Tuxtla Gutiérrez, Chiapas - La capital del estado de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, enfrenta una creciente presión demográfica y migratoria que ha generado una preocupante situación en más de 700 colonias. Desde la década de 1980, se ha confirmado la existencia de un cordón de 69 colonias irregulares que se extiende desde la entrada de Chiapa de Corzo hasta el límite con el municipio de San Fernando, agravando la problemática.
Estos asentamientos, que limitan con otras 22 colonias pertenecientes al municipio de Chiapa de Corzo, en las orillas del Cañón del Sumidero, albergan aproximadamente a 50 mil personas en 30,469 lotes habitacionales. Sin embargo, la diversidad de problemas que enfrentan es amplia, siendo la escasez de agua potable la más apremiante.
La ocupación de aproximadamente 2,910.70 hectáreas de terreno ha dejado evidentes secuelas, como la degradación del suelo, la pérdida de cobertura vegetal y la insuficiente recarga de agua. Esto ha tenido un impacto en la migración de la fauna y en el acceso a derechos humanos fundamentales, como el desarrollo y el bienestar.
Domingo Romero Sandría, residente de la colonia Colinas por 28 años, enfatiza la urgente necesidad de regularizar la tenencia de la tierra. Esta acción es crucial para poder aspirar a servicios básicos como agua potable, drenaje, pavimentación de calles y seguridad pública, elementos que actualmente son escasos en su comunidad.
A pesar de algunos esfuerzos limitados, como la donación de 23 postes por parte de un organismo internacional y la atención de la Secretaría de Energía en ciertas calles más pobladas, la ayuda gubernamental es insuficiente. Los habitantes de estas colonias se sienten desatendidos y claman por soluciones.
En colonias como Las Brisas, la regularización de la tenencia de la tierra es la principal demanda, una gestión que ha enfrentado obstáculos y falta de respuesta por parte de los tres niveles de gobierno. La creación del Parque Nacional Cañón del Sumidero en 1980 ha complicado aún más la situación, generando la necesidad de modificar ciertas disposiciones.
Las tierras en cuestión pertenecen al Ejido Francisco I. Madero de Tuxtla Gutiérrez, un territorio que ha experimentado una creciente colonización. Sin embargo, la gestión para el ordenamiento territorial se encuentra estancada en las instituciones públicas de los tres niveles de gobierno, lo que dificulta la generación de un orden en el territorio.
En colonias como Loma Larga II, la necesidad de regularización de predios es una exigencia que data de dos décadas atrás. A pesar de la presencia cercana del río Grijalva, la falta de acceso a agua potable persiste, obligando a los habitantes a depender de pipas. El clamor por servicios básicos y regularización de la tenencia de la tierra es unánime en estas comunidades marginadas.
¿Quieres recibir gratis nuestras noticias a tu Whats App? Da click aquí ⬅️
Las colonias vecinas, como Loma Larga Parte Alta, Loma Marga Parte Baja, Las Brisas, Colinas y muchas otras, comparten una situación similar. La falta de atención y soluciones concretas por parte de las autoridades ha llevado a los habitantes a buscar intervención de diversas instancias gubernamentales, sin obtener resultados satisfactorios.
El llamado a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la Procuraduría Agraria, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y los gobiernos estatal y municipal, así como al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido constante. No obstante, la falta de orden legal persiste y la situación de abandono continúa en estas colonias irregulares de Tuxtla Gutiérrez.