Chiapa de Corzo muestra al mundo su cultura en honor a San Sebastián

Durante el año los artesanos atienden pedidos de parachicos, dos o tres meses previo a la fiesta de enero

Isaí López | El Heraldo de Chiapas

  · viernes 10 de enero de 2020

Una de las fiestas más coloridas de Chiapas y reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. | Foto: Isaí López


Una de las fiestas más coloridas de Chiapas y reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como Patriomonio Inmatareial de la Humanidad desde el 2010, es la de Chiapa de Corzo, que muestra al mundo su música, danza, artesanía, gastronomía y ceremonias religiosas.

La Fiesta Grande de Enero se celebra desde el 8 de enero y hasta el 23 en honor a San Antonio Abad, El Señor de Esquipulas y San Sebastián, resalta la danza del parachico y las chiapanecas, que portan un vistoso traje elaborado a mano por artesanos y artesanas de Chiapa de Corzo, ciudad fundada en las margenes del río Grijalva.

La danza del prachico es la que mueve a las multitudes en la colonial ciudad, en la gran plaza alrededores de la fuente mudejar y milenaria ceiba, su vestimenta consistente e una montera de ixtle es uno de los elementos sustantivos.


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En Chiapa de Corzo son muchas las generaciones de artesanos fabricantes del atuendo que porta el danzante, todo elaborado a mano, camisa blanca, pantalón negro, faja roja en la cintura, chalina bordada cayendo sobre el pantalón, sarape, el chinchin, pañuelo en la cabeza, máscara de madera y montera de ixtle, además de zapatos negros.

Durante el año los artesanos atienden pedidos de parachicos, dos o tres meses previo a la fiesta de enero, el trabajo aumenta en la elaboración de las monteras, así lo cuenta don Darío Zúñiga, que lleva más de 15 años fabricándola, que expuso, es lo que da personalidad al danzante, es la cabeza del parachico.

Cuenta en entrevista que el proceso de manufactura es laborioso, delicado, pero es a la vez, una gran pasión, un arte que no cambia por nada, un amor a la fiesta de Chiapa de Corzo, elaborar una máscara lleva de tiempo una semana, se emplea ocho manojos de ixtle.

Se comienza, dijo, por elaborar la base de la malla, después se va pegando el ixtle, en una especie de cadena, requiere de pasión, una gran dedicación y sobre todo, amor. La montera se ata a la cabeza del danzante con la que recorrerá las calles de la ciudad durante 10 a 15 horas ininterrumpidas, al menos seis días durante la festividad.



La máscara de madera forma parte del complemento del rostro del parachico, la montera va sujeta a la máscara, es elaborada de madera, una sola pieza, principalmente de cedro, laqueada, prevalece la de color rosa, frente amplia, nariz afilada y mejillas sonrojadas, así elabora el maestro José Moreno.

La artesanía es a base de la tela razo, bordadas a mano, se le colocan lentejuelas, figuras e imágenes de los santos patronos del lugar que el parachico usa en la cintura hacia el pantalón, su elaboración lleva un tiempo de 30 días.

Un elemento principal del parachico es la sonaja o el chinchin, que lleva en las manos, puede ser de lámina o morro, que anuncia la llegada de los danzantes y la algarabía del pueblo, uno de los fabricantes, don Raúl Nangusé, expone que se trata de un trabajo muy profesional, identidad, se pueden incrustar fotografías, imágenes de santos y paisajes.

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