/ lunes 26 de junio de 2017

El buen cine mexicano en franca desventaja

Desde hace un par de semanas estoy en espera de quellegue a Comitán, a la cadena de cines que hay en la plazacomercial local, una película mexicana cuya reseña en un diarionacional despertó tremendamente mi interés. Se llama“Maquinaria Pesada”.

Esta cinta, cuyo director es Joaquín Del Paso,  fuela triunfadora en la categoría de mejor película ficción en elFestival Internacional de Cine en Guadalajara 2016. Cuando leídicha reseña, estaba muy reciente el suceso del Festival de Cannesque se lleva los más importantes reflectores del mundo, pero encontraste con esa poderosísima y multimillonaria empresa fílmica,me daba gusto encontrarme con que una película mexicana conestrechísimos presupuestos, con todas las complicaciones que debenafrontar y superar los productores y cineastas mexicanos, pudieraconsiderarse un producto  de calidad. En eso coincidía lacríticafilmográfica nacional.

En aquellos días pretendí verla en la ciudad deMéxico. El estreno en las salas capitalinas ocurrió el viernes 9de junio. No me fue posible. Pero pensé en que habiendo enComitán un complejo de salas de cine, seguramente habría deexhibirse por aquí. Craso error. Al momento de redactar estaslíneas aún no llega, ni llegará, y creo que ya fue levantada delas demás salas del país. Este suceso me dio la pauta parareflexionar respecto a lo que ocurre realmente con la industriafílmica mexicana que, supuestamente, está experimentado unrepunte significativo luego del marasmo en que cayó posterior aaquella memorable época del cine de oro mexicano de los 40 y50’s.

Consultando el Anuario 2016 del Instituto Mexicano deCinematografía, me encuentro con que el año pasado se produjeron162 películas mexicanas, de las cuales sólo 90 se estrenaroncomercialmente en un universo de 407 películas estrenadas entotal. Pero esas son cifras oficiales que no hablan exactamente dela realidad puesto que deben tenerse en cuenta otros factores, comolos que nos comparte Víctor Ugalde, un decidido defensor del buencine mexicano y quien ha seguido minuciosamente el desarrollo de lasituación actual de la filmografía nacional.

Ugalde nos presenta las siguientes cifras: en los 698complejos de proyección de cine que hay en el país y queproliferaron desde los inicios del tan mencionado Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN), se proyectan en un 80 porciento las películas que vienen de la MotionPicturesAsociation(MPA),  empresa que agrupa a las grandes distribuidorastransnacionales como lo son  Walt Disney, Warner Brothers, Fox,Universal, Sony y Paramount, dejando únicamente un 20 por cientode su espacio a las películas europeas, asiáticas, mexicanas porsupuesto y del resto del mundo. Y claro, las de la MPA permanecenen pantalla exhibiéndose durante semanas, saturando la oferta conuna diferencia de 15 o 20 minutos entre ellas diariamente, mientrasque las otras, el otro mínimo porcentaje se exhiben una semana odos máximo.

Entre los efectos perniciosos de la globalizacióntambién está (claro que también los tiene muy buenos, pero porhoy voy a sustraerlos de esta ecuación que planteo) el no permitira la concurrencia nacional la oportunidad de conocer otraspropuestas fílmicas del mundo, estrechar nuestro margen dedecisión al elegir qué película queremos realmente ver, lamanipulación perversa del gusto del espectador inducido a laveneración del tipo de vida americano y sus argumentos de tipohollywoodesco como única opción para modelar el gusto dequienes asistimos a las salas de cine comercial, léase Cinépolisy Cinemex, que son las grandes cadenas monopólicas en nuestropaís.

Pero el problema no es solamente en el aspectoestético, de calidad del cine que nos ofrecen, sino también en elaspecto económico, el estrangulamiento al aspecto financiero de laindustria fílmica nacional. Según Víctor Ugalde el no haberseestrenado en los últimos dos años 264 películas mexicanas,representó una pérdida superior a los 4 mil 500 millones depesos. Multiplíquese esta cantidad por lo que ha ocurrido en losúltimos 10 años; la situación es ruinosa. Deja sin posibilidadesde proseguir con su trabajo creativo a productores, directores,actores y demás colaboradores de una filmación y de todo elproceso de comercialización del cine mexicano.

Según el Anuario Estadístico 2016, en su página17, el comportamiento económico del cine es casi tres veces másdinámico que el conjunto de la economía mexicana –unadesastrosa economía mexicana por supuesto- y cita cómo el PIB(Producto Interno Bruto) de la industria cinematográficarepresentó el 8.2% del PIB de medios audiovisuales, siempre dentrode lo que representó el PIB de la cultura, es decir, un  2.8 porciento del total nacional (refiriéndose este último dato al año2014, por supuesto, cuando sabemos que también en este rubro losíndices de decrecimiento –ya no de crecimiento- anual son cadavez más notorios).

En fin, lo que podemos sacar en claro es que de losingresos en taquilla en esos 698 complejos que hay en el país(contra los 460 cineclubes contabilizados, aquí tenemos uno porcierto en el Centro Cultural Rosario Castellanos), es decir, deesos 14 mil 808 millones anuales, lo que queda para incentivar lacreatividad mexicana en la industria del cine, se lo imaginará ellector, es mínima.

El libre mercado, la libre competencia, tienen suspropias reglas y efectivamente el propósito de las empresas esobtener el mayor monto de utilidades, como ocurre con losmonopolios de proyección de cine en el país. Lo que no estácorrecto es que se deje sin oportunidad a la industria mexicanacuando existe inclusive una Comisión Federal de CompetenciaEconómica (Cofece) que debería regular esta situación y con ellodarle mayor impulso a la industria mexicana de cine como estáocurriendo en otros países similares al nuestro, tales comoArgentina y Brasil que han destacado muchísimo gracias al apoyoque han dado a su industria fílmica. Pero claro, no con subsidiosque sigue siendo una manera del Estado para coartar la libertad nosólo de expresión sino de pensamiento también, sino converdaderos esquemas de desarrollo que nos devuelvan la posibilidadde tener un cine autosuficiente.

Lo que tampoco está bien es que, como dice Ugalde,“a  más de 20 años del TLCAN las plazas se saturan con uno odos títulos que se ofrecen cada 15 o 20 minutos –de cinecomercial norteamericano evidentemente-, dejando sin opción realal consumidor y sin espacios para la competencia nacional ymundial”, cuando ese tratado establecía reglas claras –que nose cumplen- para la protección de nuestro cine nacional. Encambio, el despojo también se da por esta vía  al dejar sinoportunidad al cine mexicano de proyectar en la mayor parte delpaís sus realizaciones. Ya no digamos en las salas de otras partesdel mundo, que también debería exigirse como política culturalde Estado.

Así que con esta situación, ya entendí por quéseguramente cientos o miles como yo en las ciudades de provincia, einclusive en capitales de los estados, nos quedaremos sin ver laspelículas mexicanas de calidad. Y seguiremos padeciendo lacolonización ideológica dictada por Hollywood y la gran industrianorteamericana.

Por eso es importante que continuemos haciendo unesfuerzo mayúsculo dentro de las universidades, las institucionesde cultura, los cines ambulantes, los colectivos y cineclubes(hacer crecer de forma exponencial los 460 cineclubes existentes enel país será la tarea) para continuar proyectando anualmente la“Muestra Internacional de Cine”, “El Tour de CineFrancés”, “La Muestra de la Cineteca Nacional”, los ciclosde cine alternativos, etc., que cada vez tienen menos apoyo o deplano han desaparecido totalmente éstos.

Y sobre todo, me convenzo cada vez más de lapertinencia de que en Comitán llevemos a cabo del 25 al 27 denoviembre, como tenemos previsto, el Primer Festival de CineDocumental Centroamericano. Para mostrarle al mundo que hayalternativa, que hay opciones en el ámbito del cine, del arte, dela educación, de la economía, de la política y de la vida engeneral antes de que se nos caiga en pedazos, no sólo este planetaque es nuestro mundo sino también nuestras construccionesinteriores que llevaron miles de años en irse edificando comoresultado del talento de innumerables civilizaciones que nos hanprecedido y que nos han dejado grandes aportes para el desarrollode la Humanidad.

entretejas1@hotmail.com

Desde hace un par de semanas estoy en espera de quellegue a Comitán, a la cadena de cines que hay en la plazacomercial local, una película mexicana cuya reseña en un diarionacional despertó tremendamente mi interés. Se llama“Maquinaria Pesada”.

Esta cinta, cuyo director es Joaquín Del Paso,  fuela triunfadora en la categoría de mejor película ficción en elFestival Internacional de Cine en Guadalajara 2016. Cuando leídicha reseña, estaba muy reciente el suceso del Festival de Cannesque se lleva los más importantes reflectores del mundo, pero encontraste con esa poderosísima y multimillonaria empresa fílmica,me daba gusto encontrarme con que una película mexicana conestrechísimos presupuestos, con todas las complicaciones que debenafrontar y superar los productores y cineastas mexicanos, pudieraconsiderarse un producto  de calidad. En eso coincidía lacríticafilmográfica nacional.

En aquellos días pretendí verla en la ciudad deMéxico. El estreno en las salas capitalinas ocurrió el viernes 9de junio. No me fue posible. Pero pensé en que habiendo enComitán un complejo de salas de cine, seguramente habría deexhibirse por aquí. Craso error. Al momento de redactar estaslíneas aún no llega, ni llegará, y creo que ya fue levantada delas demás salas del país. Este suceso me dio la pauta parareflexionar respecto a lo que ocurre realmente con la industriafílmica mexicana que, supuestamente, está experimentado unrepunte significativo luego del marasmo en que cayó posterior aaquella memorable época del cine de oro mexicano de los 40 y50’s.

Consultando el Anuario 2016 del Instituto Mexicano deCinematografía, me encuentro con que el año pasado se produjeron162 películas mexicanas, de las cuales sólo 90 se estrenaroncomercialmente en un universo de 407 películas estrenadas entotal. Pero esas son cifras oficiales que no hablan exactamente dela realidad puesto que deben tenerse en cuenta otros factores, comolos que nos comparte Víctor Ugalde, un decidido defensor del buencine mexicano y quien ha seguido minuciosamente el desarrollo de lasituación actual de la filmografía nacional.

Ugalde nos presenta las siguientes cifras: en los 698complejos de proyección de cine que hay en el país y queproliferaron desde los inicios del tan mencionado Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN), se proyectan en un 80 porciento las películas que vienen de la MotionPicturesAsociation(MPA),  empresa que agrupa a las grandes distribuidorastransnacionales como lo son  Walt Disney, Warner Brothers, Fox,Universal, Sony y Paramount, dejando únicamente un 20 por cientode su espacio a las películas europeas, asiáticas, mexicanas porsupuesto y del resto del mundo. Y claro, las de la MPA permanecenen pantalla exhibiéndose durante semanas, saturando la oferta conuna diferencia de 15 o 20 minutos entre ellas diariamente, mientrasque las otras, el otro mínimo porcentaje se exhiben una semana odos máximo.

Entre los efectos perniciosos de la globalizacióntambién está (claro que también los tiene muy buenos, pero porhoy voy a sustraerlos de esta ecuación que planteo) el no permitira la concurrencia nacional la oportunidad de conocer otraspropuestas fílmicas del mundo, estrechar nuestro margen dedecisión al elegir qué película queremos realmente ver, lamanipulación perversa del gusto del espectador inducido a laveneración del tipo de vida americano y sus argumentos de tipohollywoodesco como única opción para modelar el gusto dequienes asistimos a las salas de cine comercial, léase Cinépolisy Cinemex, que son las grandes cadenas monopólicas en nuestropaís.

Pero el problema no es solamente en el aspectoestético, de calidad del cine que nos ofrecen, sino también en elaspecto económico, el estrangulamiento al aspecto financiero de laindustria fílmica nacional. Según Víctor Ugalde el no haberseestrenado en los últimos dos años 264 películas mexicanas,representó una pérdida superior a los 4 mil 500 millones depesos. Multiplíquese esta cantidad por lo que ha ocurrido en losúltimos 10 años; la situación es ruinosa. Deja sin posibilidadesde proseguir con su trabajo creativo a productores, directores,actores y demás colaboradores de una filmación y de todo elproceso de comercialización del cine mexicano.

Según el Anuario Estadístico 2016, en su página17, el comportamiento económico del cine es casi tres veces másdinámico que el conjunto de la economía mexicana –unadesastrosa economía mexicana por supuesto- y cita cómo el PIB(Producto Interno Bruto) de la industria cinematográficarepresentó el 8.2% del PIB de medios audiovisuales, siempre dentrode lo que representó el PIB de la cultura, es decir, un  2.8 porciento del total nacional (refiriéndose este último dato al año2014, por supuesto, cuando sabemos que también en este rubro losíndices de decrecimiento –ya no de crecimiento- anual son cadavez más notorios).

En fin, lo que podemos sacar en claro es que de losingresos en taquilla en esos 698 complejos que hay en el país(contra los 460 cineclubes contabilizados, aquí tenemos uno porcierto en el Centro Cultural Rosario Castellanos), es decir, deesos 14 mil 808 millones anuales, lo que queda para incentivar lacreatividad mexicana en la industria del cine, se lo imaginará ellector, es mínima.

El libre mercado, la libre competencia, tienen suspropias reglas y efectivamente el propósito de las empresas esobtener el mayor monto de utilidades, como ocurre con losmonopolios de proyección de cine en el país. Lo que no estácorrecto es que se deje sin oportunidad a la industria mexicanacuando existe inclusive una Comisión Federal de CompetenciaEconómica (Cofece) que debería regular esta situación y con ellodarle mayor impulso a la industria mexicana de cine como estáocurriendo en otros países similares al nuestro, tales comoArgentina y Brasil que han destacado muchísimo gracias al apoyoque han dado a su industria fílmica. Pero claro, no con subsidiosque sigue siendo una manera del Estado para coartar la libertad nosólo de expresión sino de pensamiento también, sino converdaderos esquemas de desarrollo que nos devuelvan la posibilidadde tener un cine autosuficiente.

Lo que tampoco está bien es que, como dice Ugalde,“a  más de 20 años del TLCAN las plazas se saturan con uno odos títulos que se ofrecen cada 15 o 20 minutos –de cinecomercial norteamericano evidentemente-, dejando sin opción realal consumidor y sin espacios para la competencia nacional ymundial”, cuando ese tratado establecía reglas claras –que nose cumplen- para la protección de nuestro cine nacional. Encambio, el despojo también se da por esta vía  al dejar sinoportunidad al cine mexicano de proyectar en la mayor parte delpaís sus realizaciones. Ya no digamos en las salas de otras partesdel mundo, que también debería exigirse como política culturalde Estado.

Así que con esta situación, ya entendí por quéseguramente cientos o miles como yo en las ciudades de provincia, einclusive en capitales de los estados, nos quedaremos sin ver laspelículas mexicanas de calidad. Y seguiremos padeciendo lacolonización ideológica dictada por Hollywood y la gran industrianorteamericana.

Por eso es importante que continuemos haciendo unesfuerzo mayúsculo dentro de las universidades, las institucionesde cultura, los cines ambulantes, los colectivos y cineclubes(hacer crecer de forma exponencial los 460 cineclubes existentes enel país será la tarea) para continuar proyectando anualmente la“Muestra Internacional de Cine”, “El Tour de CineFrancés”, “La Muestra de la Cineteca Nacional”, los ciclosde cine alternativos, etc., que cada vez tienen menos apoyo o deplano han desaparecido totalmente éstos.

Y sobre todo, me convenzo cada vez más de lapertinencia de que en Comitán llevemos a cabo del 25 al 27 denoviembre, como tenemos previsto, el Primer Festival de CineDocumental Centroamericano. Para mostrarle al mundo que hayalternativa, que hay opciones en el ámbito del cine, del arte, dela educación, de la economía, de la política y de la vida engeneral antes de que se nos caiga en pedazos, no sólo este planetaque es nuestro mundo sino también nuestras construccionesinteriores que llevaron miles de años en irse edificando comoresultado del talento de innumerables civilizaciones que nos hanprecedido y que nos han dejado grandes aportes para el desarrollode la Humanidad.

entretejas1@hotmail.com

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