Tuxtla Gutiérrez.- Los beneficiarios de la pensión para el bienestar de las personas adultas mayores en Tuxtla Gutiérrez enfrentan largas esperas y aglomeraciones en la sucursal del Banco del Bienestar ubicada en la avenida central entre séptima y octava oriente. La atención para el cobro de dicha pensión se ha vuelto un proceso tedioso y poco eficiente.
Desde tempranas horas de la mañana, las personas adultas mayores se congregan en la sucursal, llegando incluso desde las seis de la mañana. Sin embargo, el proceso de atención es demorado y los beneficiarios deben esperar entre cuatro y cinco horas antes de poder cobrar su pensión. Esta situación se agrava debido a que la sucursal cuenta únicamente con cuatro cajas de atención, mientras que la fila de espera se extiende por más de cien metros.
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A pesar de las condiciones climáticas, con el sol en su punto más alto, las personas deben permanecer de pie en la fila, algunos intentando protegerse con sombrillas. Incluso aquellos que logran ingresar a las oficinas del banco, pasan su sombrilla a otros beneficiarios, mostrando solidaridad entre ellos.
Anteriormente, los adultos mayores cobraban su pensión en Banamex, pero desde hace seis meses fueron obligados a recibir las tarjetas del Banco del Bienestar. Sin embargo, las expectativas de una mejora en el servicio no se han cumplido, ya que la cantidad de cajas de atención es insuficiente para atender rápidamente a los beneficiarios.
Un policía de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana está presente para orientar a los adultos mayores en los procedimientos a seguir. Aunque esta persona no pertenece al personal del banco, su presencia es necesaria para mantener el orden. En momentos puntuales, la fila se forma en doble fila en la banqueta, generando cierta tensión entre los beneficiarios.
La espera y las aglomeraciones se deben no solo al cobro de las pensiones de las personas adultas mayores, sino también a los pagos de inscripciones de escuelas y otros programas como la pensión para el bienestar de las personas con discapacidad y el bienestar de niñas y niños hijos de madres solteras.
La fila se extiende desde la primera sur y séptima oriente, dando vuelta en la banqueta en la avenida central. Tanto para los cajeros como para las ventanillas, la distancia llega a abarcar una cuadra y media a dos cuadras. Las personas apenas encuentran algo de resguardo del sol bajo los techos de las casas y edificios cercanos. Solo algunos beneficiarios cuentan con sombrillas que les son proporcionadas desde el interior del banco, conforme avanzan en la fila.
A pesar de las dificultades y el intenso calor, los adultos mayores muestran su paciencia y resignación mientras esperan sus recursos económicos. Aunque no desean ser protagonistas de entrevistas con cámaras o fotografías, expresan su deseo de una mayor agilidad en el proceso de pago y cobro, especialmente considerando el impacto negativo que el fuerte sol puede tener en su salud.