/ viernes 22 de septiembre de 2023

Carrereando la Chuleta | Regálese diez minutos

Los supermercados no dejan vivir los tiempos como Dios manda. Antes, ni bien terminaba septiembre ya había cosas de Halloween; ahora puede encontrar pan de muerto desde agosto y en los pasillos, el día de hoy, están las últimas banderas (ya medio mugrositas, por cierto) combinadas con disfraces de brujas, veladoras, pan de muerto y por qué no, esferas navideñas, duendes y santas en diferentes escenarios.

¿Cuál es la prisa? Tal vez sea la edad, pero siento que no me están dejando disfrutar la vida que me queda, que no sé cuánta sea, pero ya hasta me cansé. La tecnología nos ha hecho creer que si no corres, te vuelves inútil, te quedas solo, perdido en el atraso; lo peor es que nos convencemos de ello y comenzamos a marginar a todo aquel que no parece correcaminos.

¿Dónde están las pláticas con los adultos mayores? Tienen tantas cosas qué contar, tanta experiencia qué compartir, pero como no pueden comentar el último (o sea de hace dos minutos) Tik-Tok viral, absurdamente pensamos que no tienen tema de conversación, y como implica hablar (no teclear) cara a cara, nos parece hasta incómodo. Ya no nos gusta ver al otro a los ojos, notar sus gestos, sus ademanes; preferimos apreciar imágenes con filtros.

Estamos perdiendo muchas cosas en esta carrea contra no sé qué para llegar a no sé dónde ¿o usted sí sabe? Sabemos que respiramos porque seguimos vivos, pero la verdad es que ni eso nos detenemos a hacer correctamente y no sabe cómo nos lo agradecería nuestro organismo, y no es ocurrencia mía, está comprobado que con solo respirar conscientemente disminuiríamos el riesgo de un montón de enfermedades, pero eso requiere de que ponga un alto total a su prisa y se concentre en llevar el vital oxígeno a cada uno de los rincones de su cuerpecito.

Ya hay una locura generalizada por el nuevo iphone, otros están esperando la nueva consola, aunque la actual no tenga ni dos años, los coches del siguiente año y así. Qué interesante sería que fuéramos los primeros en otras cosas, los primeros en leer al menos un libro a la semana; los primeros en dedicar un tiempo de cada día a caminar por la playa (nosotros que tenemos esa fortuna), o a respirar en un lugar arbolado, hacer algo por el cuidado del medio ambiente, del agua. Pero eso como que no se nos da tan fácil.

Decimos que trabajamos y damos todo por la familia, pero cuánto tiempo convive realmente con ella. ¿Conoce a sus hijos? ¿Se da tiempo de platicar, de preguntar, de jugar con ellos? Hace a un lado su celular para estar con su pareja, aunque sea una hora, sin que esté atendiendo las 20 mil notificaciones que le llegan y que dicho sea de paso todas perfectamente podrían esperar a ser atendidas un poco después.

¿Tiene amigos? Y dije amigos, no seguidores, no likes, no conocidos, no solicitudes. No. Personas con quienes comparta penas, dudas, alegrías, con quienes intercambie puntos de vista, con quienes disfrute un café, un chocolate.

No tengo nada en contra de la tecnología, yo mismo a veces no me despego de mi celular, pero esta sociedad no está bien, sigue habiendo violencia por doquier, pareciera que hay fila para pertenecer a la delincuencia, se tienen familias nomás de nombre porque nadie sabe nada de nadie, no hay una causa común, no hay un objetivo qué alcanzar.

Si tuviera 10 minutos para usted ¿qué haría? Hágase un favor, regálese ese tiempo y respire, cante, baile, camine, platique con alguien a quien quiera, que el mundo no va a girar ni más rápido ni más lento si usted decide disfrutar su vida minuto a minuto, sin más prisa que ser feliz. Comentarios filosóficos a rgonzalez@diariodelsur.com.mx

Los supermercados no dejan vivir los tiempos como Dios manda. Antes, ni bien terminaba septiembre ya había cosas de Halloween; ahora puede encontrar pan de muerto desde agosto y en los pasillos, el día de hoy, están las últimas banderas (ya medio mugrositas, por cierto) combinadas con disfraces de brujas, veladoras, pan de muerto y por qué no, esferas navideñas, duendes y santas en diferentes escenarios.

¿Cuál es la prisa? Tal vez sea la edad, pero siento que no me están dejando disfrutar la vida que me queda, que no sé cuánta sea, pero ya hasta me cansé. La tecnología nos ha hecho creer que si no corres, te vuelves inútil, te quedas solo, perdido en el atraso; lo peor es que nos convencemos de ello y comenzamos a marginar a todo aquel que no parece correcaminos.

¿Dónde están las pláticas con los adultos mayores? Tienen tantas cosas qué contar, tanta experiencia qué compartir, pero como no pueden comentar el último (o sea de hace dos minutos) Tik-Tok viral, absurdamente pensamos que no tienen tema de conversación, y como implica hablar (no teclear) cara a cara, nos parece hasta incómodo. Ya no nos gusta ver al otro a los ojos, notar sus gestos, sus ademanes; preferimos apreciar imágenes con filtros.

Estamos perdiendo muchas cosas en esta carrea contra no sé qué para llegar a no sé dónde ¿o usted sí sabe? Sabemos que respiramos porque seguimos vivos, pero la verdad es que ni eso nos detenemos a hacer correctamente y no sabe cómo nos lo agradecería nuestro organismo, y no es ocurrencia mía, está comprobado que con solo respirar conscientemente disminuiríamos el riesgo de un montón de enfermedades, pero eso requiere de que ponga un alto total a su prisa y se concentre en llevar el vital oxígeno a cada uno de los rincones de su cuerpecito.

Ya hay una locura generalizada por el nuevo iphone, otros están esperando la nueva consola, aunque la actual no tenga ni dos años, los coches del siguiente año y así. Qué interesante sería que fuéramos los primeros en otras cosas, los primeros en leer al menos un libro a la semana; los primeros en dedicar un tiempo de cada día a caminar por la playa (nosotros que tenemos esa fortuna), o a respirar en un lugar arbolado, hacer algo por el cuidado del medio ambiente, del agua. Pero eso como que no se nos da tan fácil.

Decimos que trabajamos y damos todo por la familia, pero cuánto tiempo convive realmente con ella. ¿Conoce a sus hijos? ¿Se da tiempo de platicar, de preguntar, de jugar con ellos? Hace a un lado su celular para estar con su pareja, aunque sea una hora, sin que esté atendiendo las 20 mil notificaciones que le llegan y que dicho sea de paso todas perfectamente podrían esperar a ser atendidas un poco después.

¿Tiene amigos? Y dije amigos, no seguidores, no likes, no conocidos, no solicitudes. No. Personas con quienes comparta penas, dudas, alegrías, con quienes intercambie puntos de vista, con quienes disfrute un café, un chocolate.

No tengo nada en contra de la tecnología, yo mismo a veces no me despego de mi celular, pero esta sociedad no está bien, sigue habiendo violencia por doquier, pareciera que hay fila para pertenecer a la delincuencia, se tienen familias nomás de nombre porque nadie sabe nada de nadie, no hay una causa común, no hay un objetivo qué alcanzar.

Si tuviera 10 minutos para usted ¿qué haría? Hágase un favor, regálese ese tiempo y respire, cante, baile, camine, platique con alguien a quien quiera, que el mundo no va a girar ni más rápido ni más lento si usted decide disfrutar su vida minuto a minuto, sin más prisa que ser feliz. Comentarios filosóficos a rgonzalez@diariodelsur.com.mx