/ martes 11 de junio de 2024

Palabra de Antígona / El desafío

El mayor desafío de la próxima administración, a cargo de Claudia Sheinbaum Pardo, será desprenderse de la subordinación al líder de su movimiento, Andrés Manuel López Obrador, no para encabezar un régimen distinto a la 4T, en el que cree y ha colaborado denodadamente, sino para ser capaz de restaurar el diálogo y la democracia, resquebrajados y sometidos al escrutinio de millones de mexicanas y mexicanos.

Las feministas de Morena le plantearon las demandas para restaurar el presupuesto para la política de igualdad, hoy vacío; ONU Mujeres y feministas como Mujeres en Plural felicitan a la presidenta electa, pero le piden hacer suya la agenda feminista, actuar en democracia constitucional mientras que la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, planteó un diálogo abierto entre poderes, las feministas quieren diálogo con organizaciones de la sociedad civil.

No obstante, romper con la subordinación femenina, ese estado, que se piensa inamovible, en una mujer votada mayoritariamente, sería tanto como rechazar que ha sido educada para ser sumisa, dependiente, obediente, incapaz de decir no a la autoridad -padre, hermano, jefe de partido o líder- anulando en la práctica, anhelos, deseos e incluso convicciones, tal vez es demasiado pedir.

Eso sucede a muchas mujeres, quienes a pesar de llegar a una posición de poder se subordinan. Muchas explican que no es subordinación, sino coincidencia con su jefe o su partido. Otras, lo tienen más claro, cuando están peleando por un lugar en la política, deciden ajustarse al partido o al líder, para no perder oportunidades. Algunas ni se lo cuestionan.

Sólo así se explica que gobernadoras, se ajustaron acríticamente a los mandatos de López Obrador, permitiendo el militarismo, arrinconando los derechos específicos de las mujeres, convenir en el retroceso de la política de género. Tal vez no saben o no quieren reconocer la desigualdad específica femenina.

La presidenta electa, podría decidir poner en el centro a más de la mitad de la población, podría escuchar a los organismos internacionales, cumplir los compromisos firmados por México y sin dejar de ver a las más pobres, actuar con todo su poder para hacer una cruzada nacional contra la violencia femenina. No sabemos.

También es posible que actúe subordinada a la mirada patriarcal de la 4T. No sabemos. Lo cierto es que ella sí, y no su líder, podría hacer historia, como la primera mujer en la presidencia de México. ¿Estará dispuesta?

Las feministas de Morena, no a quienes su líder considera manipuladas por la derecha, le plantearon claramente algunas cuestiones básicas; la reorientación del Presupuesto del Anexo 13, una política de Estado que erradique la violencia feminicida, la aprobación de reformas constitucionales y legales pendientes, entre ellas la aprobación de la Reforma Constitucional del Derecho al Cuidado aprobado por la Cámara de Diputados en el 2020.

La ex diputada federal Lorena Villavicencio Ayala, cofundadora de Por Ella Por Todas dice que las feministas morenistas están convencidas de que llegó el momento de que más de la mitad de la población sea respetada en su dignidad y derechos; que se escuche con atención la voz de las mujeres y niñas. Ella propuso el aborto legal para todo el país; defendió a las casas de la mujer campesina y una política de igualdad.

Las morenistas aseguran que el nuevo régimen, bajo el timón de una mujer, podría generar importantes avances, evitar el borrado de las mujeres, una política de cuidados, que no esconda esa pretensión. En fin, esta semana hay en los mensajes de las feministas un halo de esperanza, como lo hay en otros sectores que buscan restaurar la unidad de las y los mexicanos y la democracia. Veremos.


*Periodista. Directora del portal informativo http://semmexico.mx


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Disponible en: Spotify, Apple Podcasts, Deezer y Amazon Music

El mayor desafío de la próxima administración, a cargo de Claudia Sheinbaum Pardo, será desprenderse de la subordinación al líder de su movimiento, Andrés Manuel López Obrador, no para encabezar un régimen distinto a la 4T, en el que cree y ha colaborado denodadamente, sino para ser capaz de restaurar el diálogo y la democracia, resquebrajados y sometidos al escrutinio de millones de mexicanas y mexicanos.

Las feministas de Morena le plantearon las demandas para restaurar el presupuesto para la política de igualdad, hoy vacío; ONU Mujeres y feministas como Mujeres en Plural felicitan a la presidenta electa, pero le piden hacer suya la agenda feminista, actuar en democracia constitucional mientras que la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, planteó un diálogo abierto entre poderes, las feministas quieren diálogo con organizaciones de la sociedad civil.

No obstante, romper con la subordinación femenina, ese estado, que se piensa inamovible, en una mujer votada mayoritariamente, sería tanto como rechazar que ha sido educada para ser sumisa, dependiente, obediente, incapaz de decir no a la autoridad -padre, hermano, jefe de partido o líder- anulando en la práctica, anhelos, deseos e incluso convicciones, tal vez es demasiado pedir.

Eso sucede a muchas mujeres, quienes a pesar de llegar a una posición de poder se subordinan. Muchas explican que no es subordinación, sino coincidencia con su jefe o su partido. Otras, lo tienen más claro, cuando están peleando por un lugar en la política, deciden ajustarse al partido o al líder, para no perder oportunidades. Algunas ni se lo cuestionan.

Sólo así se explica que gobernadoras, se ajustaron acríticamente a los mandatos de López Obrador, permitiendo el militarismo, arrinconando los derechos específicos de las mujeres, convenir en el retroceso de la política de género. Tal vez no saben o no quieren reconocer la desigualdad específica femenina.

La presidenta electa, podría decidir poner en el centro a más de la mitad de la población, podría escuchar a los organismos internacionales, cumplir los compromisos firmados por México y sin dejar de ver a las más pobres, actuar con todo su poder para hacer una cruzada nacional contra la violencia femenina. No sabemos.

También es posible que actúe subordinada a la mirada patriarcal de la 4T. No sabemos. Lo cierto es que ella sí, y no su líder, podría hacer historia, como la primera mujer en la presidencia de México. ¿Estará dispuesta?

Las feministas de Morena, no a quienes su líder considera manipuladas por la derecha, le plantearon claramente algunas cuestiones básicas; la reorientación del Presupuesto del Anexo 13, una política de Estado que erradique la violencia feminicida, la aprobación de reformas constitucionales y legales pendientes, entre ellas la aprobación de la Reforma Constitucional del Derecho al Cuidado aprobado por la Cámara de Diputados en el 2020.

La ex diputada federal Lorena Villavicencio Ayala, cofundadora de Por Ella Por Todas dice que las feministas morenistas están convencidas de que llegó el momento de que más de la mitad de la población sea respetada en su dignidad y derechos; que se escuche con atención la voz de las mujeres y niñas. Ella propuso el aborto legal para todo el país; defendió a las casas de la mujer campesina y una política de igualdad.

Las morenistas aseguran que el nuevo régimen, bajo el timón de una mujer, podría generar importantes avances, evitar el borrado de las mujeres, una política de cuidados, que no esconda esa pretensión. En fin, esta semana hay en los mensajes de las feministas un halo de esperanza, como lo hay en otros sectores que buscan restaurar la unidad de las y los mexicanos y la democracia. Veremos.


*Periodista. Directora del portal informativo http://semmexico.mx


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