/ domingo 7 de enero de 2018

ENTREVISTA A JAIME JARAMILLO ESCOBAR

Primera de dos partes

 

Hace varios años en una visita a Medellín meenteré que el poeta Jaime Jaramillo Escobar dirigía un Taller dePoesía en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Iba yo con interés de buscar que guardaba aquella memorable biblioteca deautores colombianos sobre Miguel de Cervantes, gracias a queescribía un trabajo sobre la poesía del poeta, en prosa y verso,fundador de nuestra modernidad literaria. Algo encontré.

Un conocido al verme entrar me dijo, aquí estáJaime Jaramillo Escobar con su Taller, si deseas te lo presento.Encantado acepté. En un descanso nos presentaron. Con sumaamabilidad me invitó a leer algunos poemas míos, participar yescuchar a los asistentes. Fue un momento muy grato por supresentación, comentarios y el diálogo con los muchachos. Alterminar la sesión le comenté que me gustaría entrevistarlo.Aceptó. Me dio la dirección de su departamento y el día y lahora de la visita.

Llegué a un lugar de una limpieza impecable. Elorden de la biblioteca y de los espacios dejaba la imagen de unapulcritud suprema. Es un confeso e irremediable solitario. Nossentamos en la mesa del comedor. Me invitó a tomar un trago o uncafé. Preferí el café, pues, Jaime es un abstemio de tiempocompleto, lo sabía. Hablamos de México y de Colombia un rato. Meencontré con un hombre sencillo, fino, de trato cordial, de ideasclaras y precisas.

La entrevista la mantuve guardada por años, debido aque en un cambio de casa, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México,los casetes se me refundieron. De nuevo en otro cambio de casa,ahora en Puebla, ordenando todo de nuevo, por fin apareció lagrabación que tanto deseaba tener entre manos. La trascribió unaamiga.

Para los lectores de poesía en Colombia JaimeJaramillo Escobar es un poeta primordial, único en el tratamientodel verso. Uno se encuentra con una poesía despojada de laretórica tradicional, con el manejo muy diferente de los temasesenciales, es descriptivo sin frialdad, recurre con solvenciapoética al sentido del humor y la ironía, elementos decisivoscomo lo demandara el poeta y pensador romántico alemán Scheghel,para la poesía moderna. Los temas que aborda los centra en asuntosesenciales de la poesía y la vida, con la diferencia de noteorizar sino de llevar los asuntos cardinales a la poesía mismacomo lo enseñara el maestro Miguel de Cervantes.

En cierto sentido su filiación con los poetascolombianos estaría cercana con León de Greiff, en tanto seproponen desacralizar, poner en cuestión maneras de ser, de vivir,desde  un entrañable amor por la tierra que los habita. Obvio queJaramillo Escobar se aleja de los tratamientos formales del otropaisa y crea su propio diagrama metafórico. En Jaramillo Escobarse percibe un rico y nutriente sentido de la vida, recrea losfrutos de la naturaleza con una gracia vital singular, propia delos amantes del placer de vivir, dejando atrás el nada fértilcostumbrismo, pues sus búsquedas se hayan en lo que propicia unsaber y sabor muy colombiano, tan sustantivo que logra unauniversalidad única que le otorga identidad poética. Otrosasuntos –el amor, el erotismo, la política, por ejemplo- podríacomentar, lo deseo, pero esta nota solo pretende la presentaciónde una entrevista.

Le agradezco a Jaime la aceptación de la entrevistapues estoy enterado de su resistencia a la vida pública y menos aconceder entrevistas. Va un abrazo cálido para el hombre.

Ricardo Cuéllar Valencia: ¿Cómo transcurrióen la adolescencia y la juventud su relación con lapoesía?

Jaime Jaramillo Escobar: Mi padre fuemaestro toda su vida hasta que se pensionó, como decimos enColombia. Tenía una pequeña biblioteca y allí me encontré porprimera vez con la poesía  a pesar de él, creo yo; en la escuelapública tenían también una biblioteca bastante buena para elestablecimiento, según recuerdo; allí me encontré con lapoesía. La poesía siempre es de alguien. La poesía no es lapoesía en abstracto. Me encontré con la poesía de León deGreiff, de Ciro Mendía, de Pablo Neruda, de muchos autores quefueron mis maestros, todos estaban en aquella biblioteca escolar.Ahora que por primera vez tengo la oportunidad de decirlo, esasbibliotecas fueron organizadas en las escuelas públicas de todo elpaís, aún las más alejadas, en la época del presidente DoctorEduardo Santos –por su ministro de educación, el profesor LuisLópez de Meza, gran escritor- tuve la fortuna de frecuentarla enmi pueblo; allí todo el tiempo lo dedicaba a la meditación, a ladevoción por la belleza, a la contemplación del universo, para lalectura de los libros que hubiese; no teníamos televisión, niradio, ni futbol. Los niños se criaban en contacto con lanaturaleza, con los animales. La naturaleza es siempre la principalmaestra de la vida. No implica esto ninguna crítica a los niñosque ahora se crían con motos en lugar de caballos. No, simplementecuento como fue que me inicié. Recuerdo que mi madre tenía uncofre con poemas que había guardado en su época de estudiante. Enellos encontré lo que después supe que era poesía, no la dulcepoesía, ni la amarga poseía sino la poesía.

  1. C. V.: Después de las lecturas encontradas en casa, ¿Enqué momento y a partir de qué necesidades empezó aescribir?
  2. J. E.: Eso fue en el pueblo de Andes, en el colegio debachillerato, había, también una pequeña biblioteca… hay unaparticularidad que se me ocurre anotar en este momento. Labiblioteca de la Escuela Pública, era una biblioteca rural, elpueblo en ese entonces era casi una aldea. Esa biblioteca estabaabierta para todos los niños, aunque pocos entrábamos en ella. Encambio, la biblioteca del colegio Juan de Dios Uribe, en Andes,siempre estaba cerrada; allí los estudiantes no tenían acceso,excepto que fuera amigo del encargado de la llave de la biblioteca;en mi caso resultó ser el indio Luis Aníbal Tascón, a quien yaasesinaron, como han asesinado a tantos colombianos en los últimosaños, y él me prestaba la llave a condición de que el cura, elprefecto de disciplina de turno, no me fuera a ver leyendo un libroporque seguramente me iba a regañar, puesto que era un libroleído sin permiso de él. Cuando finalmente me pillaron leyendolas obras completas de Freud, le prohibieron al bibliotecario queme dejara entrar para leer aquellos libros. De todos modos, comosucede con todas las prohibiciones, nos ingeniamos para que yopudiera leer en algún momento todo lo posible. Así fue comoencontré los clásicos de la poesía, que entonces eran modernos;y por ese medio pude ampliar un poco el conocimiento de la poesíaen esa época juvenil.

            Comparado con la observaciónque he podido hacer en los últimos once años, en el Taller dePoesía de la Biblioteca Piloto de Medellín, los estudiantes deaquel tiempo estaban más despiertos. Ahora, tú encuentras lugarescomo un taller de “poetas” de treinta años, que no conocennada de la poesía. Nosotros teníamos catorce años y los queestábamos en aquél colegio conocíamos muy bien la poesíacolombiana y la poesía del continente y nadie nos había llevado aese conocimiento sino nosotros mismos. ¿Quiénes éramosnosotros?: Gonzalo Arango, compañero del nadaísmo, otroscompañeros que posteriormente resultaron escritores oprofesionales destacados en sus respectivas especialidades enColombia. Teníamos allí un Centro Literario formado poriniciativa de los propios estudiantes, en un grupo que visto desdehoy me parece numeroso, porque éramos unos 15 o 20 de los últimosaños del colegio. Yo era uno de los más atrasados, estabainiciando. En el taller, en ese momento, se conocía como centroliterario, hacíamos algo como lo que hoy en día hacen en lostalleres, pero mucho mejor, porque era por nuestra propiainiciativa, lo manejábamos nosotros mismos, y con la espontaneidady el interés que se le puede poner a esas cosas en un pueblo; sonmás auténticos, más profundos, más serios, más bellos de loque ocurre hoy en las ciudades en donde tú puedes ir a festivalesde poesía o a talleres, pero no en si por la poesía, sino por lospoetas.

Primera de dos partes

 

Hace varios años en una visita a Medellín meenteré que el poeta Jaime Jaramillo Escobar dirigía un Taller dePoesía en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Iba yo con interés de buscar que guardaba aquella memorable biblioteca deautores colombianos sobre Miguel de Cervantes, gracias a queescribía un trabajo sobre la poesía del poeta, en prosa y verso,fundador de nuestra modernidad literaria. Algo encontré.

Un conocido al verme entrar me dijo, aquí estáJaime Jaramillo Escobar con su Taller, si deseas te lo presento.Encantado acepté. En un descanso nos presentaron. Con sumaamabilidad me invitó a leer algunos poemas míos, participar yescuchar a los asistentes. Fue un momento muy grato por supresentación, comentarios y el diálogo con los muchachos. Alterminar la sesión le comenté que me gustaría entrevistarlo.Aceptó. Me dio la dirección de su departamento y el día y lahora de la visita.

Llegué a un lugar de una limpieza impecable. Elorden de la biblioteca y de los espacios dejaba la imagen de unapulcritud suprema. Es un confeso e irremediable solitario. Nossentamos en la mesa del comedor. Me invitó a tomar un trago o uncafé. Preferí el café, pues, Jaime es un abstemio de tiempocompleto, lo sabía. Hablamos de México y de Colombia un rato. Meencontré con un hombre sencillo, fino, de trato cordial, de ideasclaras y precisas.

La entrevista la mantuve guardada por años, debido aque en un cambio de casa, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México,los casetes se me refundieron. De nuevo en otro cambio de casa,ahora en Puebla, ordenando todo de nuevo, por fin apareció lagrabación que tanto deseaba tener entre manos. La trascribió unaamiga.

Para los lectores de poesía en Colombia JaimeJaramillo Escobar es un poeta primordial, único en el tratamientodel verso. Uno se encuentra con una poesía despojada de laretórica tradicional, con el manejo muy diferente de los temasesenciales, es descriptivo sin frialdad, recurre con solvenciapoética al sentido del humor y la ironía, elementos decisivoscomo lo demandara el poeta y pensador romántico alemán Scheghel,para la poesía moderna. Los temas que aborda los centra en asuntosesenciales de la poesía y la vida, con la diferencia de noteorizar sino de llevar los asuntos cardinales a la poesía mismacomo lo enseñara el maestro Miguel de Cervantes.

En cierto sentido su filiación con los poetascolombianos estaría cercana con León de Greiff, en tanto seproponen desacralizar, poner en cuestión maneras de ser, de vivir,desde  un entrañable amor por la tierra que los habita. Obvio queJaramillo Escobar se aleja de los tratamientos formales del otropaisa y crea su propio diagrama metafórico. En Jaramillo Escobarse percibe un rico y nutriente sentido de la vida, recrea losfrutos de la naturaleza con una gracia vital singular, propia delos amantes del placer de vivir, dejando atrás el nada fértilcostumbrismo, pues sus búsquedas se hayan en lo que propicia unsaber y sabor muy colombiano, tan sustantivo que logra unauniversalidad única que le otorga identidad poética. Otrosasuntos –el amor, el erotismo, la política, por ejemplo- podríacomentar, lo deseo, pero esta nota solo pretende la presentaciónde una entrevista.

Le agradezco a Jaime la aceptación de la entrevistapues estoy enterado de su resistencia a la vida pública y menos aconceder entrevistas. Va un abrazo cálido para el hombre.

Ricardo Cuéllar Valencia: ¿Cómo transcurrióen la adolescencia y la juventud su relación con lapoesía?

Jaime Jaramillo Escobar: Mi padre fuemaestro toda su vida hasta que se pensionó, como decimos enColombia. Tenía una pequeña biblioteca y allí me encontré porprimera vez con la poesía  a pesar de él, creo yo; en la escuelapública tenían también una biblioteca bastante buena para elestablecimiento, según recuerdo; allí me encontré con lapoesía. La poesía siempre es de alguien. La poesía no es lapoesía en abstracto. Me encontré con la poesía de León deGreiff, de Ciro Mendía, de Pablo Neruda, de muchos autores quefueron mis maestros, todos estaban en aquella biblioteca escolar.Ahora que por primera vez tengo la oportunidad de decirlo, esasbibliotecas fueron organizadas en las escuelas públicas de todo elpaís, aún las más alejadas, en la época del presidente DoctorEduardo Santos –por su ministro de educación, el profesor LuisLópez de Meza, gran escritor- tuve la fortuna de frecuentarla enmi pueblo; allí todo el tiempo lo dedicaba a la meditación, a ladevoción por la belleza, a la contemplación del universo, para lalectura de los libros que hubiese; no teníamos televisión, niradio, ni futbol. Los niños se criaban en contacto con lanaturaleza, con los animales. La naturaleza es siempre la principalmaestra de la vida. No implica esto ninguna crítica a los niñosque ahora se crían con motos en lugar de caballos. No, simplementecuento como fue que me inicié. Recuerdo que mi madre tenía uncofre con poemas que había guardado en su época de estudiante. Enellos encontré lo que después supe que era poesía, no la dulcepoesía, ni la amarga poseía sino la poesía.

  1. C. V.: Después de las lecturas encontradas en casa, ¿Enqué momento y a partir de qué necesidades empezó aescribir?
  2. J. E.: Eso fue en el pueblo de Andes, en el colegio debachillerato, había, también una pequeña biblioteca… hay unaparticularidad que se me ocurre anotar en este momento. Labiblioteca de la Escuela Pública, era una biblioteca rural, elpueblo en ese entonces era casi una aldea. Esa biblioteca estabaabierta para todos los niños, aunque pocos entrábamos en ella. Encambio, la biblioteca del colegio Juan de Dios Uribe, en Andes,siempre estaba cerrada; allí los estudiantes no tenían acceso,excepto que fuera amigo del encargado de la llave de la biblioteca;en mi caso resultó ser el indio Luis Aníbal Tascón, a quien yaasesinaron, como han asesinado a tantos colombianos en los últimosaños, y él me prestaba la llave a condición de que el cura, elprefecto de disciplina de turno, no me fuera a ver leyendo un libroporque seguramente me iba a regañar, puesto que era un libroleído sin permiso de él. Cuando finalmente me pillaron leyendolas obras completas de Freud, le prohibieron al bibliotecario queme dejara entrar para leer aquellos libros. De todos modos, comosucede con todas las prohibiciones, nos ingeniamos para que yopudiera leer en algún momento todo lo posible. Así fue comoencontré los clásicos de la poesía, que entonces eran modernos;y por ese medio pude ampliar un poco el conocimiento de la poesíaen esa época juvenil.

            Comparado con la observaciónque he podido hacer en los últimos once años, en el Taller dePoesía de la Biblioteca Piloto de Medellín, los estudiantes deaquel tiempo estaban más despiertos. Ahora, tú encuentras lugarescomo un taller de “poetas” de treinta años, que no conocennada de la poesía. Nosotros teníamos catorce años y los queestábamos en aquél colegio conocíamos muy bien la poesíacolombiana y la poesía del continente y nadie nos había llevado aese conocimiento sino nosotros mismos. ¿Quiénes éramosnosotros?: Gonzalo Arango, compañero del nadaísmo, otroscompañeros que posteriormente resultaron escritores oprofesionales destacados en sus respectivas especialidades enColombia. Teníamos allí un Centro Literario formado poriniciativa de los propios estudiantes, en un grupo que visto desdehoy me parece numeroso, porque éramos unos 15 o 20 de los últimosaños del colegio. Yo era uno de los más atrasados, estabainiciando. En el taller, en ese momento, se conocía como centroliterario, hacíamos algo como lo que hoy en día hacen en lostalleres, pero mucho mejor, porque era por nuestra propiainiciativa, lo manejábamos nosotros mismos, y con la espontaneidady el interés que se le puede poner a esas cosas en un pueblo; sonmás auténticos, más profundos, más serios, más bellos de loque ocurre hoy en las ciudades en donde tú puedes ir a festivalesde poesía o a talleres, pero no en si por la poesía, sino por lospoetas.

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