La poda indiscriminada e irracional que ha hecho el ayuntamiento capitalino continúa provocando la ausencia de sombra en distintos puntos de la capital, lo que deja en claro que por encima de los intereses y bienestar de la ciudadanía está la imagen urbana, la cual daña la ecología y genera riesgos a la salud pública.
A pesar de las altas temperaturas registradas en las últimas semanas en la capital del estado, el gobierno municipal sigue con su plan de mejorar el cuadro urbano sin importar cuántos árboles haya que dejar en los puros troncos, incluso hasta derribarlos.
Las consecuencias de la mala planeación y nula atención ambiental han quedado expuestas, ya que la población experimenta las temperaturas más altas en décadas y es por ello que está inmerso en una especie de olla de vapor.
En días pasados, el personal del área de limpia municipal recibió órdenes de desramar una buena parte de arbustos que brindaban la poca sombra que quedaba en la vía pública en Tuxtla Gutiérrez.
El argumento: mejorar la imagen de la capital; sin embargo, los empleados dejaron los puros esqueletos de los árboles sembrados en el camellón de la 11ª Poniente del fraccionamiento Las Terrazas.
Asimismo, la propia explanada del Parque Central fue despojada de un ejemplar de laurel que, a decir del gobierno municipal, estaba seco, por lo que sería reemplazado por otro de su misma especie, acciones que fueron publicadas en las redes sociales de la administración actual en un acto anticipado a las críticas de los habitantes.
Ejercicios similares se llevan a cabo simultáneamente en diversos puntos de la entidad, pero no sólo el Cabildo está acabando la poca sombra de la ciudad; en el sector oriente, empresarios que construyen una sucursal de la cadena de tiendas de conveniencia más grande en la actualidad, derribaron dos “benjaminas” que estaban sobre la banqueta, debido a que su establecimiento necesitaba visibilidad, y hasta el momento no hay señas de una sanción.
Del mismo modo, otros locales en la colonia Terán, ubicado sobre la 1ª Poniente Sur, efectuó las mismas prácticas para beneficio de su negocio y en detrimento de los residentes y el ecosistema.
Por otra parte, vecinos de la colonia La Lomita derribaron varios árboles de “flamboyán”, presuntamente bajo la supervisión de las autoridades debido a que representaban riesgo para los colonos.
En contraste, el propio gobierno capitalino inició una “cacería de brujas” para sancionar a las personas que, sin permiso talen esta vegetación, aunque sea un riesgo para su propiedad o integridad física.
En este sentido, María Fernanda “N” –habitante de la colonia La Reliquia– manifestó que es una contradicción, dado a que ellos rapan a los árboles y culminan con la vegetación y sombra, mientras que no hay quien trabaje en los troncos que podrían afectar a la ciudadanía.
Luego de ejecutar un sondeo con varios pobladores, se determinó que las acciones de desrame son necearías, pero la forma en la que este gobierno lo ejecuta no es congruente y perjudica a toda la ciudad.
15 Árboles fueron talados en menos de una semana en la capital chiapaneca.
3 De los árboles podridos que existen en el centro, ninguno ha sido restaurado por las autoridades.
Cada vez es más difícil conseguir un lugar que genere sombra en la capital chiapaneca, debido a que los arbustos que hacían esto, han sido deforestados.
SOMBRA