Hace 12 años, Jaguares de Chiapas logró una clasificación histórica en la Copa Libertadores en un partido que quedó marcado en la memoria de los aficionados al fútbol. El equipo mexicano se enfrentó al Junior de Barranquilla en el estadio Metropolitano de la ciudad colombiana en un encuentro que estuvo lleno de emociones y controversias.
Jaguares llegaba al partido de vuelta con la obligación de ganar o empatar por dos goles o más, tras haber empatado 1-1 en el partido de ida disputado en México. El equipo colombiano, por su parte, había clasificado en el primer lugar de su grupo por delante del Gremio de Brasil.
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El encuentro comenzó con un gol tempranero de Junior, tras un error de Villalpando, el portero de Jaguares. Parecía que el sueño de clasificar a los cuartos de final se esfumaba para el equipo mexicano, pero rápidamente Jackson Martínez igualó el marcador con un golazo que dejó en claro su calidad.
El árbitro cobró un polémico penal para Junior en el inicio del segundo tiempo, lo que le dio la ventaja al equipo colombiano por 2-1. Jaguares necesitaba un gol para clasificar por la regla del gol de visitante y, aunque Junior volvió a ponerse en ventaja con otro gol, el equipo mexicano no se rindió.
El Profe Cruz, director técnico de Jaguares, decidió sustituir a Villalpando, quien no estaba teniendo un buen partido, por Fabián Villaseñor. La decisión no le gustó nada al portero y tuvo que ser detenido para que no agrediera a su entrenador. Además, el partido se descontroló con peleas entre los futbolistas de ambos equipos y la expulsión de Jackson Martínez.
Cuando faltaban solo cuatro minutos para el final del partido, Edgar Andrade marcó un golazo desde fuera del área que le dio la clasificación a Jaguares y desató la locura entre los aficionados del equipo mexicano.
La clasificación de Jaguares fue un batacazo para el fútbol colombiano y una hazaña para el equipo mexicano, que logró superar todas las adversidades y seguir adelante en la competición más importante del continente. Este partido quedó grabado en la memoria de los aficionados chiapanecas al fútbol como una de las clasificaciones más agónicas y emocionantes de la historia de la Copa Libertadores.