En el 2014 la capital de Chiapas marcaba una emisión de gases de efecto invernadero de dos millones de toneladas, una generación que venía en ascenso desde el año 2012, sin embargo, la tendencia es llegar a más de cinco millones de toneladas hacia el 2030, lo que sería una de las tasas más altas de crecimiento de contaminantes entre las ciudades de México, debido a la pérdida de bosques y un transporte altamente contaminante.
La asociación civil Cecropia inició la lucha desde el 2011 a favor de la sustentabilidad y la acción climática, ante la gran amenaza del cambio climático que para Chiapas generaría un gran impacto por la degradación de los ecosistemas y las condiciones socioeconómicas desfavorables que suscitar una depredación de recursos naturales.
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El presidente de Cecropia, Juan Carlos Franco Guillén, precisó que la actividad de la asociación civil es entre otras, realizar estudios a través de financiamiento de cooperación internacional, como el programa municipal de cambio climático de Tuxtla Gutiérrez en el 2014.
“El sector que más crece en emisiones de contaminantes es el transporte, por lo que replantear un sistema moderno y de bajas emisiones es altamente necesario, urgente y una medida que no se debe postergar, le siguen los cambios acelerados de uso del suelo, la perdida de bosques en los alrededores de Tuxtla Gutiérrez, la venta indiscriminada de tierras para viviendas en sitios no aptos para este tipo de construcción, los desarrollos habitaciones en las partes altas de los cerros”, informó.
Franco Guillén enfatizó que la causa del cambio climático en la capital obedece a la burbuja de calor por el crecimiento de la mancha urbana, el cambio climático global y el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ha cambiado drásticamente el periodo de lluvias y de temperatura.
Sustentó que la acción climática requiere en estos momentos de instrumentos de planeación y su aplicación con visión de largo plazo pensando en la resiliencia de la población y de los medios de vida, Tuxtla Gutiérrez tiene la oportunidad ahora de ser ejemplo o zona modelo a nivel nacional y mundial si se toman en este momento desiciones y si se asumen estrategias para la orientación del desarrollo con orden.
Lo que se debe hacer, precisa en entrevista, es pensar que Tuxtla Gutiérrez y Chiapas no tienen que desarrollarse como lo han hecho en los últimos 40 años, con sistemas de depredación de los recursos naturales, tienen que orientarse hacia un modelo de sustentabilidad, que implica cambios en la infraestructura, en la movilidad y en la regulación del uso de la tierra.
Cecropia es el nombre de un árbol nativo de América, explica Juan Carlos Franco Guillén, y por su importancia en el medio ambiente tomaron la desición de que la sociedad civil lleve el nombre, la tarea es mejorar los espacios para el bienestar de la población.
Finalmente, dijo que “Tuxtla Gutiérrez se ubica en medio de dos grandes cerros, la Zona Sujeta a Conservación Ecológica Cerro Mactumactzá y el Parque Nacional Cañón del Sumidero, que han ido perdiendo zona forestal, los proceso de recuperación, de reforestación no han alcanzado los resultados deseados, en las más de 700 colonias se observan procesos constructivos sin respetar la legalidad y como consecuencia, tenemos altas temperaturas y un cambio drástico en el ciclo de lluvias, que hoy estamos a tiempo de comenzar a revertir con voluntad política”.
