La clínica canina en el parque Tuchtlan ha sido objeto de constante desatención y desilusión para la ciudadanía, al anunciar su suspensión apenas cinco días después de su tercera reinaguración. Este espacio, que prometía ofrecer servicios gratuitos de esterilización y vacunación para pequeñas especies, ha generado críticas negativas debido a la falta de compromiso en su implementación.
Los ciudadanos han expresado su frustración ante este ciclo repetitivo de apertura y cierre de la clínica canina, que parece no encontrar un rumbo estable. Las inversiones realizadas en el parque Tuchtlan, que ha sido olvidado en numerosas ocasiones, han sido malgastadas al no lograr poner en marcha un proyecto aparentemente sencillo.
El anuncio de suspensión del servicio desde el 28 de julio hasta el 31 de julio, antes de que la clínica canina tuviera la oportunidad de operar por completo, ha dejado a los ciudadanos desilusionados y desconfiados de que esta vez sea diferente. Los comentarios en redes sociales, como "ojalá y duren" y "que no sea un cuento más", reflejan el escepticismo generalizado respecto a la verdadera viabilidad y compromiso de este proyecto.
Ubicada frente al emblemático reloj floral y entre los parques Caña Hueca y Joyyo Mayu, la clínica canina en el parque Tuchtlan tenía el potencial de ser un recurso valioso para la comunidad. Sin embargo, su falta de continuidad y eficacia ha generado dudas sobre si realmente se logrará cumplir con la prestación de servicios esperados, o si se convertirá en otro sueño inalcanzable para los ciudadanos.
La ciudadanía merece respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades responsables. La constante apertura y cierre de este proyecto solo aumenta el descontento y la percepción de que se trata de promesas vacías que nunca se materializan. Es hora de que se asuma un compromiso real y se brinde transparencia en el proceso, para que los recursos y esfuerzos invertidos en el parque Tuchtlan no sigan siendo arrojados al saco roto del olvido y la desilusión.
