Los pueblos rurales de Copoya y El Jobo pertenecientes a Tuxtla Gutiérrez mantienen la tradición de celebrar las posadas para recordar el caminar de la Virgen María y José pidiendo posada para el nacimiento de Jesús, con las imágenes al frente del contingente de las familias caminan de un hogar a otro para buscar alojamiento para representar el nacimiento de el salvador, durante el trayecto de un hogar a otro cantan, hacen oraciones y bendicen los hogares que visitan.
Se efectuarán posadas en nueve ocasiones, la última será el 24 de diciembre, previo a la navidad el 25 de diciembre, y el propósito es conmemorar el nacimiento de Jesús y nacer en él, ayudar a que nazca en el hermano, abrirle la puerta del corazón a la luz, ser con la actitud luz y sal para los demás, para así, un permanente nacer al amor de Dios y al hermano, se trata de construir una sociedad fraterna.
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Participan familias, matrimonios, niños, niñas, adolescentes, jóvenes, en el altar se representa la preparación del nacimiento de Jesús, la presencia de los pastores, la luz a través de los juegos de luces artificiales, piden posadas desde el exterior de los hogares y responden desde el interior, al concluir la petición se abren las puertas para recibir a los que llegan a la nueva casa con las imágenes de la Virgen María y José, y es que se trata de dejar a Jesús nacer en los hogares.
La familia que recibe las imágenes al siguiente día es la que carga las imágenes para visitar un nuevo hogar, la presencia o participación de familias aumenta, se camina de noche en los barrios por las calles empolvadas, entre otros, en San Valentín, dónde la invitación a todas y a todos es vivir a plenitud la fiesta del nacimiento del Emmanuel, Dios con nosotros, que viene a restaurar la condición humana.
Por ello, el caminar en las posadas es caminar con esperanza hacia Belén, es prepararse para enfrentar nuevos desafíos, es asumir la necesidad de reflexionar sobre la virtud de la esperanza, la sociedad debe caminar en la esperanza y ser un signo de nuestra humanidad, es dirigirse hacia el pesebre, es la gran oportunidad de tomar conciencia de nuestra condición, de la oportunidad de asumir los roles que se nos presentan como sociedad en el camino de la vida.
La caminata en los hogares durante las posadas es poner en manos de José y María a las familias, su esperanza en el salvador, su ilusión de una vida diferente en Jesús donde las familias solo cultiven el amor, la fraternidad, el respeto, la solidaridad, la comunión, el auxilio y la esperanza de ser mejor sociedad.