- La UNICACH en el Centro Cultural Rosario Castellanos, unarealidad…también virtual.
- Iniciamos con una licenciatura y dos posgrados.
- La Sociedad del Conocimiento y las TIC’s en Comitán
Cuando dé inicio el próximo ciclo escolar, elCentro Cultural Rosario Castellanos se habrá convertido por fin enla sede de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH)en Comitán y su región, cuando den inicio los semestres de laLicenciatura en Gestión y Promoción de las Artes, la especialidaden Apreciación de las Artes y un diplomado en Creación Literariaque está aún por definirse. De esta manera se inicia un proyectolargamente soñado por nosotros que consiste en convertir aComitán en una ciudad universitaria y, posteriormente, en unaciudad humanística.
El protagonismo en estos afortunados sucesos de suactual Rector, el Dr. Rodolfo Calvo Fonseca, y la SecretariaAcadémica, Flor Marina Bermúdez, su voluntad y visión, han sidofundamentales para conseguir la cristalización de esteproyecto.
La semana pasada vinieron procedentes de TuxtlaGutiérrez, Christian y Alfonso, encargados del área de recursostecnológicos de la UNICACH, a realizar una visita para conocer elespacio en que instalaremos el Aula Virtual.
Lo he dicho aquí varias veces: Comitán cuenta en laactualidad con 16 universidades pero a ese gran potencial educativole hacía falta la oferta correspondiente a los estudioshumanísticos y de las artes. Por ello nos dimos a la tarea depersuadir a la UNICACH para que iniciara aquí la ampliación de laoferta de los estudios humanísticos, sociales y artísticos.
Pero he de confesar que mi mentalidad estaba inmersaaún en la educación universitaria tradicional, presencial. Aunquequizá me he mantenido de alguna manera en la vanguardia en muchosotros aspectos, no había incursionado en esta modalidad deenseñanza virtual.
Si bien varios de mis amigos han cursado maestrías yposgrados en línea, inclusive en universidades extranjeras, yo mehabía quedado rezagado. Desconfiaba –actitud escolásticanotoria- de la calidad y consistencia del aprendizaje en línea.Por eso fue mayúscula mi admiración cuando vi la primera avanzadade la UNICACH para establecerse en estos territorios de la Mesetacomiteca muy atenta a las posibilidades tecnológicas en cuanto ainstalar en el Aula Virtual los requerimientos tecnológicoscorrespondientes para ofrecer una licenciatura y una especialidadque serán de carácter semi-presencial, es decir, con sesiones declases presenciales complementadas por las que se impartirán enlínea.
Estos sucesos coincidieron con el inicio –al fin meanimé a cursar en línea, es decir, mediante la web- de unamaestría en Educación que recién comencé. Esto me puso encontacto con los muy modernos conceptos sobre la Sociedad delConocimiento y su consiguiente estrecha relación con lasTecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s).
Aunque parezca que seguimos viviendo en los tiemposde Pedro el Ermitaño, en la actualidad es primordial el usoadecuado de estas herramientas tecnológicas; sobre todo porque laeducación en la actual Sociedad de la Información debe ser “unfactor de igualdad social y de desarrollo personal, un derechobásico y no únicamente un producto de mercado”, como advirtieraJordi Adell, uno de los principales teóricos sobre estos temas queiniciaron el análisis y la reflexión de estos trascendentalescambios civilizatorios desde principios de este siglo XXI.
Lejanos están ya aquellos momentos en que losaspirantes a cursar estudios universitarios y de posgrado seencontraban con innumerables obstáculos de tipo económico, einclusive geográfico, para llevar a cabo sus propósitos. En mediode la masificación de los servicios, de los bienes materiales,espirituales e intelectuales en que vivimos, creo que una de lasbuenas noticias es esta posibilidad de tener acceso a uninterminable universo de conocimiento mediante las TIC’s;incluyendo el hecho de que aquel conocimiento elitista, intramuros,se da hoy en día de manera más amplia y democrática gracias alos muchos medios con que contamos hoy y que hubieran resultadoantaño inimaginables.
Recuerdo con mucha ternura el hecho aquel que meocurrió allá por 1991 cuando, estando en Burdeos, Francia, tuveoportunidad de conocer gracias a un amigo francés esa maneradesconocida aún en ese entonces en nuestro país de acceder a labiblioteca nacional de París desde una terminal de cómputo queese amigo mencionado tenía en la sala de su casa. Una suerte deincipiente internet.
Actualmente aquello parece cosa de niños; nosolamente puede uno tener acceso a las bibliotecas de las grandesuniversidades del mundo, y de la mayoría existentes con servicio através de la web, sino que existen bibliotecas virtuales que nosponen al alcance de nuestros ojos, en pantalla, cuanto libro,códice, pergamino, nos sea necesario consultar. Bondades del mundoactual y de la tecnología.
Se dice que en la época de Erasmo de Rotterdam, elsabio humanista del siglo XVI que tuvo una influencia fundamentalsobre la cultura europea, era posible circular por las intrincadascarreteras de aquel continente llevando en una carreta la mayoríade libros que conformaban casi la totalidad del conocimiento de laépoca. Si en una fecha tan reciente como lo es mediados de losochentas nos hubieran prometido que la supercarretera delconocimiento, encarnada hoy en la web, nos permitiría acceder amillones de títulos desde la sala de nuestra casa a través de losordenadores, no lo hubiéramos creído ni le hubiéramos dado unvoto de confianza mayor a ese vaticinio que el que en su momentosus contemporáneos le dieron a la Utopía de Tomás Moro.
No recuerdo dónde leí que si un individuo de laEdad Media hubiera sido llevado a otro mundo y le fuese permitidoregresar a éste actual, vería con enorme sorpresa los cambiosocurridos en estos últimos siglos, pero encontraría un sólo temasimilar al de su época: el de la Educación. Encontraría de nuevoel modelo educativo que dejó acá antes de su ida, consistente enun aula, el maestro, el pizarrón. Quizá esta idea es defendiblehasta hace dos décadas atrás porque en la actualidad, laeducación superior ha emprendido una transformación y renovaciónde tales dimensiones que podemos decir que es la más radical quejamás haya tenido, gracias a la tecnología aplicada a sumetodología.
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