pelea que en mayo pasado sostuvieron enEstados Unidos el boxeador mexicano Saúl “El Canelo” Álvarezy el boxeador kazajo Gennari Golovkyn, trofeo que por cierto tuvoun insumo chiapaneco más: ámbar de Simojovel en las letras con laque fue confeccionada la leyenda “Consejo Mundial deBoxeo”.

El libro también rompe mitos, como el que señalaque el boxeador chiapaneco Romeo “El Lacandón” Anaya nació enla Rivera de Cahuaré, cuando en realidad vio la primera luz enTuxtla Gutiérrez, en una vivienda ubicada a un costado de laIglesia de San Jacinto, afirma el autor.

Asegura que la obra ayudará a quienes ejercen elperiodismo deportivo a aumentar su acervo cultural y convertirse encronistas, “porque lo que hacen no es crónica sinocomentarios”. Por el conocimiento que concentra vería bien queel material fuera distribuido de manera gratuita en escuelas denivel básico.

Imprimir uno o dos ejemplares cuesta 800 pesos.Solicité apoyo a la Secretaría de la Juventud, Recreación yDeporte de la entidad para publicar el material. Me dijeron que nomanejan recursos propios. Por tanto, la única ayuda disponible eraremitirlo al Consejo Estatal para las Culturas y las Artes,dependencia que al menos en este sexenio sólo publicó libros“de sus cuates”, asevera.

Anuncia que buscará ayuda en la Comisión deDeportes del Congreso del Estado para publicar su obra, la cuartade su autoría (los otros están relacionados con artistas payasosy circos chiapanecos).

“Cuando los leamos nos vamos a sentir orgullosos deser chiapanecos (…) Aunque no ganó dinero, me da gustocompartirlo”, puntualiza.