/ viernes 25 de enero de 2019

ESCRITORAS COLOMBIANAS

PIEDRA DE TOQUE

(segunda parte de tres o cuatro)

Homenaje a María Teresa Uribe

Damas de alcurnia fueron las escritoras colombianas y de otras naciones de América Latina durante el siglo XIX. Hijas de padres ilustrados, viajeros, casi todos liberales. Varios de ellos ligados al poder económico o al poder del estado, incluso en el orden militar. Obvio que ellas poseían una especial sensibilidad para gustar, apreciar y frecuentar la lectura y la escritura literaria.

Un acontecimiento sobresaliente fue la existencia y rica relación de la madre del poeta chileno Vicente Huidobro, la aristócrata María Luisa Fernández, escritora y poeta, quien brindó todo el apoyo a su hijo para editar a los 17 años la revista de poesía Musa Joven y apoyarlo con todos los gastos en sus viajes y estancias en Francia, con su esposa y dos hijas. Al joven le aburrían los profesores mediocres y ella le brindó el apoyo para dejar los estudios académicos, lo instruía en casa, le facilitaba libros y estimulaba a escribir, aún contra la voluntad del padre. Caso excepcional y decisivo para nuestra literatura, llegando a ser Vicente Huidobro uno de los más importantes poetas y escritores vanguardistas del siglo XX en la lengua española.

Varias mujeres en el siglo XIX contaron con el apoyo del padre y en ciertos casos de la madre. En una sociedad patriarcal era muy difícil que las mujeres lograran desprenderse, menos zafarse de esas rigurosas y opresivas relaciones familiares. Las educaban para el matrimonio y los cultos religiosos, les enseñaban a bordar y tejer, en algunos casos a tocar el piano para lucir las reuniones familiares. Pocas encontraron apoyo para frecuentar la lectura y la escritura. Sólo algunos padres o esposos fueron solidarios con los intereses literarios y artísticos de aquellas mujeres tocadas por las musas. El caso de Soledad Acosta de Samper, que comentamos ya, es sobresaliente.

Por el momento no estamos dedicados a abordar la crítica literaria de sus obras, por varias razones. Es escasa y parcial la divulgación de sus trabajos; poco se han estudiado las obras en prosa y verso de las mujeres del siglo XIX. Apenas en los años recientes, no pasan de 15 o 20, sobre todo algunas mujeres se han dedicado al recate biográfico de unas tantas. Los estudios realizados hasta ahora no han alcanzado una amplia difusión gracias a que escasamente circulan en los ámbitos universitarios. De mi parte solo me remito a divulgar algunos datos vio-bibliográficos para informar a mis lectores y lectoras de la existencia de unas tantas escritoras que vienen sobresaliendo gracias a las investigaciones propiciadas por algunas universidades de Bogotá y Medellín (sólo de ellas tengo información), con las reales limitaciones de no vivir en Colombia. Algo he logrado leer, pese a todo. De verdad he frecuentado más las escritoras del siglo XX, en especial las de la segunda mitad, muchas de ellas por ser de mi generación en tanto nos atrapan realidades socioculturales, políticas y filosóficas de manera apremiantes.

Pese a todo ello me parece apenas justo, desde mis limitaciones y ocupaciones, dedicarles un leve repaso a ciertas escritoras que me llaman la atención, principalmente desde sus biografías. El caso de Isabel Bunch Mutis me llama la atención por las relaciones familiares que hicieron y rodearon su vida.
Isabel Bunch Mutis, fue una ilustre escritora y poetisa nacida en la Hacienda de la Mesa de la población de Pacho, en el hoy Departamento (Estado) de Cundinamarca, el 24 de abril de 1846. Gracias a la educación que recibió y al apoyo de la familia, desarrolló el gusto por las letras inglesas y francesas, de las cuales fue traductora. Su padre, un banquero de origen inglés, Sir Robert Henry Bunch Woddside (dueño de la Ferrería de Pacho, pueblo aledaño a Bogotá), promotor de la industria del hierro en Colombia, con el aporte de dinero, ideas y operarios; amigo de Bolívar desde 1815; colaborador del proceso de independencia con armas, municiones y pertrecho para el ejército libertador. Varios ingleses hicieron parte del grupo de militares que colaboran con Simón Bolívar.

La madre de Isabel fue Dolores Mutis Amaya, sobrina nieta del sabio José Celestino Mutis, médico, astrónomo español; el maestro modernizó el incipiente pensamiento científico de los criollos neogranadinos; impulsó los estudios de astronomía y botánica, desde 1761. Valga recordar que en 1777 envió una colección de plantas disecadas al Jardín Botánico de Madrid y otra a Linneo. Formó una voluminosa biblioteca, entre seis y ocho mil volúmenes, especialmente de botánica (unos tres mil ejemplares), que el sabio alemán Alexander von Humboldt juzgó comparable a la de míster Banks, presidente de la Real Sociedad de Londres. En 1783 el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora creó la Real Expedición Botánica del Virreinato del Nuevo Reino de Granada y nombró a J. C. Mutis como su director. El científico José Celestino fue hermano de Manuel, padre de Sinforoso (nacido en Bucaramanga, miembro de la expedición Botánica y prócer de la independencia) y este padre de Santiago, quien a su vez fue padre de Álvaro Mutis, el poeta, y este, por su parte, padre del poeta y crítico de arte Santiago Mutis Durán.

Aunque nunca publicó Isabel Bunch Mutis un libro de su obra escrita, fue conocida por medio de periódicos colombianos de entonces como El Iris y La Patria. Escribió bajo el seudónimo ‘Belisa’ y “Adah”. Murió trágicamente en alta mar en 1921 cuando viajaba a visitar en Londres la familia de su padre. Escribió algunos textos sobre su pueblo natal. En Pacho la biblioteca lleva su nombre y allí se encuentran buena parte de sus escritos, los cuales se pueden consultar por internet.

Se dice que su nombre sobresale entre las mujeres más cultas y refinadas del siglo XIX colombiano y luce al lado de figuras como Josefa Acevedo de Gómez, la primera escritora destacada del siglo XIX, hija de uno de los líderes políticos, José Acevedo y Gómez, cuando apenas se asentaba la independencia política de España; Silveria Espinosa de Rendón, Agripina Samper de Ancízar, Soledad Acosta de Samper, Helena Miralla Zuleta, Dolores Calvo, Bertilda Samper Acosta y Agripina Montes del Valle.

(segunda parte de tres o cuatro)

Homenaje a María Teresa Uribe

Damas de alcurnia fueron las escritoras colombianas y de otras naciones de América Latina durante el siglo XIX. Hijas de padres ilustrados, viajeros, casi todos liberales. Varios de ellos ligados al poder económico o al poder del estado, incluso en el orden militar. Obvio que ellas poseían una especial sensibilidad para gustar, apreciar y frecuentar la lectura y la escritura literaria.

Un acontecimiento sobresaliente fue la existencia y rica relación de la madre del poeta chileno Vicente Huidobro, la aristócrata María Luisa Fernández, escritora y poeta, quien brindó todo el apoyo a su hijo para editar a los 17 años la revista de poesía Musa Joven y apoyarlo con todos los gastos en sus viajes y estancias en Francia, con su esposa y dos hijas. Al joven le aburrían los profesores mediocres y ella le brindó el apoyo para dejar los estudios académicos, lo instruía en casa, le facilitaba libros y estimulaba a escribir, aún contra la voluntad del padre. Caso excepcional y decisivo para nuestra literatura, llegando a ser Vicente Huidobro uno de los más importantes poetas y escritores vanguardistas del siglo XX en la lengua española.

Varias mujeres en el siglo XIX contaron con el apoyo del padre y en ciertos casos de la madre. En una sociedad patriarcal era muy difícil que las mujeres lograran desprenderse, menos zafarse de esas rigurosas y opresivas relaciones familiares. Las educaban para el matrimonio y los cultos religiosos, les enseñaban a bordar y tejer, en algunos casos a tocar el piano para lucir las reuniones familiares. Pocas encontraron apoyo para frecuentar la lectura y la escritura. Sólo algunos padres o esposos fueron solidarios con los intereses literarios y artísticos de aquellas mujeres tocadas por las musas. El caso de Soledad Acosta de Samper, que comentamos ya, es sobresaliente.

Por el momento no estamos dedicados a abordar la crítica literaria de sus obras, por varias razones. Es escasa y parcial la divulgación de sus trabajos; poco se han estudiado las obras en prosa y verso de las mujeres del siglo XIX. Apenas en los años recientes, no pasan de 15 o 20, sobre todo algunas mujeres se han dedicado al recate biográfico de unas tantas. Los estudios realizados hasta ahora no han alcanzado una amplia difusión gracias a que escasamente circulan en los ámbitos universitarios. De mi parte solo me remito a divulgar algunos datos vio-bibliográficos para informar a mis lectores y lectoras de la existencia de unas tantas escritoras que vienen sobresaliendo gracias a las investigaciones propiciadas por algunas universidades de Bogotá y Medellín (sólo de ellas tengo información), con las reales limitaciones de no vivir en Colombia. Algo he logrado leer, pese a todo. De verdad he frecuentado más las escritoras del siglo XX, en especial las de la segunda mitad, muchas de ellas por ser de mi generación en tanto nos atrapan realidades socioculturales, políticas y filosóficas de manera apremiantes.

Pese a todo ello me parece apenas justo, desde mis limitaciones y ocupaciones, dedicarles un leve repaso a ciertas escritoras que me llaman la atención, principalmente desde sus biografías. El caso de Isabel Bunch Mutis me llama la atención por las relaciones familiares que hicieron y rodearon su vida.
Isabel Bunch Mutis, fue una ilustre escritora y poetisa nacida en la Hacienda de la Mesa de la población de Pacho, en el hoy Departamento (Estado) de Cundinamarca, el 24 de abril de 1846. Gracias a la educación que recibió y al apoyo de la familia, desarrolló el gusto por las letras inglesas y francesas, de las cuales fue traductora. Su padre, un banquero de origen inglés, Sir Robert Henry Bunch Woddside (dueño de la Ferrería de Pacho, pueblo aledaño a Bogotá), promotor de la industria del hierro en Colombia, con el aporte de dinero, ideas y operarios; amigo de Bolívar desde 1815; colaborador del proceso de independencia con armas, municiones y pertrecho para el ejército libertador. Varios ingleses hicieron parte del grupo de militares que colaboran con Simón Bolívar.

La madre de Isabel fue Dolores Mutis Amaya, sobrina nieta del sabio José Celestino Mutis, médico, astrónomo español; el maestro modernizó el incipiente pensamiento científico de los criollos neogranadinos; impulsó los estudios de astronomía y botánica, desde 1761. Valga recordar que en 1777 envió una colección de plantas disecadas al Jardín Botánico de Madrid y otra a Linneo. Formó una voluminosa biblioteca, entre seis y ocho mil volúmenes, especialmente de botánica (unos tres mil ejemplares), que el sabio alemán Alexander von Humboldt juzgó comparable a la de míster Banks, presidente de la Real Sociedad de Londres. En 1783 el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora creó la Real Expedición Botánica del Virreinato del Nuevo Reino de Granada y nombró a J. C. Mutis como su director. El científico José Celestino fue hermano de Manuel, padre de Sinforoso (nacido en Bucaramanga, miembro de la expedición Botánica y prócer de la independencia) y este padre de Santiago, quien a su vez fue padre de Álvaro Mutis, el poeta, y este, por su parte, padre del poeta y crítico de arte Santiago Mutis Durán.

Aunque nunca publicó Isabel Bunch Mutis un libro de su obra escrita, fue conocida por medio de periódicos colombianos de entonces como El Iris y La Patria. Escribió bajo el seudónimo ‘Belisa’ y “Adah”. Murió trágicamente en alta mar en 1921 cuando viajaba a visitar en Londres la familia de su padre. Escribió algunos textos sobre su pueblo natal. En Pacho la biblioteca lleva su nombre y allí se encuentran buena parte de sus escritos, los cuales se pueden consultar por internet.

Se dice que su nombre sobresale entre las mujeres más cultas y refinadas del siglo XIX colombiano y luce al lado de figuras como Josefa Acevedo de Gómez, la primera escritora destacada del siglo XIX, hija de uno de los líderes políticos, José Acevedo y Gómez, cuando apenas se asentaba la independencia política de España; Silveria Espinosa de Rendón, Agripina Samper de Ancízar, Soledad Acosta de Samper, Helena Miralla Zuleta, Dolores Calvo, Bertilda Samper Acosta y Agripina Montes del Valle.

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