/ jueves 14 de octubre de 2021

Carrereando la chuleta | Quejarse de lejos no sirve


Vaya noticia la que dieron a conocer la presidenta municipal Rosi Urbina y la titular de la Oficina de la defensa del consumidor zona Suroeste, Fernanda Trujillo: al fin los tapachultecos inconformes vamos a poder quejarnos más cerca.

Y es que yo no sé a quién o en qué momento se les ocurrió la brillante idea de concentrar todas las denuncias de la Profeco en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, lo que nos dejó desprotegidos –aún más– a prácticamente toda la plebe que aquí habitamos, ahora sí que ante quién nos íbamos a quejar. Siempre podremos recurrir a San Facebook y conseguir muchos “me gusta”, o likes, pero no necesariamente soluciones, San Twitter es más o menos lo mismo, y los grupos de WhatsApp componen el mundo pero no hay resultados específicos.

Tuve conocimiento de dicha reunión porque a título personal andaba buscando acercarme a la titular de la Profeco, pues sepa usted que tengo serias diferencias con la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, en París, ya que al parecer algunas tortillerías temerarias juran que el kilo ya es de 800 g; el problema es que ya varios carniceros y vendedores de fruta están adoptando la misma insensatez.

Aunque verá, en realidad mi bronca no es con las vendedoras de canasto en el Mercadito de la Estación, porque ahí el puño de camarón seco, por ejemplo, me cuesta 50 pesos, pese lo que pese, eso ya lo sé, y tampoco con el que me vende veladoras, chicharrines, medias, o cenas de plátano de seda, que por cierto están carísimas, ni con la señora que me vende el té maravilloso que me hace ver puntitos azules y dormir como diputado en el Congreso; con ellos yo no tengo problemas.

Con quien sí tengo serias diferencias es con varias tiendas departamentales que te venden una bocina que al mes ya está chafeando, o una pantalla a la que le salen puntos verdes, amarillos, azules, y que cuando vas a reclamar te digan que la causante es la humedad de la zona; o con Carlos Slim, a quien por cierto ya saqué de mi testamento junto con sus dos empresas, Telmex y Telcel, la primera con un servicio espantoso de Internet y la segunda con un servicio además de espantoso, caro y lento. Esto por mencionar algunas tiendas, pero usted seguramente tendrá su propia lista.

Alabado sea el Colocho, ya que en las pláticas entre el Ayuntamiento y la Profeco fue tomada en cuenta esta necesidad, se vio la importancia y la urgencia de que se ponga un módulo de la Profeco. Yo sabía que la veladora de cebo que le prendí al sacratísimo Niño de Achiote, tenía que resultar. Si usté gusta, en este momento puede rezar tres padrenuestros y las avemarías que su corazón crea sean las adecuadas.

Nomás ojalá no nos manden a una persona que se haga la ciega y la sorda, como luego pasa.



Vaya noticia la que dieron a conocer la presidenta municipal Rosi Urbina y la titular de la Oficina de la defensa del consumidor zona Suroeste, Fernanda Trujillo: al fin los tapachultecos inconformes vamos a poder quejarnos más cerca.

Y es que yo no sé a quién o en qué momento se les ocurrió la brillante idea de concentrar todas las denuncias de la Profeco en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, lo que nos dejó desprotegidos –aún más– a prácticamente toda la plebe que aquí habitamos, ahora sí que ante quién nos íbamos a quejar. Siempre podremos recurrir a San Facebook y conseguir muchos “me gusta”, o likes, pero no necesariamente soluciones, San Twitter es más o menos lo mismo, y los grupos de WhatsApp componen el mundo pero no hay resultados específicos.

Tuve conocimiento de dicha reunión porque a título personal andaba buscando acercarme a la titular de la Profeco, pues sepa usted que tengo serias diferencias con la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, en París, ya que al parecer algunas tortillerías temerarias juran que el kilo ya es de 800 g; el problema es que ya varios carniceros y vendedores de fruta están adoptando la misma insensatez.

Aunque verá, en realidad mi bronca no es con las vendedoras de canasto en el Mercadito de la Estación, porque ahí el puño de camarón seco, por ejemplo, me cuesta 50 pesos, pese lo que pese, eso ya lo sé, y tampoco con el que me vende veladoras, chicharrines, medias, o cenas de plátano de seda, que por cierto están carísimas, ni con la señora que me vende el té maravilloso que me hace ver puntitos azules y dormir como diputado en el Congreso; con ellos yo no tengo problemas.

Con quien sí tengo serias diferencias es con varias tiendas departamentales que te venden una bocina que al mes ya está chafeando, o una pantalla a la que le salen puntos verdes, amarillos, azules, y que cuando vas a reclamar te digan que la causante es la humedad de la zona; o con Carlos Slim, a quien por cierto ya saqué de mi testamento junto con sus dos empresas, Telmex y Telcel, la primera con un servicio espantoso de Internet y la segunda con un servicio además de espantoso, caro y lento. Esto por mencionar algunas tiendas, pero usted seguramente tendrá su propia lista.

Alabado sea el Colocho, ya que en las pláticas entre el Ayuntamiento y la Profeco fue tomada en cuenta esta necesidad, se vio la importancia y la urgencia de que se ponga un módulo de la Profeco. Yo sabía que la veladora de cebo que le prendí al sacratísimo Niño de Achiote, tenía que resultar. Si usté gusta, en este momento puede rezar tres padrenuestros y las avemarías que su corazón crea sean las adecuadas.

Nomás ojalá no nos manden a una persona que se haga la ciega y la sorda, como luego pasa.