En las calles de Tuxtla Gutiérrez, se encuentra Manuela Rodríguez López, una mujer de 50 años que ha demostrado ser un ejemplo de superación y perseverancia. A pesar de su discapacidad, ha dedicado los últimos 20 años de su vida a la venta de periódicos, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes la conocen.

Conocida como "Manuela, la voceadora", esta valiente mujer vive sola en una de las colonias del norte oriente de la ciudad. Desde muy temprano en la mañana, Manuela inicia su jornada laboral recogiendo los periódicos que ofrecerá a lo largo del día. Con un lenguaje propio, basado en señas, se comunica eficientemente con sus clientes y muestra su gratitud por su apoyo.

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A pesar de haber perdido a sus padres, Manuela encuentra en su labor diaria la fuerza para seguir adelante. La venta de periódicos no solo le brinda ingresos económicos satisfactorios, sino que también le permite mantener viva la memoria y el amor por sus padres. Con una sonrisa en el rostro, Manuela comparte que se siente feliz y agradecida por la oportunidad de llevar las noticias a las personas.

Su centro de operación es el parque central de Tuxtla Gutiérrez, desde donde se desplaza por las calles, avenidas y edificios públicos ofreciendo periódicos a los transeúntes. Además de los ejemplares que ofrece por la portada, también destaca aquellos con notas rojas o la sección de deportes.

Además de la venta de periódicos, Manuela diversifica sus ingresos ofreciendo aguas frescas preparadas en envases de plástico. Su dedicación y constancia en el trabajo son ejemplares, y sus clientes la prefieren por su excelente servicio.

La jornada laboral de Manuela concluye alrededor de las 2 o 3 de la tarde, momento en el que ha vendido entre 20 y 30 periódicos de distintas empresas. Cada ejemplar le reporta un ingreso de entre 5 a 7 pesos, aunque aclara que no todas las empresas pagan la misma tarifa. A pesar de algunas devoluciones, su negocio sigue siendo próspero y cuenta con clientes cautivos que compran sus periódicos día tras día.

Su rutina diaria es una demostración de disciplina y organización, desde la preparación de su desayuno hasta la organización de sus alimentos para la tarde y noche. La comunidad la admira y quiere por su carácter amable y su espíritu incansable.